Destino || Terminada

Llamada

Calle.

Despierto de mi sueño hermoso cuándo escucho un ruido incesante retumbando mis oídos, con los ojos aún cerrados intentó hacer que el ruido cese, pero no lo encuentro, abro mis ojos y encuentro mi teléfono sonando.

¿Quién carajos molesta a esta hora? Contesto sin ver el remitente.

— ¿Hola?— respondí soltando un bostezo.

— Hasta que por fin contestas, castaña virgen. — escuché la voz de Alba al otro lado de la línea, una sonrisa divertida se dibujó en mi rostro.

«Supiera que ya no lo soy» pensé.

—¿Qué quieres, Alba?— respondí divertida.

Me siento en la cama con cuidado, al girar mi cabeza para ver a Poché, la imagen me hace tragar grueso, ella está mostrando su sexy espalda, su trasero solamente cubierto por una sábana blanca.

¿Cómo ella puede ser sólo mía?

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver unos rasguños en la espalda de Poché, dándome un gran recordatorio de anoche.

— Joder, no tengo ni un, ¿cómo estás? ¿O como te va? Pues contestando tú pregunta inexistente... ¡Estoy estresada por dirigir nuestra firma!

Apreto los labios para no reír, Alba era tan dramática que si alguien encendía un fósforo para ella era un incendio.

— Lo peor aquí es qué no he tenido sexo, eso es por tú culpa. — agregó con dramatismo, ruedo los ojos.

— Alba, no seas exagerada, deja de vivir tanto del sexo. — contesté riendo.

Mi risa se corta de golpe al ver cómo Poché se da la vuelta en la cama, dejándome ver sus pequeños pero bien proporcionados pechos, un jadeo salió de mis labios.

—¿Sabes qué, Alba? Olvida lo que dije. — añadí apartando la vista.

Mi mente en una sola noche se había corrompido por completo, se me ocurrían muchas maneras de despertar a Poché.

— Que no exagero, castaña virgen, espera... — hubo silencio en la llamada. — ¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios!

Tuve que alejar el teléfono de mi oreja al oír los chillidos de Alba, ella ya se enteró y ahora no me la iba a quitar de encima tan fácilmente.

— ¡¿Ya habéis tenido sexo?! ¡¿Pero que mierda?! — soltó en un chillido. — Eres una sucia. — soltó una carcajada. — Dime que fue con el bombón.

— Por supuesto que fue con ella, ¿con quién más?

— ¡No me lo puedo creer!

— Tuve sexo y fue el mejor de toda mi vida, Poché es maravillosa. — contesté observando la mujer que duerme a mi lado, sonreí sin poder evitarlo.

— ¡Lo sabía, lo sabía!— replicó Alba. — Dime, ex castaña virgen, ¿cómo estuvo?

Podía jurar que mi socia debía tener una sonrisa maliciosa en la cara justo ahora.

— Alba, eso no se cuenta. — escuché un jadeo ofendido. — Además ya te lo dije, Poché es maravillosa.

— ¡¿Y eso qué?! ¡Yo quiero saber si te metieron dedo o lengua!

— ¡Alba!

Me callé al recordar a Poché durmiendo, ella se movió en la cama frunciendo el ceño ligeramente, suspiré al verla dormir otra vez.

—¿Me estás jodiendo, ex castaña virgen? He  esperado este momento por años, ¡años!— exclamó, reí por lo bajo. — ¿Y en serio no me darás detalles? Eres cruel, mujer.