Capítulo 5

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Hecha de piedra

—¿Pequeña? —Sean empezó a reírse a carcajadas desde la puerta.

—Cállate, no sé que le sucede a ese chico. No me agrada, es... muy arrogante... Oh, oh, oh... —solté riendo, acordándome de lo que pasó en la cocina—. ¿¡Puedes creer lo que me dijo!? —me senté en la cama con las piernas cruzadas.

—¿Que fue lo que dijo? —preguntó distraído poniéndose un pantalón de pijama que encontró en un cajón y luego me volteó a ver.

—¡Apostó su maldita vida a que me enamoraría de él!, ¡SU MALDITA VIDA! —grité haciendo énfasis en esas palabras y riéndome a carcajadas.

—¿Tu?, ¿enamorarte? sí que está loco, tu eres de piedra, Dios mío. Está escrito en la biblia "Alissa jamás se enamorará, morirá vieja y gorda con 150 gatos, cirrosis y cinco enfermedades de transmisión sexual" —dijo burlonamente. Le aventé una almohada pero ella ni siquiera lo toco.

—Eres un completo idiota, ¿sabías? y no soy de piedra imbécil, aun así... ¡es por eso que se me hace estúpido todo lo que me dijo allá abajo! —susurré.

—¿Entonces aceptas que eres de piedra y morirás así? —lo fulminé con la mirada.

—¡No! —ahora le había aventado mi almohada, la cual le dio en la panza—. No moriré así... —reí—, pero, de que soy de piedra... no lo sé —me quedé pensando.

—Ya, ya... estás borracha, cansada y sólo dices estupideces. Vamos a dormir —recogió las almohadas del piso y luego me las aventó en la cara. Apagó la luz para luego acostarse a mi lado.

—Luego dijo que no apostaba si no sabía que iba a ganar... —susurré sonando incrédula. Acomodé mi almohada en su lugar mientras el se metía en la cama. Me miró exhausto.

—Pues entonces morirá, buenas noches... —se volteó para no verme.

—Eso fue lo que dije yo... luego me dijo que...—Sean se sentó en la cama y me miró enojado.

—Sí, si. Ya déjalo ir. Pareciera que te importara mucho —se volvió a acomodar en la cama.

—¿Qué? —reí como una llena—. Por Dios, no seas idiota.

—Bueno, no lo seas tu, y duerme —ordenó.

—Ok... —hice una pausa—. ¿Viste...? Me comporté hoy, no confiaste en mi.

—Alissa... —advirtió.

—Bueno bueno, hablaremos de esto mañana... —finalicé para darme vuelta y dormir. Mi mente empezó a divagar hasta que el sueño venia hacia mí, solo me acomodé y me dejé llevar... Hmmm...Brian... todo un idiota...

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—¡Alissa!... aghhh que asco, maldición... —Hmmm... ¿que?

Seguía aún dormida cuando Sean me empujó de lo que parecía su pecho y caí del otro lado de la cama, al parecer estaba acostada en él.

Me quejé como niña pequeña—. ¿¡Qué te pasa!?

—Me llenaste de baba todo el brazo...

Aun adormilada voltee a ver su brazo—. Oh no seas un marica exagerado, un poco de baba no es la gran cosa —reí sentándome en la cama tallándome los ojos para aclarar la vista.

La puerta sonó haciendo que Sean y yo nos miráramos nerviosos.

—¿Quién es? —preguntó Sean al aire mientras se limpiaba el brazo.

—Eh... ¿¡Alissa!? Te cambió la voz un... mucho —Brian sonaba confundido. Rió nervioso.

Rodó los ojos—. Soy Sean... —soltó él, me miró y gesticuló con la boca un gran *Tu novio...*

Negué con la cabeza repetidas veces como si lo que hubiera dicho fuera cosa del demonio.

Mí Capítulo Favorito [Synyster Gates] ○Book 1○ © *RE-EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora