Primera llamada, nueva misión.

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- ¿Y te envió un mensaje el Jefe?- Doppio asintió, afirmando la pregunta de Tiziano, quien se encontraba sentado enfrente suya, a la izquierda de Squalo. Tal y como Doppio prometió, nada más acabar la misión llamó a Squalo, y ellos, junto a Tiziano quedaron para tomar algo en la cafetería y restaurante Tonio's. La cafetería es muy conocida en Nápoles debido al acogimiento y la atmósfera tan familiar que se desprende. Eso, adjuntando el establecimiento tan refinado y la carta tan variada que ofrece, da la imagen de la cafetería perfecta para pasar un rato tranquilo con familiares y conocidos. No obstante, había mucha cola para pedir cita en el restaurante, producto de la fama. Aun así, la mafia siempre tenía el visto bueno a cualquier día y hora, Tonio le ofrecería cualquier cosa del establecimiento.

- Pues Doppio, que te llame el jefe expresamente es muy importante para tu futuro en la organización.
- Pero Squalo, ¿No te has enterado aún que el chico ya es parte de nuestro grupo?- El pelirrojo llevó una mano a su rostro, dando a entendere su despiste, mientras Doppio reía- De verdad que no estás donde tienes que estar...- Suspiró y dejó de echarle cuenta para observar al pecoso.- a veces me pregunto por qué me casé con él... Bueno, ¿Qué tal te fue, Doppy?
- Fue fácil. Un tío de la Cosa Nostra intentó quitarme la llave, pero era demasiado tonto, me dejó vivo.
- Deberías de no fiarte tanto en el hecho de que pareces un niño, Doppio. Puede que lleves trabajando con novatos desde tus comienzos, o con gente de tu nivel, pero acabas de pasar a L'Unità Speciale y eso hay que tomárselo muy serio. Créeme, ese tipo te habrá dejado vivo, pero el siguiente que te toque puede hacerte sufrir hasta la muerte.
- Squalo tiene un punto en eso, Doppy... Sé que estás más que capacitado para pertenecer a los Caporegime, pero te va a ser muy duro al principio.
- ¿Cuál es la diferencia? - la pareja rió.
- ¿Que cuál es la diferencia? Pues empieza conque nunca has recibido un correo del Jefe, ¿No?- respondió Squalo.- además que ahora tu misión no es dirigir a un grupo de Soldatos, ahora tu misión es proteger al Don, cueste lo que cueste. Tú serás quien reciba las órdenes directas, y deberás de realizarlas todas, da igual si te ordena ir a comprar un helado, porque es una orden.
- El Jefe nunca nos ha pedido un helado, ¿No?- Preguntó Tiziano.
- No, no creo...
- ¿Cuál será el sabor de helado favorito del Jefe? Como diga que no le gusta el de merengue juro que abandono Passione.
- Tiziano, a nadie le gusta el sabor merengue en un helado.
- ¡Vete a tomar por culo! El merengue es lo mejor.

Doppio observaba la escena que la pareja montaba. Era muy común en ellos tener esos encuentros, pero nunca eran malos, siempre se puede encontrar cariño en las palabras de cada uno. El pecoso solía pensar que estaban hechos el uno para el otro, hacen una pareja bastante linda. Y es que, a pesar de todo lo que se decían, Squalo mataría por Tiziano y Tiziano, moriría.
Pero eso no era lo importante para Doppio en esos momentos. Mientras terminaba su taza de café con leche, cientos de cuestiones pasaban por su mente: ¿Quiénes serán sus nuevos compañeros, aparte de sus amigos?¿Qué sería lo que el Jefe le iría a mandar pronto, tal y como él escribió en el e-mail? O, mejor aún, ¿Quién es el Jefe?

- ¡Tierra llamando a Doppio!- Squalo burló, pasando su diestra por el rostro pecoso. Doppio estaba tan concentrado en sus propios pensamientos que se había olvidado de dónde estaba. Movió la cabeza bruscamente, notando un sonrojo en sus mejillas.
- ¡P-perdón! Estaba pensando...
- ¿Hay algo que te preocupe, Doppy?- preguntó el moreno.
- Bueno... ¿Cómo es el Jefe?

La pareja se miró.

- Nadie sabe cómo es, ni cómo se llama.- comenzó Squalo.
- Ni si tiene pareja e hijos.
- Lo único que vas a conocer de él es su voz, para cuando te vaya a dar una orden. Créeme, muchos han intentado dar con el paradero de ese hombre, pero han acabado muy mal
- ¡Pero vaya voz, Doppy!
- Su voz es muy sexy, para ser honestos.
- ¡Te intimida con cada palabra que dice! De verdad que si no quería formar una mafia podía trabajar en una línea erótica perfectamente... ¡Buah!
- A ver, tampoco es lo que dice Tiziano pero-
- ¡Échame cuenta, Doppy! Me lo imagino alto, pálido, moreno...

Squalo suspiró mientras Tiziano describía su imagen mental del jefe. Doppio se sintió, en parte, decepción. ¿Por qué debería de confiar en un hombre que no muestra nada de él? Había dado todo de manera incondicional a Passione, sacrificando su tiempo y vida de ciudadano, que lo mínimo era saber quién dirigía todo eso. Pese a eso, nunca hubo una mala comunicación entre el superior y los subordinados, tal vez sean cosas por precaución.

La tarde llegaba a su punto más fuerte, y tanto la pareja como Doppio ya se estaban despidiendo. Mientras Squalo y Tiziano se dirigían al centro de la ciudad, Doppio volvía a casa, a la espera de la llamada del jefe. Esa vez no iba en coche, sino andando, su casa se encontraba relativamente cerca y no merecía la pena conducir.
Durante el camino, Doppio tiene la manía de observar cada detalle del panorama, sin dejarse nada (o evitándolo). Esa tarde observó las mismas lozas de siempre, el cielo despejado, las filas de hormigas llevando migas de pan...

El teléfono comienza a sonar.

Doppio lo sujeta con las manos ligeramente temblorosas y observa que marca "número oculto". Esto podía ser o una estafa bastante cutre o...

- ¿Sí?
- Doppio. - Efectivamente, tal y como dijeron Squalo y Tiziano, la voz del jefe era bastante agradable, y aunque sólo le haya escuchado pronunciar su nombre, pudo notar autoridad entre su rígida y profunda voz.- ¿Tiene la llave a mano?
- Sí, jefe. La llevo conmigo por seguridad.- pudo notar nerviosismo en la suya.
- Buen trabajo. En media hora, diríjase al Lago del Averno. Una vez que pase la media hora, volveré a llamarle. Espero la misma lealtad que ha estado demostrando siempre, Doppio.

Y colgó. Doppio observó su reloj que marcaba las seis y media, ¿Cómo quería el Jefe que llegara hasta Pozzuoli en media hora? El chico comenzó a correr todo lo que pudo hasta llegar a su coche. Asegurándose de que la llave aún estaba en su posesión, arrancó y comenzó a conducir a la máxima velocidad que pudo, saltándose todos los semáforos, infligiendo cualquier norma vial.

A los quince minutos, una sirena anunció la llegada de la autoridad. Doppio observó por el retrovisor, y efectivamente, un coche policía comenzaba una persecución con el chico. Pese al poco tiempo que tenía, el pecoso dió un volantazo, apartándose de la carretera, finalmente frenando. El coche contrario frenó y un agente bajó, al igual que Doppio. Ambos se encontraron cara a cara, ninguno con ganas de querer hacer amigos.

- Señor, sabe que ha infringido las normas básicas de conducción.
- Lo sé perfectamente.- el agente sacó un talonario de multas. - ¿Su nombre?

Doppio saco de su chaqueta un fajo de billetes, valorado en tres mil euros, entregándolo al agente.

- Lo único que tienes de saber de mí es que debes de aceptar el dinero y rápido.- El contrario observó tentador el fajo de billetes.
- ¿De cuál mafia estamos hablando?
- Passione.

Doppio comenzó a perder la paciencia, pero finalmente, el agente tomó el fajo de billetes, prometiendo silencio.

- Que tenga un buen día, señor.

Una vez que el policía volvió al coche, permitió pasar a Doppio primero, volviendo a conducir tan rápido como antes, directo a Pozzuoli.

Dentro del hostal más remoto del municipio italiano, el jefe de la mafia más temida de Italia observaba como cada segundo se perdía por el pasado, a la espera de volver a llamar a su nuevo Sottocapo.

Línea muerta (DiaDopp +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora