Capítulo 3

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Nala abrazó a Kiara con sus dos patas delanteras.
—Sabia qué lo entenderías—susurró Nala
Kiara estaba profundamente dormida, Nala logró ver que las mejillas de Kiara estaban mojadas.
Nala abrazó más fuerte a Kiara.
Nala volteó a ver hacia atrás, había un  fuerte sol, toda la hierba estaba mojada y goteando de cada una de sus hojas.
Nala dejó a un lado a Kiara y fue salió de la cueva para confirmar de que no haya nada peligroso en los alrededores. Al confirmar que no había nada. Nala se dirigió a dónde estaba Kiara y la tomo del cuello.
Nala iba caminando hacia la roca del rey con Kiara en su boca.
Kiara abrió los ojos y lo primero que vio fue que estaba flotando, se asustó un poco pero luego logró observar las patas de su madre. Kiara soltó un suspiro de alivio.
—Mamá—dijo Kiara
—Hola Kiara—dijo Nala sin entenderse mucho.
Nala siguió su camino hasta la roca del rey, al llegar miró que no había nadie afuera. Trató de observar todo el lugar para ver qué no hubiera nadie de las leonas de Zira.
Nala caminó y entró a la roca del rey.
Dos leonas que estaban afuera vieron a Nala.
—Reina Nala, que bien que ya está de vuelta—dijo la leona
Nala asintió y se dirigió hacia adentro de la cueva.
Simba al verla se llenó de alegría.
—Nala, Kiara—dijo Simba abrazando a Nala—estaba muy preocupado por ustedes
Kiara soltó a Kiara.
—Estamos bien—dijo Nala—Tuve que huir, lo lamento
—No te preocupes por eso—dijo Simba—era lo más lógico de hacer
—Hola Papá—dijo Kiara
—Hola Kiara—dijo Simba
Simba abrazó a Kiara.
— ¿Y el clan se Zira....se fué?—Preguntó Nala
Kiara los estaba escuchando. Simba lo notó y le hizo una expresión con el rostro.
—Vamos al fondo de la cueva—dijo Simba
— ¿Y para que?—Preguntó Nala
—Te lo diré cuando lleguemos—dijo Simba
Simba y Nala se alejaron un poco de Kiara.
—Bueno ahora que ya estando aquí......bueno...la pelea fue muy dura—dijo Simba
— ¿Todos están bien?—Preguntó Nala
—Si, todos estamos bien—dijo Simba—pero muchos sufrimos heridas tales como zarpazos y golpes en el cuerpo.
Nala hizo una expresión de preocupación y pena.
— ¿Estas bien?—Preguntó Nala
—Pues.... si—dijo Simba
—Que bien—dijo Nala pegando su cabeza con la de Simba
—Te amo—dijo Simba
—Y yo a tí—dijo Nala
Kiara se acercó a ellos.
—Papá, mamá—dijo Kiara
—Oh hija lo lamento—dijo Nala—se que te hice pasar por algo feo
—No importa mamá, siempre se que lo haces por mí bien—dijo Kiara
Nala se sintió muy feliz de que Kiara por fin entendiera la situación, era algo que la tranquilizaba.
—Gracias hija—dijo Nala
—Por favor Kiara ¿Podrías intentar olvidar todo lo que pasó ayer?—Preguntó Simba
Kiara solo asintió.
—Bien—dijo Simba
Simba se acercó a Kiara y la abrazó.
—Por favor, cuando tú madre te diga algo, debes creerle, ella ha tenido más experiencias en la vida que nosotros dos juntos—dijo Simba
—Lo haré papá—dijo Kiara
Simba se separó de Kiara.
La mañana pasó y al medio día todo se tranquilizó, todos los rastros sobre la pelea de la tarde anterior.
Timón y Pumba estuvieron escondidos durante la batalla, y lograron salir ilesos.
Las leonas descansaron la mayor parte del día, se cansaron mucho.
Nala reflexionaba todo lo que pasó el día anterior. Su hija se enojo con ella, hubo una pequeña guerra, tuvo que huir. Kiara de verdad sentía que le ocultaban algo, sin embargo, decidió no pensar más en esas cosas, solo la mantendría estresada.
Nala estaba caminando por los alrededores de la roca del rey con Kiara, Kiara corría y jugaba como todos los días. Nala solo la observaba sonriendo, Kiara corría su alrededor.
Nala soltó una pequeña risa.
—Kiara, descansa un poco, te vas a cansar—dijo Nala
—Lo se mamá—dijo Kiara riendo
Nala y Kiara siguieron caminando hasta que llegaron a la parte trasera, ese lugar donde los árboles abundaban.
Las dos leonas caminaron hacia arriba del lugar. El viento se lograba escuchar, movía los árboles con suavidad, el pelaje de las dos leonas se levantaba un poco hacia atrás.
—Que paz se siente aquí—dijo Nala
Kiara volteó a ver hacia Nala.
—Intentalo—dijo Nala
—Esta bien—dijo Kiara
Kiara cerró sus ojos e intentó sentir la paz de la que hablaba su madre.
Nala sentía el viento, recuerdos pasaban por su mente, el silencio causando por la situación era relajante.
Kiara ciertamente logró sentir paz también, era la primera vez que sentía algo así.
—Mamá—dijo Kiara
— ¿Qué sientes tú?— Preguntó Kiara con los ojos cerrados
—Siento paz y.....muchos recuerdos—respondió
— ¿Qué recuerdas?—Preguntó Kiara
Nala soltó un suspiro.
—Recuerdo mi infancia, a Simba, mis amigas.....mi madre—dijo Nala
— ¿Tu madre?—Preguntó Kiara
—Si, mi madre, es lo que más recuerdo—dijo Nala
— ¿Quien es es ella?—Preguntó Kiara
—Ella se llamaba Sarafina, era una leona fuerte de carácter, cariñosa, fuerte—dijo Nala
— ¿Dónde está ella ahora?—Preguntó Kiara
—Ella ya no está—dijo Nala
— ¿Ella...falleció?—Preguntó Kiara
—Si, ella ya falleció—dijo Nala suspirando
—Ella habría sido mi abuela—dijo Kiara
Nala se quedó observando el cielo.
—Me gustaría sus aún estuviera aquí—dijo Nala
—Lo siento—dijo Kiara
Nala pasó su pata acariciando la cabeza de Kiara.
—No te preocupes hija, eso está en el pasado—dijo Nala
Kiara le sonrió y se pegó a su madre.
El atardecer empezó a verse, el cielo mostró ese hermoso color naranja. Las nubes reflejaban la luz del sol.
—Bueno hija, regresemos—dijo Nala
Kiara asintió y siguió a su madre.
Nala y Kiara caminaban hacia la cueva.
— ¿Dónde estaban?—Preguntó Simba
—Fuí a la parte trasera de la roca del rey con Kiara—dijo Nala
—Bien—dijo Simba
Todos estaban regresando a la roca del rey, cuando de repente se escucha ruido en los campos.
Nala se acercó a ver qué era lo que estaba en ese lugar.
Nala entró a la cueva y llamo a dos leonas para que la acompañaran.
— ¿Quién está ahí?—Preguntó Nala
—Por favor no nos lastimen—dijo alguien
—Muestrate—dijo Nala
De abajo de los pastos salieron dos leonas, las dos tenían un pelaje oscuro.
Nala rápidamente abrió la boca, no podía creer lo que estaba viendo, era alguien que conocía.
—Kula—dijo Nala
Cuando escuchó eso Kula se sorprendió bastante.
—Nala—dijo Kula reconociendo a Nala
—¡Kula!—Gritó Nala y corrió hacia ella y la abrazó
Tama al escuchar el nombre de una antigua amiga salió rápidamente de la cueva.
—¡Kula!—Gritó Tama y corrió a abrazar a Kula
—Amigas las extrañé tanto—dijo Kula
—Y nosotras a tí—dijo Nala

El Rey León 2: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora