- 14 -

56 4 0
                                    

Estábamos en el suelo de la panadería después de nuestro embriagante momento mientras él reposaba su espalda en la pared y la mía en su pecho con sus brazos en mi cuerpo.

—¿Kent? —pregunté después de una eternidad. Me respondió con un apretón, haciéndome saber que me estaba escuchando—. ¿Realmente piensas eso de mí?

—¿Qué cosa? —preguntó confundido.

—Todo lo que dijiste; ser una cualquiera, una distracción —dije bajando el tono de mi voz sin saber el por qué.

—No, claro que no. Estaba cegado por lo que estaba sucediendo, estaba... —le costó terminar.

—¿Estabas qué? —lo alenté.

—Estaba intentando convencerme a mí mismo de lo que decía.

—¿Por qué harías eso?

—Porque era más fácil que luchar por lo que siento por ti. Estaba intentando engañarte a ti y engañarme a mí, porque nada tiene sentido. Te dije que nunca he sentido algo como lo que tú me haces sentir y sin poder esconderlo acudí a lo único que sé.

—¿Y eso es?

—Alejarte de mí y seguir con la vida que conozco.

—¿Aún quieres volver a esa vida? ¿Volver con tu gente?

Kent tomó mi cuerpo para cambiarlo de posición y quedar frente a él.

—Carolina, el estar contigo ha hecho cuestionarme toda mi existencia, todo lo que alguna vez creí sentir por alguien, pero hay algo que ya no me cuestiono, y es querer volver con ellos. Me mantendré a tu lado luchando codo a codo contigo, y eso es lo único seguro que siento, eso y mis sentimientos por ti.

—¿Eso significa que cambiaste de bando?

—No quiero indagar en eso ahora.

Y aunque no fue la respuesta que quería, la nueva confesión que acababa de escuchar me dio la fuerza necesaria para seguir luchando, ahora con él junto a mí.

—Debemos salir. Más de la mitad del pueblo está destruido, tenemos que buscar sobrevivientes.

Esa palabra de nuevo.

—Carolina, no sé si encontraremos a alguien —susurró afligido.

—Conozco a todas las personas de este pueblo, Kent, conozco a cada una de ellas —dije entre pena y rabia. Sentí sus labios en mi cabello—. Nunca pensé que llegaría a pasar algo así, pero no podemos quedarnos aquí, todavía hay gente allá afuera, estoy segura de eso.

—Está bien, saldremos a buscar más sobrevivientes.

—¿Crees que tu gente siga aquí?

—No, solo vinieron a arrasar con tu pueblo y ya lo lograron. Encontraron la locación de una de sus bases, así que ahora deben estar luchando con tu ejército. Ese siempre fue su plan.

—Por la mierda —me lamenté a sus palabras.

—¿Tienes cómo comunicarte con tu base?

—Se supone que esto no pasaría, así que solo traje mis pistolas y cuchillas porque siempre las cargo conmigo, pero dejé la radio en mi hogar, no sé si mi base se ha enterado de lo que ocurrió, no tienen cómo saberlo. Entrar al pueblo siempre estuvo prohibido, nunca nadie ha atacado ni ha intentado atacar a los civiles y nunca pensamos que pasaría con tu bando.

—Aún no puedo creer que hayan hecho esto —dijo enojado.

—No tiempo para pensar en eso. Saldremos a buscar a los sobrevivientes y los traeremos hasta aquí, hay gente refugiándose en las bodegas y es el lugar más seguro si atacan de nuevo. Mi casa está al otro lado del pueblo, debemos llegar hasta allá para recuperar la radio y poder comunicarnos con mi base para comenzar a evacuar el lugar.

DISONANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora