Baila Para Mi

Capitulo 20 La llegada de Diamante y algo más

No había ninguna duda, definitivamente nadie necesitaba decirle quien era el dueño de esa horrible voz, esa voz que en algún lejano pasado tanto le gustó escuchar, esa voz que le susurró dulces palabras de amor y de seducción en tantas ocasiones, esa voz que se le grabó a fuego en la mente y en el corazón cuando más necesitaba de su apoyo y no lo obtuvo, diciendo las peores frases que podía articular, diciéndole que jamás la había amado, que la pequeña vida que comenzaba a crecer en su vientre no tenía nada que ver con él y que debía deshacerse rápidamente de "eso", esa horrible voz que casi destruye su vida, sus ilusiones y sus sueños, una voz que por supuesto no quería volver a escuchar por nada de este mundo, pero que para su desgracia, era una voz que provenía desde pocos pasos detrás de ellos, y esa voz por supuesto le pertenecía a Diamante Black.

No... No puede ser. – Darien escuchó como Serena susurraba una y otra vez esa pequeña frase, como intentado convencerse a sí misma de que nadie había pronunciado su nombre, de que nadie había dado con ella.

¿Te sientes...? ¿Estás bien? – Preguntó el pelinegro con algo de duda y preocupación en su voz, intercalando su mirada entre la rubia que aún sostenía entre sus brazos y el extraño hombre de cabello color plata que parecía conocerla y la observaba como si hubiera encontrado el tesoro perdido.

Debes sacarme de aquí. – Volvió a susurrar la chica con voz alarmantemente temblorosa y llena de angustia. – Por favor Darien te lo ruego, sácame de aquí. – Insistió sin siquiera volver su mirada al hombre que la llamaba atrás de ellos, solo dirigiendo su mirada aterrada y de súplica a su novio.

¿Serena Tsukino? ¡Pero claro que eres tú! ¡Lo sabía! Serena, necesitamos hablar. – Insistió el hasta entonces desconocido para Darien.

Serena comenzó a caminar rápidamente arrastrando al pelinegro con ella, sin prestar atención a las palabras de Diamante e intentando ignorarlo por completo, este por supuesto comenzó a seguirla de inmediato.

Serena no seas infantil, creí que habías logrado madurar un poco durante estos años, sabes muy bien que tú y yo debemos hablar, existe un pequeño asusto pendiente entre nosotros y necesito que me aclares algunas cuantas cosas. – Señaló Diamante en tono autoritario sin dejar de seguirla.

¡Entre nosotros no existe ningún asunto pendiente! Aquel "asunto" al que te refieres lo mataste hace cuatro años, así que como podrás imaginar no queda nada pendiente entre tú y yo y por lo tanto nada que tengamos que hablar. – Exclamó Serena furiosa al recordar el pasado, aún sin voltear ni detener su andar, rogando a todos los cielos que el chico captara el mensaje implícito tras sus palabras y la dejara en paz.

Darien te lo suplico, debes sacarme de aquí. – Volvió a rogar la rubia a su novio, quien sin entender del todo lo que sucedía, pero imaginándose una buena porción no dudó un segundo más, y al ver como el peliplateado quedaba levemente atrás procesando la información que había escuchado de labios de la chica, cogió con rapidez el primer taxi que tuvo a mano llevándose a su novia lejos del lugar.

En el trayecto camino a casa, Serena aún no lograba recuperar los colores en su rostro y Darien no se atrevió a preguntar qué le sucedía, era obvio que lo que más necesita la chica en estos momentos era ordenar sus ideas y tener un poco de paz mental y aunque se moría de curiosidad él se la daría, ya habría tiempo de hacer preguntas más adelante.

Gracias, Darien. – Susurró la chica con el tono de voz un poco más calmado, una vez que ya se encontraban en las afueras de la casa del pelinegro. – Gracias por alejarme de ahí y gracias también por respetar mi silencio. – Agregó dedicándole una cálida sonrisa.

Darien solo asintió imitando su sonrisa, pero no pudo ocultar su cara de preocupación, la curiosidad lo estaba matando, sin duda algo había heredado de Luna y necesitaba saber que era lo que estaba sucediendo dentro de la cabeza de la rubia.