KING [H.S MATURE]

XIV

Evangeline acarició el dorso de aquellos dos animales y sonrió complacida cuando los acurrucó en su regazo dormidos, nunca había tenido una mascota y ahora tenía dos además que de alguna manera le encantaba la letacidad de aquellas dos pequeñas criaturas.

Habían llegado hace un par de horas a RocaSeca y apenas habían llegado había tenido que posar para las modistas que estaban por acabar el vestido que usaría para la boda.

Lo habían hecho rápido pero era maravilloso y destacaban todas las tradiciones de Bóreas en el, estaba hecho de un color blanco brillante que representaba la nieve que los cubria todos el año junto con añadidos de cuero que representaban la caza que era uno de los dos mayores recurso sobre la cintura que hacían que está parecía mucha más estrecha, era acogedor y abrigado ya que eso había sido una petición personal del rey para hacerla sentir cómoda junto a dos insignias sobre sus hombros, en el derecho en dorado estaba el León que representaba a Apolo su país natal y en el izquierdo estaba un enorme oso pardo feroz sobre sus dos patas representando Bóreas su nuevo hogar y en la cola junto en el escote estaban el mayor recurso de Bóreas, brillantes diamantes y en el centro uno rojo en forma de corazón.

Le encantaba, era mucho mejor que el vestido que habían tardado semanas en hacer para Lyssa y lo mejor era que estaban preparando uno mejor para la boda que se haría en el castillo el día de la coronación.

Cuando por fin logrará ser Reina.

- ¿Su alteza ya quiere ir a la cama? - Una de las criadas le pregunto a Evangeline cuando la vio dormitar sentada y se acercó a ella cogiendo a uno de los cachorros de su regazo.- Haré que alguien les de un poco de leche y los llevarán al establo para que duerman.

- No.- Está negó somnolienta apuntando un rincón de la habitación.- Que les den leche y los traigan aquí, quiero que se acostumbren a rondarme.

- Pero su alteza.- La criada titubeó aparentando los labios.- El rey... No creo que le parezca que estén dentro de los aposentos una vez que vuelvan al castillo, es mejor que se acostumbren desde ahora fuera.

- El rey no tiene opinión acerca de mis mascotas, el me los dió para que haga con ellos lo que yo quiera, y los quiero dentro.- Hablo con molestia poniendose de pie.- No recuerdo haber pedido tu opinión de todas maneras, trae algo de leche y alimentalos aquí, también limpiaras los desastres que hagan hasta que aprendas a no dar tu opinión cuando no te la piden.

- Perdón su alteza.- Está bajo la cabeza notablemente arrepentida de su comportamiento asintiendo.- ¿Desea algo más?

- No, haz lo que te dije y no abras la boca cuando no se te pide.- Está murmuró sentándose sobre la cama viendo a ambos cachorros acurrucarse entre sí sobre el piso.- Busca a Lord Payne y dile que venga a verme urgente.

- Enseguida.- Está salió a toda prisa con la cabeza gacha desapareciendo en un par de segundos.

Evangeline no solía ser una mala persona con las personas de la servidumbre pero había ocasiones en la que tenía que mostrar la posición que tenía en relación a los demás, era joven pero eso no significaba que todo el mundo podía opinar sobre las decisiones que tomaba y muchos menos cuestionarla.

Ahora solo con poner a una en su lugar las demás aprenderían a tratarla con mucho más respeto.

Había notado el trato que tenían con ella solo por el hecho de ser una forastera.

Dos criadas habían llegado a la habitación ayudándola a quitarse la ropa y ponerse un camisón para dormir cuando entro Liam sin tocar sonriendo al verla con el largo cabello suelto y despintado debido a que se había soltado la gran trenza que lo recogía todo.

- Liam.- Está sonrió ampliamente dándole la espalda a las criadas para que amarraran los lazos del camisón mientras que lo veía.- ¿Ya conociste tu nuevo hogar? Quería hechar un vistazo contigo pero estaba ocupada con los preparativos para mi vestido de novia, es hermoso.

- Es inmensamente grande, hay mucho más espacio del que mi familia y yo necesitamos pero si esto la hace feliz a mi también.- Está sonrió sonrio nuevamente sentándose sobre un de las sillas mirando como está se metía bajo las mantas de la gran cama y cepillaba por si sola su larga cabellera.- Me entristece mucho no poder ver cómo se vía con su vestido, pero estoy seguro que se ve hermosa con el, se vería hermosa hasta con harapos.

- Bueno, mañana vas a poder ser uno de los primeros en verme con el.- Está bostezo dejando el cepillo del cabello a un lado para poder acostarse mejor mirando al caballero frente a ella.- ¿Me vas a escoltar hasta el altar? Quiero que lo hagas.

- Sería un honor para mí hacerlo, sabes que eres como una hija.

- Lo se.- Hizo una seña para que ambas criadas salieran dejándolos solo y le pidió a este que se acercara con la silla para ponerse junto a ella.- Toma mi mano, quiero que estés aquí hasta que me duerma.

- ¿Te sientes mal? - Este tomo su mano entrelazando sus dedos mientras que con su pulgar acaricia el dorso de la pequeña mano de ella.- Es la segunda vez que me pides que me quede contigo hasta que te duermas.

- No.- Negó sonriendo de lado.- Solo estoy un poco ansiosa por la boda, será también me primera vez con un hombre así que todo se junto y me siento ansiosa.

- No debes preocuparte por nada de eso, cuando llegue el momento el rey sabré que hacer.- Liam se inclinó para besar su frente en un cariño gesto negando cuando está en un movimiento intento besar sus labios.- Evangeline...- Advirtió.

- Está bien, está bien.- Está río suavemente apretando su mano para que no se alejará.- Se qué me ves como una hija, pero yo todavía no logro verte como un padre, sé que me haz rechazado las suficientes veces como para que me quede claro.

- No te he rechazado, nunca podria hacerlo.- Liam suspiro.- Pero yo tengo una familia y tengo la suficiente edad para ser tu padre y no tengo nada para ofrecerte, te mereces todo lo que quieres y por eso estoy dispuesto en dar la vida para que lo consigas.

- Pero nada vale la pena si no estás a mi lado para disfrutarlo, no quiero que mueras por mi.

- Eso no importa, si estás bien yo estaré bien donde se que este.

- Le tengo mucha envidia a Jenny, la amas suficiente como para rechazar a una princesa por ella, aunque lo entiendo, es una buena mujer y una buena madre.

- Tu también eres una buena mujer y serás algún día una buena madre, y recuerda que a ti también te amo Evangeline, con toda mi alma.

- ¿Mucho más que a tu esposa?

- Mucho más.- Liam sonrió golpeando la frente de esta con su dedo suavemente.- Ahora duerme, mañana vas a tener un día ajetreado, todos lo tendremos.

- ¿Crees que algún día nos amemos?

- ¿Quienes?

- Harry y yo, nos casamos porque él me desea y yo quiero ser reina, no hay sentimientos aun.

- Eres hermosa Eve y eres bondadosa aunque lo quieras ocultar bajo toda esa ambición, cualquier hombre caería a tus pies y se enamoraría de ti, yo lo hice.

- Pero eres lo suficientemente sensato como para hacer algo al respecto.

- Lo soy.- Este afirmó.- Pero no lo suficiente para alejarme de ti.

- No quiero que lo hagas.

- Y eso me complica mucho más hacerlo, me pides algo y estoy dispuesto hacer cualquier cosa para complacerte.

- Si un día algo llega a pasarte quemaré a quien haya osado hacerte daño.- Está murmuró cerrando los ojos vencida por el sueño comenzando a balbucear quedándose dormida.- Así que mantente a salvó o sino... Nadie quedará libre de mi ira...

- Y si alguien llega a lastimarte, no se salvará de la mía, no importa quién, ni siquiera si es el mismo rey.- Liam murmuró para si mismo poniendose de pie soltando cuidadosamente la mano de esta dándole una última mirada llena de amor para luego retirarse rápidamente.