-Cris-
-Son majos, ¿verdad?-le dije a Sigrid mientras caminábamos.
-Sí.
-Demasiado, diría yo.
-¿Qué quieres decir?
-Que no hay mucha gente como ellos en el mundo.
-¿Y?
-Pues que hemos tenido mucha, mucha suerte. Y eso que tú eres una gafe.
-¡Eh!
Sonreí mientras esquivaba una colleja.
Nosotras éramos así. Nos queríamos mucho y expresábamos nuestro cariño a base de collejas. Había amigas que se abrazaban, pero, ¿para qué? Una colleja es algo mucho más divertido. Sobre todo, porque luego puedes devolverlas.
-Voy a hacer más fotos-informé mientras encendía la cámara.
-¿Más? ¡Nooooooooo! Quiero irme ya al hotel, estoy cansada.
-Oh, venga, vamos. No hemos venido hasta París para estar en el hotel. Ya tendrás tiempo de descansar y, además, allí es dónde vamos, sólo que iré sacando fotos.
-Pero te conozco. Te irás parando cada diez centímetros para echar una foto y así, no llegaremos nunca.
-Uh, es cierto. Qué lástima, pero necesito sacar buena nota en este trabajo. Podría aprobarme el curso.
-Si no te durmieras en clase...
-Eh, a mí me gusta sacar fotos, no aprenderme la teoría. No hay nada que te pueda enseñar cómo sacar buenas fotos, es talento natural.
Ella puso los ojos en blanco y yo me puse con mis fotos.
-Eh, mira, puedes fotografiar eso de allí.
Eran unas cuántas tiendas iluminadas, que podrían parecer una postal.
-¡Voy! Espera un minuto que acabe aquí-dije, ya que tenía una foto en mente.
Apreté el botón justo en el mismo momento en el que Álvaro metía la cabeza en el objetivo y claro, el flash le cegó.
-¡Ah, no veo!-dijo parpadeando y agitando los brazos en el aire.
-¿Álvaro?-pregunté-¿Pero no os habías ido a...?
-Sí, bueno-dijo Carlos, apareciendo de la nada y dándole unos golpecitos en la espalda a Álvaro, que seguía luchando por recuperar la vista- Eso intentamos.
-¿Intentáis...?-preguntó Sigrid.
-Pensamos en lo que dijisteis acerca de que podían secuestraros y pensamos que, ya que íbamos al mismo sitio, ¿por qué no acompañaros?-dijo Blas, también apareciendo de la nada.
-Ya veo.-dijo Álvaro.
-¿Y qué mejor que tres hombres hechos y derechos para acompañaros al hotel?-dijo Carlos.
Les eché una foto.
-Ya tengo título. "Tres hombres hechos y derechos". Con esto, sobresaliente seguro.
Nos reímos.
-Bueno... Pues vamos, si queréis-dijo Sigrid.
Y echamos a andar.
Yo con la cámara todo el rato, haciendo fotos aquí y allá.
-¿Es siempre así?-le preguntó Álvaro a Sigrid mientras me paraba para fotografiar un pájaro bebiendo en una fuente.
-Siempre. Menos cuando no tiene la cámara, pero eso es raro.
-Pues como Carlos con los sombreros. Ayer le viste sin él, pero raramente podrás volver a verlo. Es un fenómeno que se da cada tres o cuatro años.