Destino || Terminada

Limón

Calle.

Los días pasaron tranquilos, algunas veces cargados de trabajo, no obstante Poché y yo hacíamos todo lo posible por no dejar que el trabajo nos consuma tanto y vernos.

En el transcurso de la semana recibí la carta de renuncia de Lauren, ella no dio la cara y a pesar de que quise preguntarle que había pasado el día que estuvo en la casa de Poché, decidí dejar ese tema atrás y enfocarme en mi trabajo y relación.

Era increíble cómo ahora la palabra relación existía en mi vida, y no solo el trabajo.

Hoy era uno de esos días tranquilos en la firma, por suerte, era viernes por lo cual mañana tendría día libre al igual que el domingo, al menos esperaba eso y no recibir una llamada inesperada.

Salí de mi oficina para ir a buscar a Alba a la suya, iba a hablarle sobre unos pendientes, pero no la encontré. Iba a preguntarle a Valeria su paradero cuando vi a mi socia aparecer con mi novia a lado.

Poché al verme sonrió.

— Hola, hermosa. — saludó sonriente.

— Hola, amor. — respondí besando sus labios. —¿De qué hablaban?

— Poché me mostraba cómo quedó el piso de abajo, se ve genial.

— Solo demostró lo gran arquitecta que es. — mencioné orgullosa, mi novia sonrió tímida.

— Por cierto, debemos hablar sobre la inauguración de la expansión, ¿no crees?— comentó Alba, asentí.

— Para eso te buscaba, también por unos pendientes.

— Genial, vamos a tu oficina.

— ¿Qué tal si al terminar los asuntos hacemos esa salida que quedó pendiente?— propusé con una sonrisa.

— Sería estupendo.

Observé a Poché a mi lado y ella parecía distraída, fruncí el ceño.

— ¿Te parece amor?— indague pasando mis dedos por su brazo, ella volvió a reaccionar.

— Eh, sí claro, vamos. — contestó esbozando una sonrisa, pero no llegó a sus ojos.

— ¿Estás bien amor?— murmuré con duda.

— Sí amor, solo recordaba que tenía que hacer unos planos es todo. — contestó dándome una sonrisa, asentí no muy segura.

— De acuerdo. — murmuré. — Espérame un poco, ¿si?

— Claro.

Ella dejó un pequeño beso en mi boca con media sonrisa.

Con Alba nos dirigimos a mi oficina, tardamos unos minutos para ponernos de acuerdo con todo lo que queríamos hacer. Luego de ponernos de acuerdo salimos con nuestras cosas para irnos.

Alba llamo a Aída diciendo que nos encontraríamos en el restaurante, Poché y yo nos fuimos en su coche, en todo el camino no dejó de darme mimos y preguntarme sobre mi día, algo que amaba de ella era cómo me prestaba atención siempre.

Llegamos al restaurante y Aída ya estaba esperandonos, Alba la saludo con un pequeño pico en los labios a lo que se dibujó una sonrisa en mi rostro, parece que mi amiga está enamorada y eso me alegra.

Hablamos de cómo pasó todo con nuestras relaciones y de cosas triviales, pero Poché aún seguía metida en sus pensamientos, me preguntaba si algo andará mal en el trabajo, decidí preguntarle en casa.

Seguimos almorzando hasta que llegó la hora de salir, ahora estábamos en la entrada del restaurante esperando nuestros coches.

— Podríamos hacer algo más, aún es temprano. — comentó Dulceida.