Antes pudieron con él porque estaba dopado, porque eran tres, pero ese sujeto estaba solo.–¿Cómo te atreviste a hacerle esto?– le cuestinó Zamasu dejando a Serena recostada en el piso para levantarse con un vaivén malévolo.
El hombre lo miro. Estaba tan habituado a las expresiones de odio y rencor que no se intimidaba, al contrario era lo que buscaba porque le causaba esa excitación que complacía en muchas retorcidas maneras. Cerró la puerta y se quito el cinturón. Zamasu solo estaba esperando a que ese sujeto mal oliente se le fuera en cima y cuando lo hizo se dejó someter para que bajara la guardia y asi presionar el punto que buscaba. Como si los dedos de Zamasu le hubieran inyectado corriente, eso sintió ese enfermero y luego sus piernas no respondieron más.
–Hay muchos humanos como tú– le dijo Zamasu golpeándolo con el puño sin piedad– Seres tan ruines que se deleitan torturando a los débiles, a los que no se pueden defender ¿Lo disfrutaste, no? Lo disfrutaste sin duda. Como te habrás regodeado sobre ella ¡Sobre mi Serena! Sobre tus victimas... que repugnante eres.
La boca del sujeto estaba llena de sangre a raíz de los puñetazos y Zamasu no tenia intención de detenerse.
– Tu crueldad es la de los cobardes, la de aquellos que saben que no pueden contra alguien a su nivel ¿Disfrutas la cuota de poder que tienes? ¿Quién te crees que eres? ¡Responde!– le pregunto con asco y una furia ciega– Eres indigno de que me ensucie las manos contigo...no eres más que escoria.
Lo golpeo hasta cansarse y cuando lo hizo, le quito las llaves para ir a abrir las habitaciones que estaban en ese sótano y así liberar a los que allí estaban. Los pacientes que permanecía en el sótano eran los más peligrosos, algunos incluso habían cometido crímenes terribles y la atención recibida ahí no fue más que en desmadro de su salud mental. ¿Cómo no volverse una fiera si te tratan como a una? Entre más se deshumaniza al hombre más bestia de vuelve y en ausencia de razonamiento lo que queda puede volverse monstruoso. Zamasu levantó a Serena en sus brazos rápidamente. Los locos estaban saliendo de sus celdas como una banda se zombies hambrienta.
Cuando el enfermero advirtió que pasaba se llenó de terror y al Zamasu pasar junto a él se sujetó de su tobillo.
–No me dejes aqui por favor...por favor...– le suplico, pero Zamasu no lo escucho.
Serena estaba despierta. Escuchó al hombre y le hablo a Zamasu.
–No lo dejes...lo van a matar– le dijo sujetando la camisa de su rescatador.
–No les quite las camisas de fuerza– le respondió Zamasu y le beso la frente, después de deshacerse del agarre del enfermero.
Zamasu dejo a Serena donde pudieran encontrarla, así él, no se vería involucrado en nada. Mientras atendían a Serena en la enfermería, unos auxiliares corrían por ahi alarmados por el incidente en el sótano. Los pacientes de ese lugar casi dan muerte a uno de los enfermeros. Decían que lo mordieron y patearon sin piedad, hasta le habían arrancado la lengua. Nadie estaba muy seguro de como paso y de porque las habitaciones estaban abiertas, pero era lo de menos. En cuanto a Serena solo la curaron. A veces entre los pacientes se agredian y los golpes no eran serios. No tenia huesos rotos ni nada de eso, pero descubrieron que fue abusada y en el caso de Serena eso los preocupo, pues pagaban para evitarle demasiados sufrimientos y cuando esa mujer iba a verla siempre pedía hablar con ella a solas, si algo andaba muy mal les quitaba el pago. Era extraño como funcionaba aquella mujer, algunos decían que buscaba Serena firmara algo, pero ella se negaba.
A Zamasu eso y todo lo demás le daba igual. A él le preocupaba ella nada más y descubrir tal cosa fue bastante confuso para él. Sabia que le tenia afecto y cariño, pero acababa de descubrir sentía por ella algo aún más fuerte e intenso. Amor esa palabra le era tan ajena, pues él nunca sintió amor por alguien. Los Supremos Kaiosama deben ver a los mortales con cierta preocupación, pero no los aman porque seria problemático. De cualquier forma, eso que los humanos definían como amor para él, era simple necesidad biologica y poco tenia que ver con lo sentimental.
–Otra vez pensando como dios, Zamasu– se reprochó y se olvidó de esas comparaciones para volcarse a otras.
El amor era preocupación, paciencia e incondicional, pero también pasaba por lo físico y no tenia que ver con el acto sexual solamente sino con gestos más sutiles como una caricia,un beso, una sonrisa. El simple acto de levantar a alguien del suelo o de darle un vaso con agua venia de eso llamado amor y no solo a un individuo en particular, si no a uno mismo. Gracias a Serena había llegado a la conclusión que el amor de los hombres no era tan vano.
Hay diferencia entre el amor propio y el ego. Él abandonó el ego y se amaba a si mismo en ese momento. Abandono el ego al ser despojado de su dignidad, al ser humillado, transgredido y mucho más, pero más que abandonarlo se lo arrebataron y curiosamente fue la ira la que lo mantuvo en pie, sin embargo , fue el amor de Serena lo que lo llevo más allá. No el amor de ella hacia él, sino el de ella hacia si misma y que daba a los demás.
Recurría a la memoria de dios para reflexionar porque era la única que tenia. Pero allí no había alguien que lo amara, aceptara y comprendiera, en su presente estaba Serena y le dolía verla así. Fueron días y días de estar a su lado mientras ella dormía en esa cama. Claro que no dejaba de hacer lo que hacia por los demás. Si no lo hacia él ¿quién? Pero a la vez su indignación crecía, pues sus acciones solo mitigaban la miseria del lugar, pero no lograba cambiar nada allí.
Veía a Serena y se sentía impotente por no haber podido evitar que ella pasara por todo eso. Sostenía esa mano pálida con huellas de golpes y sentía el dolor en su propio ser. No había duda la amaba. Serena era todo para él más allá de su pasado, cualquiera que allá sido. Cuando al fin ella abrió los ojos y pudo permanecer despierta por más tiempo Zamasu se sintió algo más aliviado. Su rostro no estaba inflamado y las marcas en su cuerpo habían disminuido cociderablemente.
–Hola– le dijo amoroso y emocionado.
La muchacha lo miro y en silencio comenzó a llorar. Fue lo más doloroso que recordaba haber visto y cuando, con torpeza, trato de abrazarla ella se resistio. Al fin logró hacerlo de todas formas y ella en su pecho acabó llorando con más fuerza.
–Sacame de aquí por favor, Zamasu– logro decirle en medio del llanto– Sacame de aquí– repitió aferrándose a él con desesperación.
–Te lo juro...todos vamos a salir de aquí, Serena– le respondió apretandola contra él– Te lo prometo. Nunca más volverán a lastimarte.
Como lo haría no sabia aun, pero de que los iba a sacar a todos de allí Zamasu no tenía duda de eso.
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Delirios
FanfictionSupuestamente fue restaurado tras su destrucción a manos del dios de la destrucción del universo siete, pero...¿Por qué fue abandonado en un manicomio en el mundo de los hombres?