Doppio tiene algo especial.
Ya sea una virtud o un don, tenía algo en él que cautivaba al mundo. Su cuerpo juvenil, su mirada inocente y curiosa, sus berrinches y mosqueos, sus despites, sus miedos... Él. Tal vez era eso, tal vez era su naturaleza tan tímida y acobarda.
- ¿Dónde...?
- Me alegro de que despiertes, Vinegar.
Algo que conseguía cautivar hasta los hombres más despiadados.
- ¡Risotto!
A diferencia del día anterior, ese día las nubes taponaban el Sol. No parecía que iba a llover, pero no sería extraño. El pecoso pasaba siempre esos días en casa, tomando chocolate con leche y extra de azúcar mientras veía alguna película aleatoria que echaban por la televisión. Pero ahora no tenía casa, ni sitio al que acudir en esos momentos. Se sorprendió con lo mucho que le afectó la situación, nunca le había dado la importancia que tenía el hogar hasta hace un par de meses, donde la había perdido para siempre. Pese al tiempo pasado aún no se había acostumbrado a vivir entre hoteles, escondido del mundo bajo las sombras de la Italia del narcotráfico. La cima de lo más bajo, ahí es donde ahora vivía.
Doppio hizo el amago de sentarse, pero le fue imposible. Tenía el torso vendado, una de sus costillas estaba ligeramente dañada, lo que al moverse le produjo un dolor punzante pese a los sedantes.
- Ten cuidado. Espera, te ayudo. - Risotto estuvo esos cinco días al lado de su superior, esperando a que despertara. Doppio había entrado en un estado de coma aunque según los médicos todo iría a mejor, y tuvieron razón en ello. El Capodecina se ofreció para protegerle mientras él no podía, pese a las insistencias de sus compañeros. Sólo una vez tuvo que ir Pesci para que Risotto pudiera descansar unas horas. Pero todo esfuerzo estaba dando finalmente sus frutos, todo empezaba a volver a su cauce.
Risotto ayudó a Doppio a colocarse en una posición más cómoda. Le colocó un par de cojines sobre su espalda para que estuviera más erguido y no forzara la cabeza para verle. Aun así el gótico se sentó en el sillón de enfrente para que hiciera el mínimo esfuerzo.Hacía tiempo de que Doppio no veía a Risotto. Antes de titularse el gótico Capodecina, Doppio fue el suyo y de la Squadra. Juntos formaron poco a poco el que sería el escuadrón de asesinos más letal de toda Italia, poco a poco con el paso de los años. Risotto le ofreció a Doppio ser el número uno, a él nunca le había interesado ser el jefe de nadie y parecía que al pecoso le hacía cierta ilusión. Al cabo de los años, Doppio ascendió un puesto más, junto a Pericolo y Polpo. Entonces, otro poco más, junto con Squalo, Tiziano, Secco, Ciocolatta y Carne. Y, finalmente, otro poco más, con Diavolo. Risotto no había ascendido tanto, no era de su interés. Le pagaban bien y no tenía el trabajo tan peligroso de los jefes. Él estaba bien, con su familia, con La Squadra di Esecuzione.
- ¿Qué ha ocurrido?...- Doppio se sentía adormecido, atontado por los sedantes. No recordaba mucho de lo que había pasado, nunca fue totalmente consciente de ello.
- Te explico... ¿Has ido al Pink Palace para alguna misión?
- Sí, pero de eso hace unos meses. - Pensó. ¿Cuánto tiempo llevaba viviendo con el Jefe? No tenía ni idea, pero pareció una eternidad.
- Por lo visto te hicieron una emboscada y conseguiste escapar. Bueno, pues te estuvieron buscando todo este tiempo para cobrarse venganza. - suspiró.- Una pérdida de tiempo, se aburrían mucho...
- Y... ¿Qué pasó?
- Tuviste un accidente. Entonces te secuestraron y torturaron con la intención de matarte. Pero mala hierba nunca muere, ¿No?
Doppio rió, aunque se sentía mareado por toda la información. Recordaba gritos, sollozos, reclamos, pero todo era dicho y echo por él, nunca una voz ajena a la suya. Ni una imagen. Nada.
Risotto cambió su expresión a una seria, ligeramente preocupada. ¿Cuánta suerte tuvo Doppio para que le tocaran un par de imbéciles? Lo más probable hubiera sido que a las dos horas él ya estuviera muerto, calcinado entre tres llantas viejas. Esa imagen sería desgarradora si no fuera porque el gótico ya había visto y vivido muchas similares.
ESTÁS LEYENDO
Línea muerta (DiaDopp +18)
Hayran Kurgu(AU) Doppio dejó toda su vida atrás para servir al jefe. Nuevo en L'Unità Speciale, es encargado de una misión de gran importancia. Notas: En este fanfic, Diavolo y Doppio poseen cuerpos distintos.