Poché.
Estaba parada frente a Calle y ella no decía palabra alguna.
Probablemente esté loca por viajar hasta acá, pero necesito arreglar las cosas con ella, luego de contactarme con Alejo, él me dio la información de dónde podía estar así que sin pensarlo vine hasta dónde estaba.
En todo el camino hasta acá, me la pasé llamando los posibles hoteles donde ella podía estar, pero ninguno me daba respuesta. Recién llegué y cuando llamé al último hotel que era este, me dijeron que si se encontraba aquí.
Por eso estaba así, con la ropa de oficina arrugada, con un aspecto no muy bueno y probablemente sudada, pero no me importaba cuando ella estaba enfrente de mi. Valió la pena buscarla.
De aquí podría salir ganando o perdiendo a la castaña que se ha convertido en alguien muy importante para mí.
—¿Puedo pasar?— susurré lentamente.
Definitivamente no esperaba que Calle diera un portazo, haciéndome retroceder unos cuantos pasos para que no diera en la cara. Otra vez.
— ¡Vete, María José!— gritó detrás de la puerta.
— ¡No lo haré!— repliqué intentando abrir la puerta, pero estaba cerrada.
—¡Déjame en paz!
— ¡Que no! ¡Y no me importa esperaré aquí afuera!— dije decidida, mientras me sentaba y recargaba mi cabeza en la puerta.
— ¡Qué necia eres, vete!— demandó con tono de voz irritado.
— ¡No y no! ¡Aquí me quedo hasta que hablemos!
No escuché respuesta por lo que me dio a entender que no estaba detrás de la puerta.
Esperé no sé cuánto tiempo sentada en el pasillo, mi única amiga fiel era el blazer negro con el que fui hoy a la oficina para matar el frío.
Si Calle era necia yo era el doble.
Estaba medio adormitada cuándo escuché la voz de Calle al otro lado de la puerta.
— María José, ¿sigues ahí?— dijo dudosa, no respondí. — ¿Poché?
— ¿Para que preguntas si sabes que aquí estoy?— respondí con otra pregunta.
Solté un suspiro pesado estirando mis piernas, el silencio se hizo presente otra vez por un largo rato, recargué mi cabeza contra la puerta cerrando mis ojos.
— Hoy me he dado cuenta que no había sentido tanto miedo antes...
Empecé a cantar de la nada, sin importarme si podía escucharme realmente estúpida o ridícula, tenía la esperanza de que Calle me escuche.
— Quiero mirarte un poco y soñar que el destino es junto a ti, mi amor...
Llené de aire mis pulmones carraspeando mi garganta.
— Quédate un segundo aquí a hacerme compañía y quédate tantito más, quiero sentirte mía...
Termine de dar mi pequeño concierto, pero no escuche nada al otro lado de la puerta, apreté los labios con resignación, ella no abriría la puerta.
Solté un suspiro con tristeza, tratando de asimilar que si Calle no abrió la puerta es porque la perdí.
Estaba por pararme cuándo la puerta se abre cayendo de golpe en el suelo golpeando mi espalda.
— Auch. — me quejé.
Al olvidar mi dolor desde arriba Daniela me observa con un gesto culpable inmediatamente me levanto del suelo con la espalda adolorida, pero había logrado el primer paso.

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Destino || Terminada
FanfictionElla es una arquitecta que tiene relaciones ocasionales. ¿Conseguirá el amor luego de toparse con una castaña abogada?