Cuando pensaba que lo peor ya había pasado en aquellos cortos días y que su nivel de humillación ya no podría llegar a niveles más bajos... Ahí se encontraba él, de rodillas ante el inodoro devolviendo hasta lo que aún no había comido y lo que era aún peor...
Junto a aquella hermosa rubia con la que día y noche soñaba hacer millones de cosas, pero que en esta ocasión se encontraba haciendo lo único que ni en sus peores pesadillas se le cruzó por la cabeza que le haría: "Sobar su espalda mientras vomitaba."
Y es que por más que lo intentaba, por más que pretendía ser un hombre serio y por sobre todo "normal" ante ella, esta chica solo lo había visto en sus estados más vulnerables y conocía sus peores humillaciones. Por lo menos ya no debía lidiar con ese temor habitual en las parejas, en que tus padres cuentan historias vergonzosas sobre las estupideces que hacías durante tu infancia o muestran esas horribles fotografías en las que apareces en pelotas con ternurita junior del tamaño de una espinilla.
Su madre sin duda ya no podía humillarlo aún más y Serena no podría ver algo peor de él. ¿O no?
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ஊஊஊஊஊஊஊஊஊஊஊஊஊஊ
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¿Te sientes un poco mejor? – Preguntó Serena con cara de preocupación al pelinegro que se incorporaba con dificultad de su "predica" al excusado.
¿Tú qué crees? – Devolvió la pregunta con algo de sarcasmo, pero sin ningún ánimo de bromear, de hecho sin ánimo de hacer ninguna otra cosa más que vomitar o de plano lanzarse ya al mar para acabar con su sufrimiento y con todas las humillaciones vividas durante esa semana.
Era una pregunta retorica ternurita, sé que te debes sentir como las pelotas. – Señaló la rubia con tono algo disgustado. – Mejor vayamos a cubierta, acá encerrado te sentirás mucho peor.
No quiero moverme de aquí, en verdad prefiero no separarme de mi amigo por ahora. – Respondió el pelinegro apuntando el inodoro.
Quedarte aquí sólo te hará sentir peor, lo mejor es que salgas a la cubierta, respires un poco de aire e intentes pensar en otra cosa que no sea el mareo o el movimiento del barco. – Indicó la chica, pero antes de que terminara de decir la oración, el pelinegro ya se encontraba nuevamente abrazado al wáter.
Serena dio un pequeño suspiro mientras bajaba la cabeza negando en señal de frustración. En realidad esto no era nuevo para ella ya que su pequeña hija también se mareaba en lo barcos así que sabía algunos "trucos" para que estos cesaran. Se giró sobre sus talones con destino a la cocina esperando encontrar allí algo que ayudara a su mareada ternurita.
¿Te sientes "menos" mal ahora? – Preguntó al regresar de la cocina, rezando a todos los cielos que al pelinegro no le quedara nada más en el estómago para poder vomitar.
Peor que hace diez minutos no me siento, si eso puede traducirse en que me siento menos mal. – Intentó bromear el pelinegro. – De verdad no te preocupes por mí, si quieres sal a tomar sol un rato o algo, yo me quedaré aquí hasta que me sienta un poco mejor. – Señaló mientras se volvía a acomodar entre la pared y el inodoro.
Nada de eso, tu y yo nos vamos a la cubierta, te aseguro que allí no te sentirás peor que acá. -Más que recomendar, ordenó la rubia mientras lo tomaba de un brazo y lo obligaba a levantarse.
Darien no tuvo más opción que obedecer a la rubia en completo silencio, mientras ambos salían del camarote.
El sol de medio día lo saludó de inmediato y su calidez lo hizo sentir un poco mejor.
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Baila Para Mi
RomanceSerena es una hermosa striper que por cosas de la vida se vio obligada a recurrir a ese trabajo. Darien, es un hombre de negocios que necesita de su ayuda "Hacerla pasar por su prometida", pero ¿Las cosas les resultarán como las planean?