Alianza

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Me habría reído si no me hubiese sentido tan incómoda.

-¿Sacarme de la organización? Claro que sí, señor detective -dije sarcástica.

-No te miento, Miyano, tu hermana me ha contratado precisamente para eso. Con tu colaboración, encontraremos la forma de libraros a ambas de sus garras. Cuando estéis a salvo, Akai y yo seguiremos investigando para derrocarles definitivamente. Todo saldrá bien -cuánta confianza.

Akai...

Pude imaginarme sin que lo dijese que debía ser el hombre del gorro, pero quise preguntar para asegurarme:

-¿Quién es Akai?

-El novio de tu hermana, por supuesto.

-¿¡QUÉ!? -grité.

Yo no sabía nada.

-Oh, perdón, pensaba que lo sabrías, pero tranquila, yo solo lo he deducido, no es como si ellos se me hubiesen presentado como pareja. Akai trabaja encubierto para la organización bajo el nombre en código de Rye. Es un agente del FBI.

No podía esconder mi tristeza, Akemi no me había dicho que estaba enamorada, y lo había tenido que descubrir por medio de este detective de pacotilla con humos.

Supongo que notó mi frustración, visible en mi cara por mis labios torcidos en algo parecido a un puchero de niña pequeña, porque puso una mano en mi hombro y esbozó una gran sonrisa.

-No te preocupes Miyano, cuando seáis libres volveréis a poder hablar de todo, ya verás.

No supe qué responder.

Entonces recordé a qué había venido y me apresuré a aclarar la situación.

-Siento mucho tus buenas intenciones, pero necesito que le digas a mi hermana que no haga nada, que se aleje todo lo que pueda de los asuntos de la organización y que yo voy a estar bien sola. No puedo permitir que se ponga en peligro a mi costa. Si tú y Rye o Akai o como se llame queréis seguir con vuestro plan de derrocarles sois bienvenidos pero no quiero a Akemi involucrada. No pienso permitirlo.

El joven detective sonrió por enésima vez.

-Tu hermana me dijo que esto iba a pasar. Te conoce más de lo que crees. Me pidió también que te dijese que no piensa rendirse ante tu negativa. Tus opciones son dos: colabora o la Miyano mayor se pondrá en más peligro -me fijé en que, a pesar de la chulería, era formal al hablar, nunca refiriéndose ni a mí ni a mi hermana por nuestro primer nombre-. Dice que te promete solo involucrarse hasta aquí si tu accedes a que te ayudemos. Akai va a substituirla. Ella ya ha hecho su trabajo poniéndonos en contacto, no puede hacer demasiado más. 

Me mordí el labio.

No sabía qué hacer.

Akemi no era alguien capaz de decir mentiras. Quizá era verdad que aquello la protegería más que el no colaborar.

Pero... ¿estaba yo preparada para traicionar a la organización? ¿A Gin?

-Vale, haré lo que sea que me pidáis, pero como escuche que han vuelto a hacer daño a Akemi voy a delataros a Gin. O a Ano kata mismo -accedí sin pensármelo mucho más.

Era de mi hermana de quien iba todo eso. La simple posibilidad de protegerla, de conseguir un futuro mejor para ella, era más que suficiente.

Lo sentía de corazón.

A mí me daba igual mi futuro, ya he dicho que nunca pensé tener alguno, pero Akemi era prácticamente una chica normal.

Algún día querría casarse, formar una familia, lejos de todo esto, quizá con este tipo, Akai.

Sweet betrayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora