El edificio Collingwood tenía su propia ala de hospital privada. Allí era adonde habían llevado a Lily la primera vez. Y allí era adonde se dirigía de nuevo.
Tras el disparo, los invitados no habían notado nada. Pero luego, se había vuelto un caos. Medios afirmaban que podía haber sido un ataque terrorista fallido. Que algún loco se había colado y disparado a la primera persona que había encontrado.
Nadie, excepto Collingwoods y McAllisters sabían la verdad.
Puede que André Boucher y su prometido se oliesen algo de lo que había pasado. Estaba claro que ninguno de los dos estaban contentos con que su fiesta hubiese terminado así.
Y sobretodo, que los Collingwood estuviesen involucrados.
Pero eso ya no importaba, pensó Lily. Que se fuesen al diablo.
Llegó al pasillo donde estaba Derek de brazos cruzados. Era la primera vez que Lily lo veía tan serio, una contradicción con el carácter alegre y pícaro del muchacho.
- ¿Qué tal está?
El gemelo más rebelde se encogió de hombros.
- Aún no ha despertado.
La muchacha trago saliva y abrió la puerta de la habitación, sabiendo perfectamente lo que encontraría.
Nicole estaba allí, con los ojos cerrados, su mano apretando la de Eirik. Cuando oyó la puerta, alzó la cabeza, y cuando vio a Lily, empezó a llorar.
Lily aguantó las lágrimas y se acercó a la cama, observando el cuerpo de Eirik respirar lenta, muy lentamente. Aferrándose desesperadamente a ese último aliento de vida.
- La bala era para mí -lloraba Nicole-. Yo debería ser la que estuviese ahí.
Helena había disparado a Nicole sabiendo que Eirik no dejaría que le hiciese daño. ¿Por qué matarlo a él cuando podía herirlos a los dos? De la peor manera posible.
Uno muerto. El otro sintiéndose culpable.
La espía acarició la cabeza de la joven y dijo suavemente:
- ¿Por qué no vas a comer y echarte un rato? Yo me quedaré con él.
Nicole negó con la cabeza y se limpió las lágrimas.
- No me voy a ir de su lado, no importa lo que digáis. No voy a dejarlo solo.
Sabiendo que sería imposible convencerla, Lily solo asintió y se sentó en la silla de al lado, junto a ella. Nicole también necesitaba la compañía, sobretodo si Eirik no era capaz de sobrevivir pasada la noche.
Un disparo en el estómago, dañando el páncreas.
Había sido una suerte que Eirik no se hubiese desangrado en aquella habitación. ¿Y esperar a que despertase?
Un milagro. Y Lily no creía en ellos.
Pero no le dijo nada a Nicole, no quiso romper su frágil esperanza, mientras observaba como esta acariciaba el brazo del muchacho.
Simplemente se quedó allí, abrazando a su amiga, y rezando por que un chico que había amenazado con matarla miles de veces, sobreviviese.
- ¿Sabías que Eirik vio a su madre suicidarse cuando tenía diez años? -comentó Nicole de la nada. Tras tres días secluida en la habitación de hospital, la muchacha parecía un fantasma de lo que fue.
Jack, Connor y Beatrice estaban allí también. Ninguno parecía sorprendido por la revelación, pero sin embargo los dos últimos gimieron ante tal tema de conversación.
Nicole, sin ser consciente, se giró hacia Lily, la mano de Eirik aún entre las suyas.
- Ella tenía depresión y no lo estaba pasando nada bien. No puedo imaginar el dolor que tuvo que sentir Eirik, ver eso… -lo miró y beso su mano, lágrimas otra vez en sus ojos-. Creo que es lo que siempre lo ha mantenido distante de todos, pensar que nos iríamos. Que le dejaríamos solo. Y ahora el que se está muriendo es él.
Rompió a llorar y Connor la abrazó.
- Nicole, será mejor que vengas conmigo -le dijo dulcemente Beatrice-. Te voy a dar algo que te tranquilizará.
La japonesa empezó a negar con la cabeza y Beatrice le hizo un gesto a Connor. Este levantó a Nicole entre sus brazos. La muchacha intentó luchar por quedarse allí pero estaba demasiado cansada y triste. Había perdido a su mejor amiga, y ahora estaba a punto de perder al amor de su vida.
Lily se quedó a solas con Jack y lo observó. Aunque su expresión era tranquila e impasible, la espía reconoció sus hombros tensos, su mandíbula fuertemente apretada. Jack estaba preocupado por su primo, el que era prácticamente otro hermano.
- ¿Crees que va a…?
- Los médicos están haciendo lo que pueden. Pero aún así nada parece demasiado.
Asintió y miró a Eirik, pensando que nunca lo había llegado a conocer bien.
- ¿No es irónico -preguntó Jack-, como Eirik se ha pasado todo este tiempo alejando a Nicole porque este mundo no era para ella? Al final, ese tiempo que podrían haber aprovechado juntos…malgastado.
Y ya nunca lo recuperarían. Se limpio una lágrima discreta.
- Ojalá… -susurró, pero se quedó callada.
- ¿El qué ibas a decir?
- Ojalá todo hubiese sido diferente.
Jack la observó y extendió una mano para acariciarle la mejilla. Sin embargo, alguien pegó en la puerta en ese momento.
El médico entró junto con Clark, cuyas ojeras indicaban que no había dormido nada. El colombiano se arrodilló junto a su hermano de no sangre.
- Siempre tan cabezota -saludó con una sonrisa triste-. Siempre queriendo hacer las cosas a tu manera.
Jack se quedó más alejado hablando con la doctora, y Lily se acercó a Clark.
- Se que no es buen momento, pero, ¿dónde está?
- Tienes razón: no es un buen momento -suspiró, pero se lo dijo.
Lily asintió y guardó en su mente aquella dirección.
Puede que Eirik no fuera uno de los Collingwood más cercanos, ni el que más la habia ayudado. Pero de una forma u otra sería vengado.
Y ella tenía una deuda que saldar.
Clark y Jack la llevaron adonde la tenían. Era un piso piloto en uno de los barrios chungos.
Helena, vas a morir, y ni siquiera será en un sitio agradable.
Estaba de pie, dos cadenas que salían desde el techo agarraba cada uno de sus brazos, fijandola en el sitio.
La muchacha abrio los ojos y soltó una carcajada.
- Vaya, vaya, a quien tengo el placer de ver. Estaba esperando a que hicieses tu gran aparici…
Antes de que pudiese terminar, Lily le clavó el cuchillo que tenía guardado en la manga. Los ojos de Helena se abrieron con sorpresa y Lily sonrió.
- Mira todo lo que has sacrificado por tu gran historia de amor, solo para terminar muriendo en un sitio que tu amado jamás pisaria -giró la cabeza y observó las lágrimas de la pelirroja-. ¿Creías que vendría a venir a rescatarte? Te has metido en el cuento equivocado, zorra.
Arrancó el cuchillo de sus costillas y vio como Helena empezaba a escupir sangre. Se alejó unos cuantos pasos.
- Toda vuestra.
Clark había hecho una promesa y la cumplió. Con una tranquilidad que resultaba espeluznante, sacó una pistola y disparó. Una, dos, y hasta tres veces. El cuerpo de Helena se quedó lacio, sin vida, y el colombiano murmuró unas cuantas palabras. Lily no las oyó, pero si reconoció “ángel” entre ellas.
He culminado mi venganza.
Aquellos que le habían hecho daño, estaban muertos. Sin embargo, ¿por qué se sentía como si hubiese perdido?
Se levantó de la cama. Eran las cuatro menos diez de la mañana, se fijó en el reloj de su mesilla. Pero no tenía sueño, hacía tiempo que había dejado de dormir plenamente.
Fue hacia el cuarto de Jack, casi por inercia, y lo encontró para su sorpresa vacío.
Se dirigió entonces al ala de hospital casi al otro lado del edificio. La última vez que había visitado a Eirik había sido aquella tarde antes de ir a matar a Helena, quizá le debía otra visita.
Encontró a Nicole, lo cual se esperaba pues tenían que obligar a la muchacha a salir de allí aunque fuese solo para ducharse. Sin embargo, no se esperaba encontrarsela junto a Jack, quien había pasado un brazo por sus hombros y la había acunado. Ahora ambos estaban dormidos en los sillones junto a Eirik.
Lily se volvió hasta un armario cercano con provisiones y sacó una gran manta. Los cubrió a los dos, con cuidado de no despertarlos y luego se refugió ella misma en otra manta en el sillón junto a la ventana.
No supo cuanto tiempo se quedó despierta, pendiente de Eirik, imaginando que hacia algún movimiento. De repente, cerró los ojos y lo último que supo fue que alguien la llevaba en brazos y la tumbaba en su cama. Una voz que sonaba lejana, murmuró en su oído:
- Yo también hubiese querido que todo fuese diferente.
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Mercenaria (Collingwoods I)
RomanceSe comportan como dioses, pero no son más que hombres. 2 poderosas familias. 1 ciudad que gobernar. Una joven que busca respuestas. Lily Lenoir siempre ha estado sola. Es algo a lo que está acostumbrada, así que no le importa vagar de un lado a ot...