Destino || Terminada

El comienzo

Abogados y asociados / Nueva York

En un reconocido edificio de la ciudad de la gran manzana, se encontraba una castaña absorta en sus pensamientos mientras veía las hojas del otoño caer por el ventanal de su oficina.

Por un momento sus pensamientos se desviaron de su ajetreado trabajo preguntándose cosas que tenía muy dentro de su cerebro.

¿He hecho lo correcto?

¿He vivido los placeres de la vida lo suficiente?

Preguntándose... ¿Llegará alguien que me ame?

Esta demás decir que a la castaña no le ha ido muy bien en el amor, las pocas parejas que ha tenido en su vida amorosa, sólo la buscan por su puesto social y económico, dejándola o siendo cómo dicen la “cornuda” ella se ha entregado a personas que no la han valorado.

Es por ello que su mejor amiga y socia, suele decirle que debería probar otros horizontes respecto al amor, pero Daniela asegura ser heterosexual.

Para Alba aquello parecía ser una fachada engañosa de su mejor amiga, pues según ella dice tener un detector gay y no asegura si la castaña es heterosexual. Es fiel creyente al pensamiento de que no ha llegado la chica adecuada que haga dudas a su mejor amiga.

Unos toques en la puerta hace que salga de sus pensamientos.

— Castaña virgen. — saludó su amiga Alba con su característico acento español.

Daniela rodó los ojos al escuchar el “apodo” de su amiga. Era un recordatorio casi diario de que ella era virgen y no se sentía preparada para ese paso y su amiga la molestaba con eso.

— ¿Qué pasa española hueca?

Alba sonrió sentándose al frente de la castaña con unos papeles en mano.

— Vengo avisarte que conseguí los arquitectos para la expansión de las oficinas. — avisó la pelinegra.

Miró a la castaña poniéndose de pie para buscar papeles en el archivero.

— ¿Ellos vendrán aquí o debemos verlos en algún lugar?

Al encontrar lo que necesitaba le dio un vistazo a los papeles de uno de los casos recientes que estaba estudiando.

— Dentro de 20 minutos estarán aquí. — informó la dijo la pelinegra.

Alba sacó su celular al recibir una llamada, suspiró buscando la atención de Daniela, pero parecía imposible.

— Por cierto. — rompió el silencio. — Hoy saldremos tú y yo, castaña virgen.

Daniela volvió a rodar los ojos en el día, mientras su amiga tenía una sonrisa burlona en el rostro.

— No puedo, tengo trabajo pendiente. — Contestó sin más sin alzar la vista de los papeles.

— No acepto un no  cómo respuesta, castaña virgen. — reprochó. — Me lo prometiste desde el viernes pasado así que yo que tú voy moviendo ese gran trasero colombiano que tienes porque hoy saldrá a bailar.

Alba le quitó los papeles a la castaña, recibió una queja de su mejor amiga poniéndose de pie, finalmente obteniendo su atención.

— Alba, dame eso, es importante.

La pelinegra tenía una sonrisa pícara en el rostro, amaba sacar de quicio a su socia.

— Te los daré si me acompañas está noche al bar, sólo será un rato, tía. — mencionó soltando un resoplido. — ¿Quién quite que dejes de ser una castaña virgen?