Reencuentro

11.9K 523 14
                                        

Poché.

Estaba esperando al abogado que sería encargado de todo lo legal en el proyecto fundación. Luego de decirle a Alejo que preparará todo, Juana entró a trabajar con nosotros, los tres llegamos ayer a Nueva York.

Estaba viéndo que almorzar mientras espero a quién sea que espere, leí el menú cuándo sentí una presencia a mi lado, alcé mi vista encontrándome con el mesero, pero también con un par de ojos avellanados.

Quería que la silla me tragara y me escupiera en Madrid otra vez, quedé estática en mi lugar. De tantos abogados en la ciudad, ¿era ella la que tenía qué venir?

¡Mataré a Alejo! Estoy segura que él tuvo que ver.

Un carraspeo de garganta hace salirme de mi trance, sacudí mi cabeza.

Me paré de mi asiento ofreciéndole asiento a mi acompañante, ella toma asiento en silencio. Toda la atmósfera es palpable, se siente pesado el ambiente del restaurante.

Abrí y cerré mi boca sin saber que decir, el mesero llega salvándonos... Por ahora.

— ¿Qué les ofrezco?— pregunta amable.

— Una botella de vino, por favor.

Necesito alcohol.

— ¿Qué cosecha desea?

— La mejor que tenga. — pedí sin quitarle la vista a Daniela. — Luego pediremos el almuerzo.

El mesero asiente y se retira de nuevo, la tensión creándose de nuevo.

Juro que ahorcar a Alejo no será suficiente.

— ¿Cómo has estado?— preguntó Calle de repente en un suspiro.

— Bien, supongo. — repliqué pasando una mano por mi cabello. — ¿Tú? ¿Qué tal todo?

Ella jugaba con sus dedos sobre la mesa, aún podía recordar que hacía eso al estar nerviosa.

— No lo sé. — respondió incrustrando su mirada con la mía.

Aquéllos ojos... Esos ojos avellana no mostraban felicidad, al contrario solo veía tristeza en ellos.

No parecían los ojos alegres que veía cada día cuándo estábamos juntas.

— Ya veo... — me límite a responder.

El mesero llegó con la botella, me mostró la cosecha y asentí sin ponerle mucho interés, rellenó la copas de la mesa, una vez terminó se retiró de nuevo.

Tomé mi copa para darle un trago, llené de aire mis pulmones.

— Bien, supongo que ofreciste tu firma para el proyecto. — comenté yendo al grano.— Así que... Hay que ver cómo será todo esto.

Daniela tomó de su copa de vino, asintió lentamente.

— Es un gran proyecto, si me permites voy a felicitarte por ello, habla mucho de ti cómo persona.

Apreté mis puños bajo la mesa, tragué grueso asimilando sus palabras.

Que ella me diga eso causa un abismo dentro de mi.

— No se cobrará ningún centavo en honorarios. — recalcó.

Ella se echó la melena castaña a un lado, contuve el aire.

— Básicamente solo quedaría hacer un contrato con todos los involucrados con las cláusulas que tú decidas y si no se está de acuerdo hay que renegociar.

— Claro. — murmuré viéndola pasar su dedo por el borde de su copa de vino.

Daniela recargó sus codos en la mesa apretando un poco su escote.

Destino || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora