XXV

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Harry jalo su cabello sin saber que decir, estaba estoico, había perdido el control y no solo había lastimado a su reina, si no también había asesinado a su propio hijo, sangre de su sangre, carne de su carne y no había palabras que pudieran describir lo que sentía en ese momento.

Ningún hijo debía morir antes de sus padres y mucho menos en manos de uno de ellos.

Había cometido el peor error de su vida ¿Y si ya no podía volver a concebir por el daño? Era un peso más que iba a cargar sobre sus hombros en el peor momento posible, ya estaba rota.

- Dile...- El rey tragó saliva sin encontrar palabras en ese momento.- Dile a mi esposa que volveré al campo de guerra por unas semanas.- Era un cobarde, lo admitió ya que de eso no había duda alguna.

- Si me permite ser imprudente, su majestad.- El médico agachó la cabeza en señal de respeto mientras que proseguía hablando.- Me temo que no es conveniente dejar a su alteza sola en un momento como este.

- ¿Como lo tomo?

- Su alteza no lo sabe, sabe que hay algo mal con ella en este momento, pero parece que no estaba conciente de estar en cinta, creemos que usted cómo su esposo es la persona que debe darle la noticia, me temo que no es algo que un simple médico puede hacer.

- No, si no lo sabía no hay necesidad decirle.- Apretó los labios soltando un suspiro, al menos podía protegerla de las consecuencias o intentarlo.

- Está bien, le informaremos solamente de la partida de su majestad.

El médico hizo una reverencia con intención de marcharse pero este lo detuvo justo en el momento que daba la vuelta.

- No le informes de mi partida, lo haré yo personalmente ¿Tiene que mantenerse en cama?

- Solo un par de días, pero si quiere ponerse de pie no habría problema alguno.

Harry asintió ordenandole que lo dejará solo con sus pensamientos rondando por su cabeza.

Lo había culpado de dejarla en los momentos que más lo necesitaba y tenía razón, pero las ganas de huir siempre estaban presentes cuando de tratar con ella se trataba.

Odiaba no saber que decir o hacer, pero odiaba más notar que era la única mujer que quería y que parecía no amarlo.

Lo respetaba pero nunca había demostrado algún signo de sentimientos por el que no fuera deseo.

No sé le iluminaban los ojos como cuando veía a su escolta.

Apretó los labios sabiendo que debía dar la cara a la situación que el mismo había creado, ya no podía huir más y menos de algo así.

Camino lentamente por lo que restaba del pasillo hasta la habitación real y entro después de dar dos golpecitos en la puerta pero sin esperar respuesta.

Nunca había pensando el shock que el iba tener al verla, estaba traslúcida y lo podía atribuir a la sangre que había perdido, sus ojos estaban rojos y ojerosos, pero lo peor de todo es que se mantenía con la mirada perdida.

No había volteado a verlo.

- Eve.- Suspiro caminando hasta ella notando la presencia de dos lobos sobre la cama que gruñeron cuando intento tocarla a lo que tragó saliva alejándose.- Tengo que volver al campo de guerra.

- No te atrevas a dejarme.- Está susurro en voz baja mientras que fijaba su mirada en él.- No ahora, si tienes que volver llévame contigo.

- No será un viaje muy placentero y no estás en condiciones de viajar, la estadía tampoco será muy cómoda.

KING [H.S MATURE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora