17.

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La fiesta de Nadia llegó antes de lo que esperaba y se vio inmersa en un mar de vestidos, cotilleos y copas de vino.
Y aún sin anillo.
Jack siempre estaba alerta, pendiente de todos sus movimientos. Y sin embargo, le había dejado meterse en su cama noche tras otra. Y si Lily no iba, la reclamaba.
Había algo primitivo en ello y no podía negar que le gustaba.
Salió del cuarto baño al cuarto de Scarlett, donde estaban el resto de chicas. Desfiló ante ellas y la aplaudieron.
- Pareces una princesa, Lily -susurró Helena mientras Nicole adornaba su cabello con simples hojas brillantes. La pelirroja parecía salida de un bosque mágico con un vestido verde sabia atado a su cuello.
- ¿Una princesa? Más bien una reina -Nicole le guiño un ojo. La japonesa llevaba un traje burdeo completamente cerrado por delante y sin espalda. Una flor de loto decoraba su pelo recogido en un moño despeinado. Había algo en su sencillez que desafiaba toda la opulencia a su alrededor.
Scarlett se dio la vuelta para mirarla. La maquilladora que habían contratado para arreglarlas le estaba dando los últimos retoques. La muchacha llevaba un vestido de encaje rosa que parecía hecho de algodón de azúcar. Era algo que, si bien no del estilo de Lily, Le iba perfectamente a la dulzura de Scarlett.
- Dios mío, Lily.
La espía se asomó al espejo de cuerpo entero que Scarlett tenía en una pared.
El vestido lo había escogido la hermanisima sin ella saberlo. Y había acertado de pleno.
Armani de tela dorada, el corset se abrazaba a sus costillas y realzaba su busto, dando paso a una falda de gasa en varios tonos de dorado. Su pelo marrón había sido decorado con un poco de brillantina dorada y ondeado de forma que caía ordenado en torno a su rostro. La habían maquillado de manera natural en tonos marrones e iluminador dorado. Aquel color hacía que sus ojos se viesen más amarillos.
Sonrió para si misma.
Alguien llamó a la puerta y Steffana entró. Llevaba su uniforme de trabajo y las saludó a todas con una sonrisa. Sus ojos se pararon en Scarlett y Lily pudo ver como la sirvienta devoraba a la muchacha.
Scarlett se sonrojo y Steffana se aclaró la garganta.
- La limusina las está esperando -informó-. Sus hermanos se fueron hace un rato con su madre. La señorita Nadia las espera en la entrada.
- ¡Moved vuestro culo o no entráis a la fiesta! - oyó a la Collingwood más joven gritar.
Scarlett puso los ojos en blanco y le dio las gracias a la maquilladora que se despidió de ellas cortésmente. Steffana empezó a recoger todo lo que habian dejado por medio.
- Steffana, tienes por qué hacer eso -dijo Scarlett-. Yo lo recogeré mañana.
- No se preocupes, señorita Scarlett. Es mi trabajo.
La sonrisa se borró del rostro de la mediana y se puso su abrigo. Nicole y Helena salieron brazo con brazo. Lily las siguió. Cuando Scarlett iba a salir, Steffana dijo:
- Molto bella, señorita.
Scarlett sonrió, pero había algo triste en su semblante, algo que intentó ocultar cuando llegó a la limusina con las demás.
Lily observó el vestido de Nadia sin dar crédito. Todas hacían lo mismo, en realidad.
- Ya sé que es feo, ¿de acuerdo? Descaradas.
- Mamá debería haberme dejado escogerte el vestido. ¿Esos son plumas?
La espía le dirigió una mirada por cuarta vez al vestido. Cerrado en botones de pies a cabeza, el vestido era blanco con anchas mangas que cubrían las pequeñas manos de Nadia. La falda estaba llena de plumas.
- En el diseño, era muy bonito.
- ¿Son plumas de verdad? -preguntó Nicole tocando una con una mueca.
- ¡Claro que no! Pobre animal que tenga que morir para terminar siendo este horror.
Lily observó por la ventanilla. La presentación en sociedad de Nadia se celebraba en el Ritz y todo el mundo estaba expectante por ver la primera aparición pública de la última Collingwood. La pequeña de la familia siempre había estado escondida de la vida pública, en internados en Suiza y rodeada de guardaespaldas. Para la empresa inglesa aquello era todo un acontecimiento, tanto que habían creado un hashtag en Twitter deseándole feliz cumpleaños a Nadia.
La joven apenas había pestañeado ante eso.
- De acuerdo, chicas. Ha llegado la hora de ponerse las máscaras -dijo Scarlett cuando la limusina paró enfrente del Ritz.
Nicole estaba boquiabierta observando todo el espectáculo que se desplegaba en el exterior y cogió la mano de Helena por instinto. Decenas de fotógrafos y gente con móviles se agolpaban en la entrada, mientras los vigilantes intentaban frenarlos.
- Recordad: por una noche sois libres de ser quienes queráis -Nadia sonrió y se puso su máscara. Era blanca y sencilla con plumas decorando el borde.
Lily cogió aire, se colocó su máscara dorada y salió al exterior.
Múltiples flashes la cegaron.
- ¡Nadia! -llamaban a gritos- ¡Mira aquí!
Pero la joven se puso la primera y con paso regio avanzó sin mirar atrás.
- ¡Scarlett, soy tu fan! -gritó una chica con un móvil.
La Collingwood mediana saludó y se acercó a firmar algún que otro autógrafo.
- ¿De quien es tu vestido?
- Giambatista Valli -sonrió Scarlett y pasó una mano por la falda.
Lily avanzó tras Helena y Nicole que la llamaron. Se giró cuando noto que alguien le hacía fotos.
- Estas son mis amigas -presentó Scarlett a algunos reporteros-. Lily, Nicole y Helena. Espero que las tratéis bien.
Scarlett enlazó su brazo con el de ella y posó para que le hicieran fotos.
- Mañana estaremos en todas las portadas.
Bien, justo lo que queria, pensó Lily con ironía. Estaba acostumbrada al anonimato, a usar nombres y edades falsas. A fingir acentos, usar pelucas si la ocasión lo requería.
Cualquier cosa que la hiciese ser olvidable. Aunque no fuese una chica que pasase desapercibido.

Mercenaria (Collingwoods I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora