Enfrentar

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Poché.

5 meses después.

Desde que dejé Nueva York las cosas sorprendentemente han ido normales.

Me encontraba en Madrid, el trabajo no ha faltado y gracias a eso mis pensamientos no han hecho de las suyas pensando en la mujer que amo.

Estaba con Alejo en mi oficina hablando del nuevo proyecto de caridad que haremos para niños con cáncer en el mundo.

— Me parece perfecto. — comenté viendo los planos que llevábamos.

— La verdad me emociona el proyecto, será de mucha ayuda. — comentó Alejo.

— Serán tres fundaciones, por supuesto que es mucha ayuda.

— Lo sé.

— Por cierto, no me has dicho la ubicación del terreno de cada uno de ellos. — mencioné evidente. — Debes darme esa información.

— Yo la tengo y con eso basta, la información del proyecto pasará a tus manos pronto.

— Pero-

— Ahora debo irme. — me interrumpió. — Tengo que ponerme en contacto con varias personas.

Alejo se fue de mi oficina dejándome con la palabra en la boca, solté un suspiro sentandome en mi silla.

Respondí algunos correos y hablé por videollamada con ciertos empresarios que ayudarían con el proyecto.

— Muy bien, señores. — dije con una sonrisa. — Cuando tenga toda la información que requieren me pondré en contacto con ustedes.

— Eso esperamos.

Colgué la videollamada percatándome que probablemente sería hora de almuerzo.

Tiré mi espalda a mi silla dando vueltas y vueltas, observando el techo, pensando todo lo que hecho en todo este tiempo.

¿La mujeriega empedernida María José Garzón enamorada de una mujer después de tanto tiempo? Imposible de creer para esa María José del pasado.

Suelto una risita al recordar las palabras de mamá en mi adolescencia, recuerdo que había llevado mi segunda “amiga” a casa en una semana, mis padres siempre aceptaron mi sexualidad, por lo cuál no había problemas.

Recuerdo que al llevar a esa “amiga” terminamos haciéndo otras cosas, mamá se enteró y me hizo correr más de dos cuadras porque me perseguía con una escoba gritando un: ¡mi casa no es burdel, María José!

Cuando volví a casa no pude salvarme de un castigo, y cuando quise volver a contactar a la chica ella me dio tremendo cachetadón. Al volver a casa con el rabo entre las patas mamá se rió de mi diciéndome algo que no recordaba, hasta hoy.

Cuándo encuentres a una chica que no caiga rendida a tus brazos a la primera, ahí te darás cuenta que será la indicada y yo voy a burlarme de ti

Cuánta razón tenía, porque desde que vi a Calle simplemente me dejó muy en claro en su oficina que tendríamos una relación laboral, nada más. Tuve que ir a la “friendzone” para ser algo más con ella.

No digo que no he intentado olvidarla con otras mujeres, porqué he salido con varias, pero ninguna llena mis expectativas.

Ella era la excepción y la única para mí.

Unos toques en la puerta hace que salga de mis pensamientos.

— Adelante.

Al abrirse la puerta suelto un resoplido divertido, es nada más y nada menos que mi amiga Juana Martínez.

Destino || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora