Capítulo 13

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En las lejanías.
—Esta no es nuestra caída, solo perdimos una batalla, de muchas —dijo Zira
Todas las leonas la escuchaban con mucha atención.
—Aunque pasen días, semanas, meses, años, no perderemos, esos reyes caerán —dijo la leona casi gritando
Tama con el corazón y la razón nublados por la ira y la maldad, ya no era dificultad alguna matar a quienes fueron cercanos a ella durante años.
—Algún día Nala, algún día —dijo Tama.
En la Roca del Rey.
Todo estaba muy tranquilo, no han habido problemas, ciertamente los únicos problemas aparentes son Zira y sus leonas, que se volvieron enemigos jurados de la familia real.
Kiara entró a la cueva, ahí estaba su madre durmiendo.
Kiara soltó una pequeña risa y caminó hacia Nala.
La pequeña leona pensaba en despertar en ese mismo momento a Nala, pero verla durmiendo de esa manera la hizo pensar en despertarla de otra manera.
Kiara de acercó a Nala, luego fue hacia su cuello y ahí la abrazó.
Se quedó en ese lugar esperando a que Nala despertara.
Nala abrió los ojos y sintió algo en su cuello, rápidamente de dió cuenta de que era. Kiara no estuvo para despertarla, era ella.
Nala se volteó haciendo caer a Kiara al suelo.
Nala se acercó a Kiara y la abrazó.
—Mamá, ya despertaste—dijo Kiara riendo.
—Sabía que eras tú, mi pequeña hija—dijo Nala.
—Si mamá, soy yo, quien siempre te despierta —dijo Kiara.
—Lo sé, es por eso que siempre me gusta despertar—dijo Nala
Gracias mamá —dijo Kiara
Nala se levantó y dejó a Kiara, la cachorra siguió a su madre hacia afuera.
Al darle el sol a los ojos de Nala, estos brillaron, el azul de sus ojos se vió demasiado fuerte.
—Nala, ya despertaste—dijo Simba
—Aquí estóy—dijo Nala sonriendo
—Mi vida es feliz gracias a tí—dijo Simba.
—Gracias—dijo Nala
— ¿Y que hay de mí?—Preguntó Kiara
—Mi vida es feliz porque tengo a Nala, y ella me dió el mejor regalo, a tí—dijo Simba
Kiara sonrió.
—Gracias papá —dijo Kiara
Al Medio día, Nala y las demás leonas salieron a cazar. Se encontraron con una manada de antílopes, les dieron muchos problemas, pero lograron cazar a suficientes.
Nala llevaba junto con otra leona a un antílope, estaba pesado.
—Vamos, ya casi llegamos —dijo Kula
—Lo sé, esto está muy pesado —respondió Nala.
Kula se tropezó con una piedra e hizo caer a Nala y al antílope al suelo.
—Aah —jadeó Nala al caer.
Kula al ver a Nala se sintió muy apenada.
—Lo...lo siento—dijo Kula
—Eeh...está bien, no te preocupes, le pasa a cualquiera—dijo Nala
Kula sonrió.
—Está bien—dijo la leona
—Bien, sigamos—dijo Nala
Luego Nala tomó al antílope de la cabeza y Kula de una parte de la espalda.
—Ahora...intenta no caer de nuevo —dijo Nala—la leona se mostraba fuerte y experimentada.
Sin embargo, el antílope le estaba pensando más de lo deseado. Nala sentía que iba a caer, después logró controlar su equilibrio y no cayó.
De repente, una traicionera roca apareció enfrente de una pata de Nala, ella tropezó y accidentalmente puso su peso en esa pata y al caer se dobló.
—¡Aaaah!—gritó Nala del dolor
— ¿Qué te pasó?—Preguntó Kula asustada
—Ooh—se quejó—mi... pata...Auch...mi pata se dobló—dijo Nala con dificultad.
— ¿Están bien?—Preguntó una leona
—Yo estóy bien, pero la reina no lo está—dijo Kula
Kula se acercó a Nala.
—Dejame ver tu pata—dijo Kula intentado levantarla
—Aaah—gimió Nala por el dolor—mejor no la toques
—Está bien, no la tocaré, lo siento—dijo Kula
La pata de Nala se dobló al caer sobre ella, pero no sé fracturó, solo se dobló, sin embargo, el dolor era inmenso.
El dolor la parte inferior se sentía en el resto. Era como si se hubiera golpeado toda la pata.
— ¿Cómo te llevaremos sin tocar tu pata?—Preguntó Kula
Nala volteó hacia el suelo intentado pensar en algo.
Nala soltó un suspiro.
