Reencuentro

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Perspectiva de Shinichi Kudo

La noticia llegó en forma de llamada de teléfono una madrugada.

La voz de Akai, por primera vez entrecortada y tensa, me explicó lo ocurrido.

-Kudo, me acaban de comunicar desde la organización que Shiho Miyano ha sido asesinada por traición. Bourbon la descubrió filtrando información y la mató al acto. Akemi... Akemi también ha sido asesinada. No la necesitaban más. Bourbon se ha encargado de ambas. Lo siento mucho... No sabes cuánto lo siento. Parece que no dudan de nadie más... Pero no podemos estar seguros del todo. Creo lo mejor sería dejar la investigación por un tiempo. Al menos hasta que las cosas se calmen. Sé cuánto significaba Shiho para ti... Espero que llegue el día en que podamos devolverles el golpe, vengar sus muertes.

Pensé que mi vida había terminado.

Fue lo primero y único que pude pensar.

Que mi vida ya no tenía sentido.

Miyano estaba muerta.

Había desaparecido para siempre.

Y yo no había estado allí.

Yo no había podido hacer nada.

La había dejado sola, le había prometido que todo saldría bien.

Y ahora estaba muerta.

Colgué el teléfono sin poder llegar a responderle.

Aquello no podía estar pasando.

En un gran estado de dolor y confusión, corrí hasta el instituto donde siempre quedábamos, rezando por encontrarla allí, sana y salva, como tantas otras veces.

Pero no estaba.

No estaba... Ni volvería a estar.

Su vida había terminado.

Y yo no podía hacerme a la idea.

No podía no culparme.

Esta noche corrí al único sitio en el que pensé que me sentiría a salvo.

La casa de Ran.

Ella vivía sola con su padre y esa noche él parecía no estar.

Ran me abrió la puerta a pesar de la hora que era y me acogió entre sus brazos sin hacerme preguntas.

Me dejó llorar, me dejó gritar, me dejó dormirme profundamente.

Estuve con ella varios días, incapaz de ir a ningún otro lado.

Y ella fue lo único que me ayudó a salir de ese agujero.

Había perdido a Miyano... Pero no iba a dejar que nadie me arrebatase jamás a Ran.

Me hice esa promesa.

No cometería el mismo error de dejarla sola.

-Te quiero, Ran, siempre te he querido, y te prometo que no dejaré que te pasé nada -una de esas noches, entre sollozos se lo juré, mientras ella me acariciaba la cabeza y me dejaba que volviese a besarla tras tanto tiempo.

-No me voy a ir a ninguna parte, Shinichi -ella, por su parte, también me juró amarme para siempre.

Fueron las peores semanas de mi vida.

Pero de ellas salí con mi compañera de por vida.

A ella no pensaba perderla.

Me juré a mí mismo también alejarme de la organización.

Sweet betrayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora