SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS (CLEXA AU)

Capítulo 9: Dedos de bebé

Clarke fue despertada por el toque de los labios de Lexa en su cuello, sintiendo su brazo envolverse alrededor de su cuerpo.

Abrió los ojos y vio una pared beige, aunque la luz del sol que entraba por las cortinas blancas le dificultaba mantener los ojos abiertos. Había un sillón rojo y una mesita de café junto a la ventana, y allí reconoció la rosa blanca que le había dado a Lexa el día anterior, que ahora estaba en un jarrón de cristal lleno de agua.

- Mmmmm - suspiró al sentir las yemas de los dedos de Lexa acariciando la longitud de su brazo hasta el dorso de su mano. - Esto se siente muy bien...

- ¿Acariciando tu brazo? ¿O besando tu cuello? - preguntó Lexa y movió sus labios sobre el hombro de Clarke. - ¿Qué tal aquí?

- Todo... y también se siente bien ser la cuchara pequeña.

Clarke podía sentir a Lexa sonriendo mientras dejaba suaves besos en su piel.

- ¿Siempre eres la cuchara grande, entonces? Supongo que encaja con tu necesidad de tener el control - se rio.

- Eyyyy - protestó Clarke juguetonamente. - ¿Me estás llamando maniática del control?

- Nunca - Lexs se rio. - Me parece adorable.

- ¿Sí? - Clarke acercó su cuerpo al de Lexa y sintió sus cálidos y desnudos pechos en la espalda.

- Ajam - la actriz susurró al oído de Clarke. - ¿Quieres saber qué más me parece adorable de ti? - continuó y recibió una respuesta afirmativa de Clarke, que asintió con la cabeza. - Tus dedos de bebé - dijo mientras agarraba la mano de Clarke, juntando sus palmas y luego se echó a reír.

- Oh, vamos - la rubia no pudo evitar reírse también. - Decirle eso a una lesbiana es como decirle a un chico que tiene una pollita de bebé muy chula.

Lexa comenzó a reír a carcajadas, luego se alejó de la rubia y salió de la cama. A Clarke no le gustó el contacto de piel perdido, así que se dio la vuelta para buscar a Lexa, que se alejaba de la cama, completamente desnuda, caminando hacia la antesala de camino al baño.

- No es que me importe la vista, pero prefiero tenerte aquí, a mi lado - protestó la rubia.

- Dormí con los lentes de contacto puestos, tengo que sacarlos - dijo Lexa y siguió caminando. - Vuelvo enseguida.

Clarke ojeó las largas piernas de Lexa y notó lo que parecía ser una mancha de nacimiento de forma irregular del tamaño de una ciruela en su muslo izquierdo, justo debajo de su glúteo. Le recordó a la que tenía ella misma en la parte interna de su muslo pero más pequeña y más cerca de la rodilla y la hizo sonreír.

Clarke había visto una gran cantidad de fotos de Lexa en Internet, pero nunca había notado la mancha de nacimiento. Tal vez tenía que ver con el hecho de que Lexa no solía tomar el tipo de fotos que requerirían quitarse la ropa; en realidad era muy moderada en ese aspecto. Era obvio que Lexa quería ser notada por sus habilidades de actuación y no por su cuerpo.

Todos esos pensamientos se abrieron paso en la cabeza de Clarke y en ese momento finalmente pudo comprender la realidad de la situación; estaba en la cama de Lexa Woods después de haber tenido sexo alucinante con ella la noche anterior. Y lo mejor de todo fue que no se sentía raro en absoluto, dado que Lexa era alguien que Clarke había estado admirando en la pantalla del televisor durante los últimos dos años. 

La conexión entre ellas se sentía natural y muy real, incluso familiar, como si sus cuerpos siempre estuvieran destinados a encajar como dos piezas de un rompecabezas. Eran solo dos mujeres, extremadamente atraídas entre sí, aprovechando al máximo su tiempo juntas en una habitación de hotel en París.