Nala abrió lentamente los ojos, sentía algo de frío en el ambiente, se miraba un panorama hermoso en el horizonte.
Ella volteó a ver a Kiara, estaba durmiendo a su lado.
Nala pensaba en abrazarla, sin embargo, cuando intentó mover sus patas hacia Kiara, sintió un dolor inmenso en su pata.
Nala soltó un suspiro.
—Es cierto, me doblé la pata—dijo Nala
Ella colocó suavemente su pata a un lado, era menos el dolor si no se movía demasiado.
— Creo que no le podré mover en algunos días—pensaba Nala
Nala observó a Simba, el estaba durmiendo a su lado, ella se intentó mover hacia a él para abrazarlo.
Nala se recostó en Simba e intentó dormir de nuevo.
Cuando despertó, estaba con Kiara, ella estaba en su estómago.
—Kiara, hija, oye Kiara—dijo Nala
Kiara aún seguía dormida.
—Hey, Kiara, despierta—dijo.
Kiara abrió lentamente los ojos.
—Hija ¿estás ahí?—Preguntó Nala
—Aaah...hola mamá—dijo Kiara
Nala soltó una pequeña risa.
— ¿Podrías bajarte de mí?—Preguntó Nala
—ah...si, lo siento—dijo Kiara
La cachorra bajó del estómago de Nala, caminó y se paró frente a Nala.
— ¿Y cómo te sientes?—Preguntó Kiara
—Aún duele mucho, pero estóy mejor—Respondió Nala
Kiara le sonrió y se acercó a ella.
—Te amo—memcionó Nala abrazando a Kiara.
—Y yo a tí mamá—dijo Kiara
— ¿Dónde está tu padre?—Preguntó Nala
—Él está allá afuera, como todos los días en la mañana—Respondió Kiara
—Está bien—dijo Nala
— ¿Y...te quedarás aquí?—Preguntó Kiara
Nala con su boca señaló su pata.
—Ooh...entiendo—dijo Kiara
—No podré caminar—dijo Nala
—El día será aburrido sin tí—dijo Kiara
—Yo me sentiré igual sin tí Kiara—dijo Nala
—Espero que te mejores pronto—su voz se escuchaba muy triste, no podría ver a su madre.
—No te preocupes por mí, me recuperaré—dijo Nala
—Bien—dijo Kiara
Nala asintió.
Kiara empezó a caminar hacia afuera de la cueva.
—Kiara—dijo Nala
Kiara la volteó a ver.
— ¿Qué sucede?—Preguntó Kiara
—Quiero pedirte un favor—dijo Nala
— ¿Qué es?—Preguntó
—Necesito que le digas a tu padre que necesito su ayuda por favor—dijo Nala
—Con gusto—dijo Kiara
La pequeña leona salió corriendo de la cueva.
Kiara salió de la cueva y se acercó a Simba.
—Papá, mamá necesita tu ayuda—dijo Kiara
— ¿Ella está bien?—Preguntó Simba
—Si, ella me pidió que te llamara—respondió Kiara
—Está bien, ahora voy para allá—dobo Simba
Kiara se quedó observando a su padre.
Simba entró a la cueva y se acercó a Nala.
—Hey, amor, ¿Me necesitabas?—Preguntó Simba
—Si, quiero que le ayudes a salir de la cueva—dijo Nala
—Pero, podrías lastimarte—dijo Simba
—No puedo lastimarme más de los ya estoy—dijo Nala
—Bien—dijo Simba
Simba se acercó a Nala e intentó levantarla por la parte de su estómago.
Simba la subió a su espalda.
—Bien, no tardaremos mucho—dijo Simba
El león comenzó a caminar hacia afuera.
—Eres muy fuerte— mencionó Nala
—Lo sé—dijo Simba
Al llegar, Simba se agachó y lentamente dejó a Nala frente a la punta de la Roca del Rey.
Desde allí se miraba un panorama hermoso de todas las praderas.
—Es hermoso—dijo Nala
—Igual que tú—dijo Simba
—Gracias—dijo Nala
Simba era muy romántico en muchas ocasiones, a Nala le encantaba ese lado de Simba, siempre la hace sentir muchas más de lo que en realidad es.
—Ninguna otra leona tenía tanta belleza como tú Nala—dijo Simba
Nala se sonrojó.
— ¿Y que te gusta de mí?—Preguntó Nala
—Me gustan tus ojos, tu personalidad, tu forma de pensar, tu actitud positiva y pasifica, tu increíble pelaje de color crema, tu atención a los problemas de los demás, tu apoyo moral—dijo Simba—podría seguir todo el día y aún no acabaría
— ¿Por eso me amas?—Preguntó Nala sonriendo
—Te amo por todo lo que eres, por lo que siempre serás—dijo Simba
—Yo también te amo, por todo lo que eres, por lo que siempre serás—dijo Nala
Nala dejó caer una lágrima de sus ojos.
—Me encanta verte enojada, me haces reír, me gusta tu simpatía—dijo Simba
— ¿En serio te enamoraste tanto de mi?—Preguntó Nala
—La verdad, nunca sentí tanto por alguien más—dijo el león
Nala le sonrió y pegó su cabeza con la de él.
—Yo también nunca sentí tanto por alguien más Simba, estoy segura que te amare hasta mi último día—dijo Nala
—Yo estóy seguro que te amare aunque ya no esté vivo—dijo Simba
—Yo.... —en ese momento Nala fue interrumpida por Kiara
— Saben que he escuchado todo ¿cierto?—Preguntó Kiara
Simba y Nala pusieron una expresión de nerviosismo.
—Solo estábamos hablando Kiara—dijo Simba nervioso
—Si, no pasaba nada aparte—agregó Nala
—Si claro—dijo Kiara empezando a caminar—al menos me tranquiliza ver qué jamás se separarán
Nala volteó a ver a Simba, el la volteó a ver a ella.
Timón y Pumba fueron siguieron a Kiara.
— ¿Aún necesitas que la vigilen?—Preguntó Nala
— Sinceramente no....pero siempre me preocupa—dijo Simba
—Creo que ya ha aprendido la lección cuando la sacamos de las lejanías—mencionó
—Talvez—dijo Simba—lamento mucho lo que te sucedió
—No te preocupes, no fue tu culpa—dijo Nala.
—Pero te lastimaste por intentar traerme comida, mientras yo solo estaba aquí sentado sin hacer nada—dijo Simba
—No fue tu culpa, no es por ofender, pero las leonas somos mejores en la cazería, eso podría significar que lo hacía como un trabajo—dijo Nala
—De cualquier forma debí ayudarte—dibi Simba
Nala soltó un suspiro.
—Vamos Simba, lo menos que necesito ahora es que te sientas mal por mí, y por última vez, no fue tu culpa, lo hago porque debo hacerlo, porque te amo—dijo Nala
—Está bien, creo que tienes razón—dijo Simba
—Bien, así es como me gusta—dijo Nala
Durante el resto de la mañana, Simba y las demás leonas se mantuvieron cuidando a Nala, ya sea dándole comida o llevándola a la cueva.
Todas presentaban una ayuda significativa para Nala, ella lo agradecía en todo momento. Le tranquilizaba que aún tuviera gente que se preocupe por ella.
Dos días después.
En la tarde, Rafiki llegó a la Roca del Rey para revisar a Nala.
Se abrió paso entre las leonas y llegó hasta Nala.
—Hola joven Nala ¿Cómo te sientes?—Preguntó Rafiki
— Aún duele mucho, no puedo ni intentar moverla, el dolor es inmenso—dijo Nala
— ¿Has comido de las hojas que te dejé hace 3 días?—Preguntó Rafiki
—Eeh... ¿Cuáles plantas?—Preguntó Nala
— ¿Cómo que cuáles plantas? las dejé con Simba hace 3 días, el debía dartelas—dijo Rafiki
Nala volteó a ver a Simba, para su sorpresa, Simba no estaba.
Simba estaba afuera de la cueva con Kiara.
—Kiara ¿Porqué no me recordaste de las plantas?—Preguntó Simba
— Creí que era tu responsabilidad, tu nunca me dijiste que lo recordara—dijo Kiara
—¡Simba!—Se escuchó un grito desde dentro de la cueva.
Parecía que era Nala.
Simba entró muy nervioso a la cueva.
— ¿Sí?—Preguntó muy nervioso
— ¿Dónde están las plantas?—Preguntó Rafiki
— Adios—dijo Simba intentando irse.
Dos leonas se pararon frente a Simba impidiéndole el paso.
— ¿En serio te olvidaste de darme las plantas?—Preguntó Nala con una expresión de tristeza
—No es algo grave, lo olvidé, me mantuve muy ocupado—dijo Simba
— ¿Que no es algo grave? Esas plantas me podrían haber aliviado el dolor que he tenido desde hace 3 días—dijo Nala
—Escucha, lo lamento—dijo Simba
Nala tenía una expresión de enojo y tristeza, se miraba como si no supiera si estar enojada o triste.
—Simba, te di las plantas, para que de las dieras a Nala de inmediato, esto la ayudaría mucho, así podría sanar más rápido—mencionó Rafiki
Simba bajó la mirada.
— ¿Siquiera tienes las plantas?—Preguntó Rafiki
—No—dijo Simba
— ¿En qué estabas pensando?—Preguntó Nala.
—Pensaba...en el reino...en...no lo sé—dijo Simba
— Si tanto me amas ¿Porqué te olvidaste de mí cuando necesitaba tu ayuda?—Preguntó Nala dejando caer lágrimas desde sus ojos
—Nala yo...—intentó decir Simba
—No me hables, puedes olvidarte de mí si quieres—dijo Nala volteandose
Nala se sentía muy triste, Simba debía estar atento a ella para que pudiera sanar, por el contrario, se olvidó por completo de las plantas y Nala estuvo sufriendo mucho durante los últimos días.
Rafiki salió de la cueva y fué a ver a Simba, el cual se había ido de la cueva por la culpa.
—Simba aún hay una oportunidad de arreglar esto—dijo Rafiki
— ¿Qué es lo que podría hacer? Esas plantas no son fáciles de conseguir—dijo Simba
—Pero podrías intentar conseguirlas, si soy yo quien las trae, Nala se sentirá enojada contigo—dijo Rafiki
— ¿En dónde están Rafiki?—Preguntó Simba
—Esas plantas se encuentran en una selva al suroeste de la roca del rey—dijo Rafiki
—Entonces, mañana me iré—dijo Simba—debo remediar esto
—Así será Simba—dijo Rafiki sonriendo
En la cueva, Nala estaba llorando desesperadamente, creía que si Rafiki no le recordaba a Simba que le debía dar las plantas, el jamás lo hubiera recordado, es desepcionante para Nala.
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El Rey León 2: La Historia de Nala
FanfictionEsta es la historia del reinado de Nala junto a Simba, ellos acaban de tener una hija la cual es la heredera al trono llamada Kiara, ella es una cachorra traviesa y curiosa, Nala tendrá que enseñarle a cuidarse mucho de los peligros de la vida y e...