Delirios

22._Loca

Como dios, en un principio, Zamasu quiso beneficiarse de ella. Como hombre se permitió amarla sin comprender mucho el motivo. A él le pareció que lo hacía por aferrarse a su cordura, para tener algo bueno en medio de todo lo horrendo de ese lugar o para lidiar con su soledad, pero no era nada de eso. En algun momento, a raiz de todo lo que estaba viviendo, Zamasu aceptó a los humanos y cuando los aceptó vio cosas buenas en ellos y al ver cosas buenas en ellos es que pudo apreciar a Serena en realidad. Lo que por días meditó en el aislamiento fue porque después de saber que era un dios la seguía amando y la respuesta también era muy sencilla, era un sentimiento real,no una ilusión o producto de la desesperación. 

La amaba como hombre,como dios y en ese punto entre los dos en el que estaba en ese momento. El dilema era que hacer respecto a eso. ¿Tomaba su amor por Serena por el cuello y se iba otra vez a lo alto para ser un dios que vigila el universo,que crea en los mundos las condiciones para la vida y todo eso que hace un supremo kaiosama,pero que para él no era suficiente? ¿se quedaba en la tierra como otro de tantos hombres junto a esa mujer a la que debía ofrecerle una  vida,una vida mortal? Mientras duro ese beso,Zamasu repaso todo eso. Mientras la tenia en sus brazos se sentía más mortal y prueba se eso era la palidez de su piel,prueba de eso era también que quería tenerla sólo para él,de esa forma en que deliro tiempo atrás. Pudo proponerselo en ese momento,mas él quería que fuera de otra forma y para eso necesitaba a Gowasu.  

Esa tarde en un momento a solas en un pequeño y vacío patio que había, al que casi nadie iba,Zamasu grito a los cielos llamando a su maestro. La ventaja de que lo pensaran un demente es que nadie presto atención a lo que decía. Casi al anochecer, mientras estaba solo en una silla en el jardín,Gowasu se presento ante él.

-hola Zamasu-le dijo.

-hola...-le respondió con una sonrisa en los labios. 

-¿para qué me has llamado? Aun no estas listo y lo sabes.

-hay algo que necesito pedirle.

Gowasu escucho en silencio durante todo el tiempo que duro el relato de su aprendiz y al final cumplió su petición. Se le quedo viendo entrar en ese edificio,luego con una sonrisa de resignación se marcho.

Zamasu camino por los pasillos hasta la habitación de Serena y la encontró dormida. La llamo y ella despertó. La muchacha se encontro,en primera instancia,con un sujeto de atuendo extraño,orejas largas y en punta,con una piel de color del limón,pero...

-¿Zamasu?..¿qué..?-balbuceo.

Él se sonrió,se sentó en la cama y tomando una de las manos de la muchacha,le contó todo. Absolutamente todo,incluso que intento matar a sus maestro y que en un futuro alterno aniquiló a la humanidad,le tomo un par de horas hacerlo. Claro que al principio Serena pensó que era una broma,pero a medida que el relato avanzó dejo de oír con incredulidad,para pasar a un asombro cargado de todo tipo de emociones que la empezaron a angustiar un poco. Lo miraba,lo escuchaba y aquello que no le era verosímil,se le fue volviendo verídico de algún modo que no hubiera podido explicar y no tenia que ver con ese aspecto que Zamasu tenia ahora,era algo en su interior,pero no la asusto sólo la aturdio. Era demasiada ingormacion de una sola vez,trataba de asimilar todo,de entender quien era ese que estaba ahi y por quien ella sentia algo muy fuerte,mas ahora ese sentimiento y el beso de la mañana le parecian un sacrilegio,una falta terrible. Podia ser quiza que en efecto estuviera perdiendo el juicio,tal vez estaba desvariando. Lo miraba y seguia viendo a Zamasu nada más,aun con ese aspecto ligeramente inhumano.Se aparto de la cama atribulada y él la siguió para decirle que la amaba,mas también que necesitaba tomar una decisión.    

-si eres un dios,vuelve a tu lugar-le dijo ella cuando él trato de acercarse.

-no es tan fácil...no sé si quiero hacerlo.

-si lo dices por mi...

-¡te amo!-le dijo tomándole las manos para hacer que lo viera-entre otras razones estas tú como mi principal ancla a una vida humana...dame la respuesta Serena...

Lo miro y aun después de todo lo que escucho,habiendo meditado las cosas lo mejor que pudo,de saber que ese ser era un dios que se dejo cegar por su odio a los humanos y que motivado por eso intento matar a su maestro, para luego aniquilar a la humanidad,que estaba ahi para recibir lecciones; todo eso y todo lo demás,seguía viéndolo de la misma forma.  

-¿cuantos dedos vez?

-cinco-le contesto.

-no estas mal,no estas nada mal-le dijo ella y rompió a llorar silenciosamente.

-no...ya no estoy enfermo-le dijo él y le acaricio la mejilla.

-así que todavía no eres del todo un dios.

-no...aun no...

Las manos de Zamasu bajaron a la cintura de Serena y se quedaron ahí aguardando,las de ella titubearon un momento antes de subir para rodear ese cuello. Al unísono salieron en busca de ese beso,hasta que lo encontraron y se quedaron en él por un tiempo bastante largo,se separaron solo para recuperar el aliento y volvieron a besarse y siguieron haciéndolo olvidandose de todo lo demás,ignorando los gritos de allá fuera que encendían los animos de los dementes. Pasaba aveces que el desvarío de un loco hacia gritar  a uno y a su grito respondía otro y pronto todo era un caos,uno vehemente como lo era los vendavales del amor que todo lo trastorna o todo lo calma.

Serena se entrego a Zamasu esa noche y él a ella,al diablo con el dios y con el hombre,con el demente y con el cuerdo,esa noche era todos y ninguno de ellos. Allá afuera volaban todo tipo de objetos,ahí dentro las ropas que eran un estorbo y cuando cayeron sobre esa cama desprovistos de ellas, en un respiro que se tomaron Zamasu la miro amorosamente y le hiso aparto el cabello del rostro.

-¿estas segura de esto?-le pregunto

-te amo-le dijo ella-y si al morir o en algún otro momento otra deidad viniera a cuestionarme el que ame a un dios, le diré que estoy loca.

-tal vez nunca llegue a ser un dios.

-eso es algo que sólo puedes decidir tú,Zamasu. No me entregues esa responsabilidad a mí.

Él paso su mano por la curva de esa cintura y no volvio a hablar.