Hacía tiempo que Min Hyuk y Joo Heon habían dejado que una dudosa moralidad se instalara en sus vidas. Como si estuvieran hechos para encajar entre ellos mientras se desprendían de lo que les asemejaba al resto de humanos.
Cualquiera que hubiera visto el laboratorio que compartían hubiera quedado horrorizado, con la convicción absoluta de que los dos no eran personas sino monstruos, a pesar de que ellos jamás compartirían esa opinión. Los monstruos eran bestias incapaces de pensar que usaban la violencia como herramienta para conseguir lo que querían por carecer de otras habilidades. Ellos eran genios, los más inteligentes de su clase cuando iban a la universidad.
Reputados científicos a los ojos de la sociedad escondiendo un secreto aberrante en el sótano de casa.
Sus delirios de grandeza les impedían considerarse monstruos, considerar tener una moral degradada, sucia y fútil. En su visión de sí mismos ellos eran dioses.
Para Joo Heon, regalar por su décimo aniversario algo que estuviera a la altura de sus sentimientos fue complejo. Usó toda su inteligencia, todo lo que sabía de Min Hyuk. Le había llevado casi un año y un montón de experimentos fallidos que se acumulaban en forma de cenizas en el crematorio que escondía ese laboratorio, pero lo había logrado a tiempo.
Viendo cómo Min Hyuk parecía haberse quedado sin aliento observando su regalo, supo que había valido la pena.
"¿Qué has hecho, Joo Heon?"
Ese muchacho rebautizado como Lee Wonho era todo lo que Min Hyuk habría querido alguna vez. Joo Heon había conseguido con éxito y sin secuelas borrar sus recuerdos y sustituirlos por lo que él deseaba. Le había dejado prácticamente como un lienzo en blanco, uno que solo sabía hablar, escribir y su nuevo nombre, nada más.
Todo lo que conocía ese chico estaba en esa sala, todo en lo que sentía que debía confiar estaba en esa sala.
"Pensé en que dijiste. ¿No querías un ternero? ¿Qué te parece uno en forma humana?"
Min Hyuk no entendió muy bien a qué se refería su marido en un inicio. Él había hablado siempre de querer una mascota dócil y adorable, nunca especificó especie.
Su intriga, no obstante, duró lo que tardó Joo Heon en hacer si siguiente movimiento.
Dirigió sus dedos al panel junto a la silla de Wonho y, con presionar varios botones, logró bajar el respaldo, dejando a Wonho tumbado y sin saber muy bien qué estaba ocurriendo. Una vez sintió cómo todo su cuerpo era sujeto a la silla, miró a Joo Heon horrorizado, buscando entender qué había hecho para ser castigado de esa forma.
"Necesito que estés quieto... No te preocupes, no has hecho nada malo"
A Wonho le hubiera gustado asentir, pero pronto notó cierta presión en sus pectorales y solo pudo pronunciar un vocablo de sorpresa e incomodidad mientras sentía la silla volver a su posición original, con aquello que no alcanzaba a saber qué era colocado sobre su pecho de esa manera.
"Heonie, no me digas que..."
Min Hyuk siquiera pudo terminar la frase antes de que Joo Heon pusiera la máquina en funcionamiento, logrando que, de forma casi automática, Wonho arqueara la espalda y alzara la cabeza, completamente anonadado por la reacción de su cuerpo. Fue como una corriente eléctrica que se inició en su pecho y recorrió su espalda y extremidades, para aterrizar de forma abrupta en su entrepierna, haciéndole sacudirse.
Era una presión rara que se sentía como si lo que atrapaba sus pectorales quisiera arrancárselos poco a poco, de un modo tan extraño que estimulaba aquella parte tan sensible de su cuerpo que eran sus pezones, haciéndole reaccionar de tal manera que de sus labios escapó un gemido, que cerró los ojos mientras sentía su respiración agitarse sin quererlo.
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Gloomy April » MONSTA X. Short Stories.
HorrorTodos ellos sabían que el amor brotaba como las flores en abril, con paciencia y sin prisas. Pero su amor florecía rojo en el infierno porque era falso, porque ellos no amaban a las personas a las que amaban. Amaban mancillarlas y poseerlas. Solo qu...