Capítulo 64: Angustia

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El sueño que estaba teniendo Elena era el más horrible de toda su vida, corriendo de las nornas, pero sin verlas llegó pronto al Bifrost, allí estaba Heimdall y Loki en el momento de su destierro, pero Asgard lucía totalmente diferente, el cielo de color plomo y los rayos daban en todos lados y pronto alguien asesino a Loki y a Heimdall, Elena lo reconoció inmediatamente.

—Yo no lo sabía —dijo Elena—. No sabía que eras mi hermano Ingvarr.

El fantasma río a carcajadas y la sangre de Loki llegaba a sus pies, luego un sonido incesante retumbó las paredes...

La alarma despertó a Elena sacándola de la pesadilla, eran las seis de la mañana, se había mal acostumbrado a utilizar las facilidades de la magia que madrugar para hacer todo le estaba costando y mucho. Sin embargo, sentía una esperanza de que ese día no fuera del todo malo, era el primer cumpleaños de sus hijos y debía aprovecharlo.

Cuando salió ya duchada y cambiada de su habitación vio a Loki buscando comida en el refrigerador, Elena se acercó saludándolo con un Buenos días que él correspondió con cortesía, ella no pudo evitar ver cómo iba vestido, las mismas ropas que el día anterior y del día de su altercado en el club, parecía vagabundo.

—¿Deseas algo de ropa? —preguntó ella con cautela, Loki la miró sin entender—. Es shockeante verte así después de ver que te vestías con trajes elegantes.

—No saldré así —respondió Loki tomando una cerveza del refrigerador, Elena camino hacia él y se la arrebató de las manos—. ¡Hey!

—No más alcohol, ese fue el trato —recordó Elena tirando la botella—. Tus hijos te necesitan sobrio.

—Dudo mucho que mi estado te preocupe mucho, ya que me tienes aquí solo para protegerte y no porque quieras arreglar el matrimonio...

—Te tengo aquí para que protejas a Valentine no a mi —se le escapó decir a Elena, aunque rápidamente se puso las manos en la boca.

—¿Qué quieren de nuestra hija? —interrogó Loki—. ¿Quiénes son ellos?

—No lo sabrás si quieres vivir —sentenció Elena imitando a su tía Beatriz muy a su pesar y para su desgracia Loki también noto esa similitud—. Intentemos pasar este día en paz sí, cuando los niños vean las fotos en un futuro sepan que a pesar de todo sus padres los aman.

—Lo intentaré —dijo él suspirando a sabiendas que por ahora Elena se negaría a decir algo.

—Bash debe de estar por despertar, voy a hacer el desayuno, para los cuatro —informó Elena suspirando también—. En cuanto se despierten debes cambiarlos, y escoge el atuendo que llevarán hoy ¿sí?

—Si está bien —aceptó Loki resignándose.

El Dios de los engaños camino hasta la habitación de los niños encontrando a Bash fuera de su cuna intentando entrar en la de Valentine quien estaba sentada riéndose de lo que Loki pudo inferir era el intento de entrar de su hermano.

—¿Mi pequeño travieso que estas intentando hacer? —cuestionó Loki levantándolo del suelo, Bash le sonrió y le dio un beso en la mejilla a su padre, después de paso las manos por los labios debido a que la barba le había causado comezón, Loki soltó una carcajada por ello.

Acomodo a Bash en uno de sus brazos y con la otra tomó a la pequeña pelinegra para sacarla de la cuna, los llevó a ambos a una mesa especial para poder cambiarles de ropa, Valentine también le dio un beso a su padre en la mejilla y tuvo la misma reacción que su hermano antes que Loki la pusiera en la mesa.

—Te voy a proteger de todo, mi pequeña —dijo Loki—. Te lo juro.

Después con magia los cambio de pañales y de ropas, a Valentine con un hermoso vestido verde y zapatos negros y a Bash con unos pantalones jean y una camisa de cuadros con unos zapatos de color beige.

Príncipes desterradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora