El Rey León 2: La Historia de Nala

Capítulo 6

Nala despertó algo agitada, era inusual que se despertara sola, volteó a ver a su lado, ahí estaba Simba durmiendo, y Kiara estaba entre sus patas, ambos durmiendo plácidamente, mientras que Nala estaba respirando aceleradamente y cansada. Nala recostó su cabeza de nuevo en el suelo para intentar dormir.
A la mitad de la mañana, Kiara entró corriendo a el despertar a su madre.
—Mamá, mamá, ya es hora de levantarse—dijo Kiara
Nala abrió los ojos.
Kiara sonrió.
—Hola mamá—dijo Kiara
—Hola Kiara—dijo Nala—gracias por despertarme
—No es nada—dijo Kiara
Nala se levantó y estiró su cuerpo.
—Vamos mamá—dijo Kiara mientras si iba corriendo hacia afuera
—Hola Simba—dijo Nala
—Hola Nala—dijo Simba
—Ahora que ya estoy levantada, creo que será mejor que me vaya a cazar con el grupo de leonas—dijo Nala
—Está bien, vayan con cuidado—dijo Simba
—Siempre has sido una gran cazadora—dijo Sarabi la cual llegó al escuchar la conversación
—Gracias Sarabi—dijo Nala
Nala se estaba preparando para ir con los demás leonas, sin embargo, algo muy extraño llamó su atención desde dentro de la cueva. Nala les dijo a las leonas que la esperaran un momento.
Nala caminó hacia adentro y vió a Tama, la cual estaba llorando.
Nala se sorprendió, se acercó a ella.
—Tama, oye Tama—dijo Nala
Tama la volteó a ver con una expresión de tristeza.
— ¿Porqué estás llorando?—Preguntó Nala
—Lo siento Nala, ahora no quiero hablar—dijo Tama
— ¿Porqué no? Puedes contarme cualquier cosa, soy tu amiga—dijo Nala
—Bueno pero lo siento amiga, ahora no estoy de humor—dijo Tama volteandose
Nala se quedó mirándola, nunca le había hablado así, si estaba enojada con ella no sabía cual era la razón, pero si era por problemas personales debía dejarla sola.
—Si hice algo malo, lo lamento—dijo Nala mientras caminaba hacia afuera
—Adios Tama—dijo Nala al salir de la cueva
Tama siguió llorando, en verdad estaba enamorada de Simba, y el simple hecho de saber que jamás podrá estar con el la mantiene llorando la mayor parte del tiempo.
Kula entró a la cueva algo extrañada, observó que Nala se fue con una expresión de tristeza en su rostro.
—Oye Tama ¿Te encuentras bien?—Preguntó Kula
—No Tama, ya te he repetido muchas veces que no estóy bien—dijo Tama enojada sin voltear a ver
Kula se acercó a Tama y se sentó a su lado.
—Tama no puedes vivir de esta manera—dijo Tama buscando el rostro de Tama
Tama dejó caer una lágrima de sus ojos.
—No se porque me tenía que pasar a mi, es injusto, yo trato todos los días de olvidarme de este sentimiento, pero no puedo—Tama agachó su cabeza—no puedo dejar de pensar en lo feliz que Nala debe ser siendo la esposa de Simba—dijo Tama
—Tama debes pensar bien las cosas, lamento decírtelo de esta manera pero no puedes hacer nada, Simba y Nala están enamorados, desde que son cachorros, es algo inquebrantable—dijo Kula
—Gracias Kula, eso me hizo sentir mucho mejor—dijo Tama acostándose en el suelo
Kula soltó un suspiro.
—Creo que es mejor que te quedes aquí todo el día, recuerda que yo siempre trato de ayudarte—dijo Kula levantándose
—Ya somos leonas adultas, debemos buscar a alguien por nuestra cuenta—dijo Kula
Tama se quedó en la cueva lamentándose.
Al medio día, Nala regresó junto con las demás leonas, cada una llevaba una presa muy grande.
Kiara salió a recibir a Nala con un gran abrazo.
—Hola Kiara—dijo Nala
—Me alegra que hayas vuelto pronto mamá—dijo Kiara—eres la mejor que conozco cazando
—Y nos haces sentir orgullosos—dijo Simba pasando su pata en la cabeza de Kiara
—Gracias—dijo Nala
Nala llevó a la cueva la carne, y la repartió junto con las demás leonas a todos.
Nala volteó a ver a Tama la cual estaba perdida observando el suelo.
Nala se acercó con un trozo de carne.
—Debes tener hambre, te traje esto—dijo Nala dejando caer un pedazo de carne al lado de Tama
—Gracias—dijo Tama desanimada sin voltear a ver a Nala
Nala soltó un suspiro.
—Bien—dijo Nala
Kula observó la situación y pensó en que debería hacer algo.
—Oye Tama, ¿En serio te enamoraste tanto de Simba?—Preguntó Kula
—Si Kula, y la verdad no entiendo porque no puedo evitar pensar en eso, me deprime—Respondió Tama
—Oye pero Nala se preocupa por tí, no puedes tratarla de esa manera, no es su culpa—dijo Kula
—La verdad, estóy empezando a odiar a esa gran amiga que era—dijo Tama
—Tama no puedes hacer esto ella es nuestra amiga, estás odiando a una vieja amiga por algo insignificante—dijo Tama
—Así que también te estás poniendo en mi contra—dijo Tama con una expresión de enojo
—Solo intento que entres en razón—dijo Kula
—Si tú también estás en mi contra, también voy a odiarte—dijo Tama levantándose
Tama se fue caminando de la cueva, bajo la roca del rey y se fue caminando por los lados de la gran piedra.
Kula se quedó mirando a Tama.
Nala vió a Tama salir de la cueva y se acercó a Kula.
— ¿Porqué se fué?—Preguntó Nala
—Creo que ya es momento de decírtelo—dijo Kula
Nala se extrañó por eso.
—Tama está enamorada de Simba desde hace dos años—dijo Kula
— ¿Qué?—Preguntó Nala
—Es cierto, ella está muy deprimida, está celosa de tí—dijo Kula
En ese momento Nala se quedó inmóvil, no podía creer lo que estaba escuchando. Tama es su amiga desde que son muy pequeñas, es la primera vez que le pasa algo como eso.
—Y te diré algo que seguramente te pondrá triste—dijo Kula
Kula dejó caer una lágrima de cada uno de sus ojos.
—Ella dice que ahora nos odia a las dos—dijo Kula
Nala sintió como un nudo empezaba a apretar su garganta.
—Ella es mi amiga, la quiero mucho, no puede hacernos esto—dijo Nala observado al suelo
Nala dejó caer lágrimas desde sus ojos. Kiara vió que su madre estaba llorando.
—Lo siento Nala, es la verdad—dijo Kula
A veces el amor nos ciega, y por ende nos obliga a hacer y sentir cosas que para los otros son una locura, pero esto puede llegar muy lejos y, en el caso de Tama, puede que la persona que amas, ame a otra persona, y esa persona puede llegar a ser tu mejor amigo o amiga, y eso te hará estar celoso o celosa de esa persona. Tama sintió demasiados celos de Nala que llegó a odiarla y todos los que estén con ella.