Capítulo 68: París bella París🗼

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Las patadas y gritos de Elena despertaron a Loki recibiendo un poco de estos impactos en las piernas y pecho, así que tuvo que moverla suavemente para despertarla, ella al abrir sus ojos abrazó inmediatamente a Loki soltando algunas lágrimas de desesperación, una sola noche sin esa pesadilla y había sido por las nornas.

—¿Estás bien? —susurró Elena—. En mis pesadillas te asesiné otra vez.

—¿Qué es lo que sueñas? —preguntó Loki con delicadeza.

—Estoy escapando de las nornas, corriendo por Asgard, el cielo esta oscuro luego llegó al Bifrost y tu estas allí con Heimdall como el día que me desterraste, luego Ingvarr los asesina o yo o a veces son fantasmas y luego...tu sangre llega a mis pies, salen palabras de súplicas y piedad hacia Ingvarr, como disculpándome con él, sabes que jamás me disculparía, lo asesinaría nuevamente si tuviera la oportunidad.

—Lo sé amor mío —consoló Loki abrazándola, le dio un beso en la frente y luego uno en los labios, Elena apenas le correspondió estaba temblando.

—Ayúdame Loki, siento que cada vez que quiero cerrar los ojos, que quiero dormir voy a ver esas horribles cosas —pidió Elena—. No he estado durmiendo en estos meses y mi desmayo...

—Tu cuerpo te obligó a dormir y es normal Elli —manifestó Loki—. Tus pesadillas sin embargo son demasiado específicas, pienso que son introducidas por alguien, y averiguare para que, mientras tanto...voy a aplicar el hechizo que te hacia ver mis recuerdos, comparados con sus pesadillas creo que son sueños hermosos.

—Si puedo dormir les daré la bienvenida con gusto —contestó Elena suavemente, Loki le volvió a dar un beso, hizo a aparecer un pijama más decente en ambos y comenzó a recitar los hechizos.

Elena fue cerrando los ojos lentamente, Loki introducía en ella un recuerdo de él con Frigga cuando era niño, la primera vez que Loki había visto a su lobo a las afueras del palacio y con el paisaje de los bosques de Asgard detrás de él. Y mientras Elena volvía a cerrar los ojos, Loki comenzaba a seguir el rastro de magia que lamentablemente lo llevaba a una persona muerta, a Ingvarr, sospechaba que estaba allí, como un fantasma. No sería fácil proponerle a Elena el nuevo plan que tenía en mente, pero no veía de otra, ella debía renunciar a sus piernas.

Vigiló a su esposa toda la noche, ella no volvió a moverse más que en la mañana en la que despertó con una singular alegría, había funcionado, así como también había comprobado que alguien manipulaba la mente de Elena. En tanto ella sentía que había descansado como nunca antes, y en cuanto levantó la mirada él pudo observar que ella lo miró con una expresión de agradecimiento pura.

—Nidhogg era un lobo hermoso —comentó Elena hablando del sueño que él había introducido en ella—. Me alegra que Frigga te haya permitido quedártelo.

—Creció mucho después —contó Loki dándole un beso—. Me alegra que funcionara.

—Gracias —respondió ella dándole otro beso—. Pero necesitamos una solución permanente, no puedo dejar que te desveles por mí.

—Me desvele un mes por ti hace mucho, no me importaría volver a repetirlo...

—Si lo hiciste y te perdiste de mi despertar de bella durmiente en un coma —se burló Elena riendo, luego su sonrisa se apagó—. Hablando en serio, necesitamos una solución.

—¿Has considerado que Ingvarr esté aquí como fantasma? —preguntó Loki al oído, Elena negó—. Puede que así manipule tu mente, tu padre tenía el poder de manipular los objetos, tu madre volvió a Helblindi en un loco retrasado, no me es tan descabellada la idea.

—Genial justo cuando no tengo magia —se quejó Elena—. ¿Cómo regresas un fantasma al inframundo?

—Eso corazón es lo que no haremos —informó Loki—. Si escapó antes, escapará después, tengo una mejor idea, pero me temo que necesitó de tus poderes.

Príncipes desterradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora