El renacer del rebelde.

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- ¡JODER!

Lleno de rabia, el hombre de ojos negros y pupilas rojas dejó caer los informes en el suelo. Desde el Pink Palace, ese Don y su perrito faldero estaban dándole muchos quebraderos de cabeza. La subasta, fracaso; el secuestro, fracaso. Todo, todo un fracaso.

La luna estaba en el punto más alto de la noche. Sin embargo, Polpo había perdido la noción del tiempo hacía mucho tiempo. Para él la oscuridad había prevalecido ante la luz del sol. Y es que, encerrado entre rejas, bajo los suelos napolitanos, uno jamás sería testigo del rocío de sol.

Hacía escasos minutos, uno de los subordinados de Polpo le entregó el registro de aquellos dos hombres. Habían perdido su localización cuando la Squadra rescató a Doppio. El ya ex-Capodecina, topo de la Cosa Nostra, le había declarado la guerra al mismísimo Don de Passione, y según lo planificado, todo iba en pique. ¿Era simple buena suerte? ¿Era que aquel hombre tenía el destino a su favor? No estaba seguro, pero de lo que sí estaba bien seguro era de que la cosa no pintaba nada bien.

Polpo se mordió la lengua mientras un sudor frío recorría su ancha espalda. Negro, todo se teñía de negro para él en ese momento. No le importaba en absoluto vivir en la cárcel, es más, para él era todo un paraíso, un manjar que no todos podrían permitirse. Tampoco le importaba que no volviera a ver el mundo exterior. Total, ¿Para qué querría ver la escoria ciega que era la humanidad caminar a su alrededor? Todo lo que él quería estaba en aquella habitación subterránea, alejada de la mano de Dios. Poder, a Polpo solo le importaba el poder.

Y así se le reconocía en Passione. Un hombre poderosos, con deseos incesantes de hacerse un hueco entre los hombres más  nombrados y temidos de todas las organizaciones criminales. Ese Solido... ¿Cómo osa de gobernar? ¿Cómo se atreve a darle órdenes de esa manera? Y lo mismo le decía al Don de la Cosa Nostra, un tipo del que nada se sabía. Polpo se juró a sí mismo que tomaría poder de Passione, y le haría frente a ese hombre misterioso. Pero Solido estaba mil pasos por delante de él, y por mucho que jugaran al gato y al ratón, el hombre de cabellos largos siempre tenía todas las de ganar.

- Es una pena, Polpo...

El encarcelado llevaba tanto tiempo ensimismado en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que tenía una visita. Alzó la mirada, guiada por la voz grave, calmada y fría que borró todos sus pensamientos de golpe. Sabía de quién era esa voz, y no le gustaba ni un pelo. No...

- ¡S-Signore Minestrone! - El más grande tartamudeó, muerto del pánico. Su cuerpo estaba tenso, y su corazón latía frenéticamente. Ante él, un hombre de gran porte, moreno, trajeado. Algo que le llamó la atención de él fue, que no como la última vez que se vieron (hacía ya un año) habían quemaduras en su rostro y cuello. Sus manos también se adornaban con aquellas cicatrices, y si Polpo viera desnudo a ese hombre sabría que las quemaduras se extendían por todo su cuerpo. En un año, Dante Minestrone tuvo que haber sido consumido por el mismo infierno.

- Han pasado meses, Polpo. - Habló el mulato, tomando control de la conversación. - Han pasado 8 meses desde que empezó la operación contra Passione, en busca y captura de Solido Naso...

El topo sabía perfectamente de lo que estaba hablando. Sabía que habían insinuaciones detrás de aquellas tenues palabras. Polpo tragó saliva, rogando silenciosamente el perdón del Consigliere.

- Signore Minestrone, entiendo su malestar por la misión, y comprendo que pueda estar enfadado. Las cosas...-

- ¿Las cosas qué, Polpo? - Cortó Dante, acercándose a las rejas sin perder contacto visual con el topo. - ¿Que las cosas no salgan bien? ¿Que todo lo que has prometido haya sido una farsa? ¿Qué insinúa, Polpo, que tiene todo el tiempo del mundo?

El Consigliere tanteó con la mirada, repasando mentalmente todo lo que Polpo juró una vez ante él.

- ¿Dónde están los cadáveres de Vinegar Doppio y Solido Naso? ¿Dónde está el violín Stradivarius? ¿Y el beneficio de la subasta, dónde cayó? - antes de que Polpo pudiera responder, Dante golpeó con ambas manos las rejas de la celda, haciéndolas retumbar.- ¡Exijo una respuesta ya! ¡¿Dónde cojones está todo?!

Si las miradas matasen, Polpo habría muerto en ese instante. Instintivamente el topo se encogió, sintiéndose realmente pequeño pese a su gran estatura.

- Y-yo... No tengo nada, signore Minestrone. Lo siento...

- No, ya me lo temía. - Concluyó antes de sacar de su pantalón una pistola y disparar al mayor al pecho, una y otra vez, hasta que se quedó sin balas. Polpo, en un abrir y cerrar de ojos, se quedó sin aliento. Trataba de respirar, pero el pecho le ardía, sintiendo una punzada de dolor tan aguda que le habría hecho gritar. Pero no podía, no, porque sus fuerzas se habían marchado repentinamente.

- Fuiste un iluso, Polpo, al creer que podías ser alguien en este mundo.

Fue lo último que pudo escuchar el topo antes de perder la vida. Y aunque hubiera querido negarlo, sabía que el Consigliere tenía razón. Él jamás estaría a la altura de aquel hombre.

Dante se quedó callado, observando el ya cadáver en la celda. Nadie se había enterado de nada, ni un policía, ni un guardia de seguridad, nadie. No siquiera las cámaras fueron capaces de captar aquellos momentos donde Dante alzaba su zurda para arrebatarle la vida al preso. Ese era el verdadero poder de un pez gordo de las mafias, que nadie haría nada por llevarle la contraria. Siempre habría silencio eterno.

Guardó su pistola y se peinó la cola alta que llevaba. Recordando aquellos momentos en la casa del Consigliere de Passione, donde casi pierde la vida y quedó marcado de por vida por aquellas quemaduras, Dante se llevó una mano a su mejilla derecha, acariciando una de sus cicatrices.

- Vinegar Doppio... Esto se ha vuelto algo personal.




¡Hola! Con este capítulo tan conciso trato de abrir un arco de este fic, pues quería darle más acción y llevarle una trama. ¡Espero que os guste!

Pdt: si no os acordáis de Dante, es un OC. Es el hombre que atacó la casa de Vinegar Doppio en el capítulo 12

Línea muerta (DiaDopp +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora