♡MI CHICO IDEAL♡ {#1} ©️✔️

Capítulo 3♡

     A L I C I A ♡
Corro por la calle lo más rápido que puedo, me he quedado dormida y se me a hecho tarde para ir al instituto. Ni siquiera me dió tiempo de desayunar y mí madre no logró obligarme a no estar en casa muy temprano. Aunque lo hubiera preferido, al menos por ella no se me hubiera hecho tan tarde y para colmo, mi padre tampoco pudo traerme en su auto al irse temprano a su trabajo.

Soy una Alicia muy irresponsable.

Veo la hora en mi reloj situado en mi mano y me doy cuenta que solo faltan 5 minutos para que empiece la clase de la maestra Alejandra y aún no llego al instituto.

Sigo corriendo, obligo a mis piernas a apresurarse y cada vez logro ver el instituto cerca que se me hace larguísima la distancia.

Cada vez estoy por llegar y por fortuna. Logro entrar al instituto y sigo sin dejar de correr.

Choco con varios alumnos que se atraviesan en mi camino y solo les digo un lo siento, recibiendo una mala mirada que en este momento, no le doy importancia.

Mis pies ya están cansados de tanto correr. Ya estoy por llegar al salón, cuando de pronto choco con algo que me hace perder el equilibrio y caigo de rodillas al suelo. Mis lentes caen al suelo y los empiezo a buscar desesperadamente, pero es inútil, ante la desesperación, no los encuentro.

—¿La lucer se cayó?

Esa voz...

La reconozco perfectamente.

Lo que me faltaba que la estúpida de Valeria se me atravesara.

—Lo siento, no me fijé que venías y  trompezaste "accidentalmente" con mi pie. —añade burlona.

Suspiro y alzo la vista viéndola cruzada de brazos sin borrar esa sonrisa burlona de su rostro, con sus dos amigas de cada lado sin dejar de burlarse de mí.

Vamos, Alicia, no te quedes callada.

—Deberias fijarte por donde vienes, lucer o acaso sin tus lentes no logras verme.

Ríe Valeria y choca una de sus manos con una de sus amigas.

Hago mis manos puños.

—Ya dejame en paz Valeria, no tengo tiempo para tus juegos.

Incluso me sorprende la valentía al decir aquello.

Ella borra su sonrisa. Sus amigas dejan de reír y recibo una mala mirada de las tres.

—Uy lo siento ¿prisa? —dice ella—. lastima que a dónde vayas no puedes ir sin tus lentes, maldita ciega.

Veo mis lentes a una distancia de mí. Estoy por tomarlos cuando son pateados por Valeria. La escucho reír y se va alejando con sus estúpidas amigas. Todas burlándose de mí.

Resoplo y me estiro buscándolos, varios alumnos pasan y los patean sin importarles ayudarme. Cada vez se me complica encontrarlos, gateo tratando de hallarlos y lo peor es que llegaré tarde a clase.

—¿Buscabas esto? —escucho una voz varonil.

Dejo de gatear por el suelo, me detengo y alzo la vista.

—¿Eh?

—Ten

Identifico a un chico alto, que enseguida reconozco como Alan. Se inclina un poco y me coloca los lentes.

—¿Mejor?

Oculto mis mejilla sonrojadas.

—Gracias —le respondo tímidamente y bajo la vista.