—Esto será feo, pero tendrán que arrastrarme hasta la Roca del Rey—dijo Nala
— ¿Arrastrarla majestad?—Preguntó una leona—eso sería vergonzoso
—No se puede ser elegante todo el tiempo ¿Cierto?—dijo Nala
—Espera, talvez podemos levantarte, sin tener que arrastrarte—dijo Kula
—Está bien, creo que eso sería mejor—dijo Nala
—Bien, necesito a 3 leonas, dos me ayudarán a llevarla y la otra se encargará de que su pata no caiga al suelo—exigió Kula
Ella volteó a ver a Nala.
—Saldrás de esto amiga—dijo Kula
—Gracias Kula—dijo Nala
—Denada ¿Lista?—Preguntó
—Estóy lista—dijo Nala
—Muy bien, leonas, la levantaremos en 1, 2 y ¡3!—dijo Kula
Kula y las dos leonas levantaron a Nala, una leona sostenía la parte trasera de Nala, Kula el estómago y la otra leona la parte de su pecho y si cabeza.
—Auch—gimió Nala por el dolor de levantar bruscamente su pata.
Ellas comenzaron a caminar lentamente hacia adelante para no lastimar a Nala.
Nala se iba quejando por el dolor, de cualquier forma, el dolor fuerte no había parado, aún dolía demasiado.
Así siguieron hasta que llegaron a la Roca del Rey.
Simba se dió cuenta inmediatamente de lo que pasaba.
El león corrió hacia Nala.
—Nala, Nala ¿Qué sucedió?—Preguntó Simba
—Ella se tropezó y cayó sobre su pata, haciendo que esta de doblara—dijo Kula
Nala estaba desmayada, en algún momento del camino a la Roca del Rey el dolor de la pata de Nala fue demasiado fuerte, por lo que no pudo resistir.
—Llevenla a la cueva—dijo Simba
—Lo haremos—dijo Kula
Las tres leonas llevaron a Nala hacia adentro de la cueva.
Al llegar la bajaron lentamente para que su pata no se lastimara más de lo que ya estaba.
Nala se quedó allí acostada.
Kiara la vió e inmediatamente se acercó a preguntar qué le había pasado.
— ¿Qué le sucedió a mi madre?—Preguntó Kiara
—Ella tuvo un pequeño accidente, está bien, solo trata de no tocar su pata derecha—dijo Kula
Kiara asintió.
Kula y las dos leonas se fueron hacia afuera de la cueva.
Ya casi iba a empezar a ocultarse el sol.
Nala sufrió ese accidente hace una hora.
Ese día decidieron ir un poco más tarde a la cazería, pues había quedado comida del día anterior, sin embargo, eso provocó que Nala sufriera un horrible accidente, aunque no fue grave, fue muy doloroso para ella.
En la noche, Simba fue a llamar a Rafiki, para que les asegurara a todos de que Nala estaba bien.
Rafiki se acercó a Nala y revisó su pata.
Con su sabiduría logró saber que lo que tenía Nala solo era un golpe, ningúna fractura, eso le tardaría meses en sanar.
En cambio, Nala solo se dobló su pata, esto solo tardaría 3 semanas en sanar, y ella volvería a correr como todo los días.
—Gracias por la ayuda Rafiki—dijo Simba.
—Ha sido un placer—dijo Rafiki empezando a caminar.
El mandril dejó plantas que ayudarían a Nala a parar un poco el dolor, ella tenía que comerlas regularmente para poder parar el dolor por un tiempo hasta que pasen las 3 semanas.
Simba se acercó a Nala junto con Kiara.
—Tu madre estará bien, ella es fuerte—dijo Simba
—Lo sé, espero que sane pronto—dijo Kiara
—Ella lo hará, yo sé que lo hará—dijo Simba.
Nala es más fuerte que muchas leonas juntas, física y mentalmente.
— ¿Nosotros la cuidaremos?—Preguntó Kiara
—Claro, haremos que tu madre se recupere más rápido—dijo Simba
Kiara se acercó a Simba y lo abrazó.
—Te quiero papá—dijo Kiara
—Y yo a tí hija—dijo Simba
En la noche, Simba y Kiara se acostaron al lado de Nala.
Ya era algo tarde, todos estaban preocupados por el estado de la reina, pero Simba logró tranquilizar a todos.
Así todas las leonas llegaron a la cueva y se fueron a dormir.
Kiara se acostó al lado de Nala.
Ella la volteó a ver.
—Te recuperarás mamá—dijo Kiara—te recuperarás.
Kiara se volteó e intentó dormir.

El Rey León 2: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora