-Cris-
Me lo estaba pasando bien, recordando viejas tonterías con mi amigo, entre otras cosas.
-¿Te acuerdas lo mal que traducías latín?-dijo Adri.
-Mal se queda corto... Era penosa.
-Pues sí, no sé cómo aprobaste.
-Eh, saqué un 5´9 en el último examen, si aprobaba ese, lo aprobaba todo.
-No sé cómo lo hiciste.
-Porque soy muy lista.
Ambos nos reímos.
Nos tomamos un par de algos, no sé el nombre, lo pedía él.
Estábamos hablando con Dani y Álvaro cuando me sonó el teléfono.
Era mi hermano.
Me dirigí a los baños a hablar.
-¿Qué quieres, pesado? ¿Para qué me llamas un sábado por la noche?
-¿Es que estabas haciendo algo muy importante con Blas?
-¡Vete a la mierda!
Se rió.
-¿Es que acaso no puedo llamar a mi hermanita?
-Sí puedes, pero más vale que tengas una razón de peso.
-Pues no, no la tengo, sólo te llamaba para ver si seguías viva.
-¿Y a qué se debe esa preocupación?
-Cosas de hermanos mayores. ¿Va todo bien?
¿Mi hermano no sabría nada de lo de Carlos, no? ¿Él no habría sido tan melón de decirle nada a mi hermano? Porque como lo hubiera hecho, lo mataba con mis propias manos.
-Sí, ¿por qué?
-Nada, ya digo, cosas mías entonces...
-Si quieres hablar, te llamo mañana o algo, ¿vale?
-Está bien, de todas maneras, me pasaré pronto por casa. Quiero ver a ese bicho que tienes por perro.
-Con Choco no te metas, ah.
Nos despedimos, le colgué y me miré en el espejo.
¿Qué estaba pasando con mi vida?
Suspiré y salí de allí, para sorprenderme al ver a Carlos en el pasillo.
Era como los jueves, siempre en medio.
-¿Qué haces aquí?-pregunté.
-Me perdí.
-¿Te perdíste?
-Sí, me perdí buscándote.
-Pues yo te encontré, así que tira para allá, vamos.
-Espera-dijo, extendiendo el brazo, impidiéndome pasar.-Quiero hablar.
-¿No es lo que haces siempre?
Sonrió.
-Sí, bueno...
-¿Y de qué quieres hablar?
Viendo que aquello iba para rato, me apoyé en la pared con los brazos cruzados.
-Sobre tú y yo.
-Ah, vale, pues habla. Te escucho.
Se me quedó mirando.
-¿No querías hablar?