Estoy contigo, iré a por tí.

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- ¡61 millones de euros! ¿Alguien da más, alguien? 61 millones a la de una, 61 millones a la de dos, ¡Adjudicado por 61 millones al señor Corleone!

El público aplaudió y el ganador de la subasta se dirigió al saliente donde se mostraban los objetos aptos para la puja. Dos besos a cada uno, un estrechamiento de manos con el subastador y la entrega del diamante en bruto, de 1.109 quilates. Una vez que tuvo el mineral precioso sobre sus manos, un hombre lo guió hasta recepción, donde pagaría tal cantidad en un cheque.

El Gran Salón disponía de dos mil metros cuadrados de estructura, decorados tal y como se haría en el antiguo imperio romano. Miles de hombres y mujeres del mundo de lo ilegal se reunían anualmente para ganar dinero u objetos únicos. Todos y todas pertenecían a un cargo importante en su trabajo, ya sea en mafias, pandillas, prostíbulos, etc.
Doppio y Diavolo llevaban rato dentro del Gran Salón, mezclados entre toda esa gente.

- ¿No sabes donde hay un baño?

- ¿Tanto te estás meando?

- Joder mucho...

Diavolo suspiró y preguntó a una mujer sobre los aseos. Tras las indicaciones, el Don llevó a Doppio hasta el cuarto de baño, o tal vez al revés, pues al sardo solo le quedaba correr. El Don pensó en los malos modales que tuvo Doppio en ese momento, aunque él no era muy distinto. Se apoyó en la pared, de espaldas al chico.

- Sí que te estabas meando...

- ¿Te creías que era broma?-  el Jefe rió. La tensión de antes de salir a la subasta pareció desvanecerse. Ahora se trataban como lo que eran, jefe y subordinado, a lo mejor buenos amigos.
Doppio se lavó las manos y se las secó, fue con el Jefe y volvieron a la subasta. Tendrían que esperar una hora para que el Stradivarius fuera subastado, por lo que tenían muchísimo tiempo libre. Como norma del evento, el propietario del objeto tendría que mostrarse al público, y como Diavolo no quería tener la mirada de todas aquellas personas sobre sus espaldas, llegó al acuerdo de que el propietario sería Doppio. Al sardo eso no le hizo ninguna gracia, le entraba el pánico escénico y más en esas situaciones tan delicadas, pero todo por el jefe, ¿No?

- ¡Vinegar, cuánto tiempo!- una voz femenina llamó la atención del pecoso. Una mujer rubia platina, de piel muy pálida y ojos azules eléctricos, sonreía al muchacho. Vestía un vestido azul muy claro y brillante y bastante apretado a sus curvas definidas. Se acercó y abrazó al chico, quien le devolvió el abrazo alegremente.

- ¡Alessia! Buah, has cambiado muchísimo. ¿Cuánto hace que no nos vemos? Y... ¿Qué haces tú aquí?

- No nos vemos desde que te fuiste de Cerdeña.- rió. - Eso te iba a preguntar yo, ¿Qué haces tú aquí?

- Bueno, ya viste como me fue la vida...- burló, con una mueca de desagrado.- Una situación llevó a otra y bueno, ahora estoy metido en esto.

- ¿Donatella lo sabe? - el corazón de Doppio saltó, ¿Ahora qué decía, qué se había marchado así de repente y ahora se estaba tirando al jefe de la mafia más influyente de Italia?

- Pues... - sus mejillas se calentaron, no sabía bien que responder.- Nos divorciamos hace unos cinco años, más o menos.- la chica abrió los ojos como platos, llevando su diestra a su boca, tapando la impresión.

- Vaya... Lo siento mucho, Vinegar...

- No te preocupes, no nos iba muy bien, fue decisión de los dos. - mintió.

- Yo me casé con Carlo, y ahora tenemos un hijo en común.

- ¡Anda, felicidades!

Doppio y Alessia hablaron por un rato. La chica le comentó que trabajaba para la subasta desde hacía años, no necesitaba otro empleo y tampoco lo buscaba. Ambos tienen en común que de por la tragedia de sus vidas acabaron en el mundo de las drogas y el narcotráfico. Doppio nunca le contó la trágica muerte de su mejor amigo, y Alessia nunca le contó al pecoso que realmente su marido abusó de ella y luego la abandonó embarazada de su hijo, Tonetto.
Diavolo escuchaba toda la conversación en un segundo plano. ¿Donatella? ¿Quién es esa mujer? Realmente no sabía nada de la vida de la persona con la que convivía, aunque él tampoco le había mostrado mucho interés. La curiosidad sobre esa mujer le picaba y molestaba de una forma insoportable. Con los brazos en los bolsillo y con la mirada hacia otro lado, se hacía el invisible.

Línea muerta (DiaDopp +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora