Sucedió

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Aquella semana fue como todas las demás. Utilizaba el tiempo libre para estudiar, vaguear, intentar hacer dieta y deporte (apenas sin éxito) y, por supuesto, quedar con su única amiga, Paula. Con ella la alimentación sana desaparecía, la Guerra de las Galaxias merecía ser acompañada de pizza, patatas fritas o palomitas. No obstante, la rubia se las apañó para convencer a nuestra protagonista de ver una película en la que trabajaba el nuevo actor del que se había enamorado. Ya iba siendo hora, pues no era capaz de durar más de seis meses sin encontrar otro apuesto famoso. Eso la hacía imaginar cómo sería cuando tuviera novio, aunque la prefería soltera ya que la tendría toda para ella, no de un modo egoísta si no porque de otra manera la tocaría pasar tardes enteras sin su agradable compañía.

Vista la película, tuvo que reconocer que pese a la calidad del guión y la falta de acción, se divirtió más que con cualquier hilarante comedia. El chico no la llamó la atención, como ninguno de los que Paula tenía por maridos imaginarios. Al menos su paladar agradeció la existencia de la pizza con piña, manjar que pocos comprendían y que demasiados insultaban. Con esas, las dos amigas se despidieron, recordándose las tareas que debían presentar al día siguiente.

De vuelta en casa, se alistó para acostarse y descansar ante un poco prometedor lunes. Sus ojos ya se habían cerrado, pero el sonido de un mensaje la distrajo. Ya era tarde y tenía que dormir. No podía permitirse el lujo de quedarse esos cinco minutos más, remoloneando. Además, sabía que, de lo contrario, se arrepentiría en cuanto sonara la alarma. Con esas decidió silenciar el móvil y dormirse. De haber alguna una emergencia, su madre se lo haría constar. No tenía ni la más remota idea de qué sucedería a partir de ese instante, porque de haber sido consciente la hubiera resultado imposible conciliar el sueño.  

Una Vida Soñada. I © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora