Él fue

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Calle.

No puedo creer que pasé de tener una noche maravillosa, erótica y feliz con la mujer que amo a esto.

Un ex prometido con el ego herido y María José hablando sobre una verdad que ignoro por completo.

Poché lo observa con odio y recelo, Sebastián corresponde con el mismo sentimiento.

— Sebastián. — llamé su atención. — Dime lo que tengas que decirme.

Me crucé de brazos observándolo, él me vio y trago en seco.

— No sé de que habla, esta loca. — replicó señalando a Poché.

— No quieras hacerte la víctima que no te queda. — acusó la peliazul tajante. — Si no le dices tu lo haré yo.

— Amor, por favor, cálmate. — pedí tomando su rostro, ella suspiró pesado.

— Lo sé, lo siento.

— No hay de que disculparse. — susurré acariciando sus mejillas. — Déjame hablar con él.

Ella asintió lentamente no muy segura.

— Lo intentaré, pero si planea algo no sé que pueda pasar. — murmuró viendo de reojo a Sebastián.

Asentí dejando un corto beso en sus labios, Sebastián apretó los puños al vernos, dirigí mi vista hacia él.

— ¿Hablaras o no?— demandé.

— Calle, yo no tengo nada que ver. — habló inquieto.

— Sebastián, no tengo paciencia ahora, si me ocultaste algo, es mejor que hables.

— Te juro que-

—¡Dile, maldito imbécil! — estalló María José. — ¡Dile que tuviste qué ver en mi desaparición para alejarme de Calle estos tres años!

Quedé atónita al oír la confesión de Poché.

Retrocedí un paso atrás viendo a Sebastián, él apartó la mirada con la mandíbula apretada confirmando lo que María José había dicho.

¿Cómo es posible? ¿El hombre qué me declaraba amor eterno y qué me propusó matrimonio tuvo que ver con mi sufrimiento? ¡¿Por su culpa creí que la mujer qué amo me abandonó?!

— ¿Cómo pudiste...?— musité con rabia.

— Calle, yo-

— ¿Qué te hice para qué fueras el culpable de mi miseria estos tres años?

Él se quedó en silencio observandome, apreté los puños.

— ¡Respondeme, Sebastián!— exigí caminando hacia él.

—¡Está bien! ¡Yo tuve que ver con su desaparición!— admitió.

—¡¿Con qué derecho te atreviste a hacerme eso?! ¡Yo confié en ti!

— ¡¿Por qué lo hice?! ¡Lo hice por ti! ¡Porque me rechazaste por ella!

— ¡¿Y no pudiste aceptarlo cómo un hombre?!— tomé su quijada para que se atreviera a verme. — ¡¿Tuviste qué causarme dolor para acercarte a mi, maldito cobarde?!

Sebastián se soltó de mi agarre bruscamente tomando mis muñecas.

— ¡Eres una basura! ¡La peor persona que se pudo topar en mi camino! — grité con rabia golpeando su pecho. — ¡Tú me viste llorar por ella cuando siempre supiste dónde estaba!

— Calle, Calle.

Tomó mis muñecas en un ágil movimiento deteniendo mis golpes.

— ¿Qué no entiendes que yo te amo?— mencionó con una sonrisa, fruncí mi ceño. — Me enamoraste desde que te rescate el día que nos conocimos, pero cuando te vi con ella no supe que hacer.

Destino || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora