Flores.

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Llamaron a la puerta, Beatriz y Arturo se lanzaron una mirada, extrañados.

Beatriz se sorprendió con lo que se mostraba ante sus ojos al abrir la puerta.

Era un gran ramo de flores, todas ellas distintas, había una de cada, un girasol, un tulipán azul, una rosa roja, una orquídea blanca y más cuyo nombre no alcanzaba a recordar.

Las olió, el perfume que desprendían resultaba embriagador, dando sensación de armonía entre cada matiz.

Poco después, sin que Beatriz pudiera asimilar la sorpresa, una carta se deslizó bajo la puerta principal.

Arturo se levantó y cogió la carta a la vez que Beatriz dejaba las flores en un improvisado florero hecho con lo que venía siendo un cubo.

Beatriz cogió la carta, era un sobre rojo casi cuadrado.

Lo habríó, dentro había una tarjeta que decía así:

Espero que las flores hayan llegado y te gusten, no sé cuáles son tus favoritas así que he elegido una de cada. De ahora en adelante acostumbrate a ser sorprendida, así que no preguntes nada.
Lo único que has de saber es que te amaré hasta el fin de los tiempos.
Firmado, tu Bambi particular.

Beatriz se emocionó y se puso a llorar, era la primera vez que Arturo la veía así, se acercó a ella y la abrazó.

— ¿Puedo leerlo? —preguntó Arturo alargando la mano hacia la carta.

Ella simplemente se la dió, sin decir nada. Así que Arturo la leyó.

— Vaya, ahora me he emocionado yo también —y se unió al llanto de Beatriz.

Se abrazaban com fuerza.

— Le quiero —le susurró Beatriz a su oído-— le amo de verdad Arturo —se separó de él y Arturo la miró a los ojos.

— El a tí también — <<Más le vale>> con una sonrisa la acarició la mejilla— pero tendrás que presentarmelo.

Arturo sabía muy bien por lo que había pasado Beatriz, todas aquellas veces siendo su hombro en quien llorar, quien la animaba de nuevo. Sabía que ella amaba a Chris, sólo quería asegurarse de que no volvería a sufrir.

— Claro, ven hoy al trabajo, quizá como has venido tú y vamos un poco adelantados nos den parte del día libre. Chris lo hará.

Beatriz fue al baño a lavarse la cara, de llorar sus ojos estaban algo hinchados por lo que ese día se maquilló no sólo con rimel si no con el delineador, para disimular nada más. Al verse en el espejo apunto estuvo de volver a larvarse, en su opinión estaba mejor antes, por la costumbre.

— Anda pero mira qué guapa te has puesto.

— ¿De verdad? Creo que me queda fatal...

— Nada, además tu estás guapa siempre.

— Ya sabes que eso no me anima.

— Pero esto sí —dijo guiñando un ojo y disponiendo su brazo derecho como si fuera a cantar.

— ¡NOOOOO! Ya estoy animada ya, vámonos venga.

— No me has dejado cantar —se quejó.

— Por supuesto que no.

— Venga hasta luego —dijo haciendo ademán de irse sin ella, pero luego se dió la vuelta riendo.

Por fin se fueron. En el coche hablaron sobre cómo iba a ser el día.

— Ya que estoy dejareis que haga un cameo, ¿no?

— Pues es buena idea —contestó Beatriz con una gran sonrisa de entusiasmo— no se me había ocurrido.

Arturo se rió.

— Tendré que hacer una paellita de las mías.

— Oh sí por favor, las hecho de menos —respondió con una forzada tristeza— la verdad es que me apetece mucho y más si la haces tú con lo buenas que las haces.

— Les conquistaré igual que te conquisté a tí con la paella.

— Ya sabes que me tenías conquistada de antes y ya que lo mencionas mi tortilla conquistó a Chris.

Ambos se rieron un buen rato.

— Tanto hablar de comida estoy hambrienta.

— Tú siempre lo estás.

Beatriz puso los ojos en blanco porque sabía que estaba en lo cierto.

— Ya que estoy aquí haremos la ruta 66.

— No sé yo Arturo, ni si quiera yo he podido hacerla.

— Con ir a las Vegas me conformo.

— ¿Tú en las Vegas? Desde cuando te gustan los casinos, ¿eh? —Preguntó extrañada.

— Qué poco me conoces,  desde siempre, las lucecitas, las fuentes... —dijo con sarcasmo.

— Haré una excepción ya que estás aquí y nos iremos a alguna parte, así aprovecho yo también.

Pocos minutos después ya habían llegado y Beatriz aparcó.

Allí estaba Chris, pero no les vio hasta que se bajaron del coche. Arturo la rodeó de la cintura al acercarse a Chris, él lo vio y justo en ese momento ella se apartó de Arturo y le dió un manotazo en el omoplato.

— Cabrón —le susurró a Arturo.

— Ha merecido la pena —contestó él riéndose refiriéndose a la reacción tanto de Chris como de Beatriz.

La cara de Chris reflejaba gran confusión.

— Hola Chris —le besó-— éste es Arturo, Arturo este es Chris —les presentó y ellos se saludaron con un apretón de manos y una palmada en la espalda.

Fue un momento un tanto incómodo, así que Beatriz agradeció que Alyson se acercara.

— ¡Alyson! —Exclamó para llamar su atención— ven, te presento a Arturo, Arturo ella es Alyson.

Se saludaron con dos besos, lo que le pilló un poco de sorpresa a Alyson por las costumbres.

—¿Os parece si entramos ya? —dijo Beatriz mirando a Alyson.

Alyson entendió lo que pasaba así que se fue con Beatriz dejando atrás a Chris y Arturo, momento que estos dos aprovecharon para hablar un poco.

Una Vida Soñada. I © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora