Capítulo 2

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—Si se, pero no estoy de ánimo —dije secamente esquivándole la mirada mientras tomaba un trago.

—Anda, no te hagas de rogar —dijo estirando su mano hacia mí.

—Ok... ok... vamos a bailar pero solo una sola canción para que no digas que soy una aburrida —dije con una pequeña sonrisa.

No se podía negar lo atractivo que era James, las chicas que estaban en la disco volteaban a mirarlo. James me coloco su mano en la parte baja de mí espalda provocando que mi piel se erizara y mi respiración se cortara.

Su cercanía y su perfume entraban por mis fosas nasales. Bailamos una canción lenta, y nuestros cuerpos cada vez estaban más cerca, solo me deje llevar por la canción mientras disfrutaba el momento y con esos tragos de más que tenía encima me sentía muy alegre; no bailamos una canción como le había dicho, bailamos como tres canciones más.

Después de terminar la canción una chica se le acerco a James coquetamente acercándolo a ella, la chica tenía un escote muy pronunciado, haciendo que los ojos de James se fueran directo a los pechos de esa chica morena, yo simplemente me quite dejándole el camino libre, realmente no le di importancia y me quede en la barra tomando otra copa. En mi cabeza solo estaba Lucas, pero esa noche decidí seguir disfrutando, desde que Lucas me hizo eso, me la pasaba encerrada y triste.

Al siguiente día me despierto en una habitación desconocida. Me exalte y me mire a ver si estaba desnuda, por suerte tenía mi ropa y respire calmada.

—Ya veo que te despertaste —escucho una voz, esa voz me parece conocida.

—¡¿Tu?! —digo levantándome de la cama sorprendida.

—¿Explícame que estoy haciendo aquí y contigo? —digo alterada.

—Anoche te pasaste de tragos y como tu prima se fue con mi amigo no pude preguntarle donde vivías, y tú tampoco estabas en tus cabales como para darme tu dirección —dice de lo más tranquilo encogiéndose de hombros.

—Pero algo podías haber hecho —dije alzando la voz mirándolo seria.

—Dejarte en la disco o traerte a mi apartamento, eran esas dos opciones —dice sereno buscando una ropa en lo que supongo que es su closet.

Dios mío este hombre está demasiado bello

Pensé mientras lo observaba de perfil.

—Y si te estas preguntando si entre nosotros paso algo anoche, no te preocupes, que no me aproveche de ti, no soy de esa clase de hombre, cuando estoy con una mujer me gusta que esté consciente mientras lo hacemos y...

—Si... si... no tienes que entrar en detalles —dije interrumpiéndolo y aclarando mi garganta.

—Además no pude traer a esa chica de anoche por obvias razones —dice mirándome pícaramente.

—Sí, si... lo siento por arruinarte tus planes —dije volteando mis ojos y resoplando.

—Bueno, bueno... ok, disculpa, te agradezco que no me hayas dejado sola —dije con apenas una sonrisa de lado.

—¿Puedes llevarme a mi apartamento? Claro, si no es mucha molestia —dije con mi tono voz más calmada bajando la mirada.

—Sí, déjame ducharme y te llevo de inmediato —dijo mirando la hora en su reloj algo inquieto.

Por lo visto estaba haciendo ejercicios, estaba con ropa deportiva, dejando ver sus fuertes brazos ante mi vista.

¿Por qué es tan guapo?... Por dios Alison, que cosas piensas

Me cacheteo mentalmente sacando esos pensamientos de mi.

Yo me quede en la sala esperando a que saliera. Observe su gran apartamento el cual era muy lujoso, había una gran ventana en la sala donde se veía una hermosa vista de la ciudad. El apartamento estaba muy ordenado y la combinación no estaba nada mal.

Si me trajo a su apartamento es porque no vive con su novia, bueno con esa chica del parque que aún no se si es su novia o no.

Estaba mirando la ciudad desde el ventanal mientras pensaba esas cosas.

¿Y yo que hago pensando esas cosas? a mí no me interesa en lo más mínimo la vida de él.

—¿Nos vamos?—escucho su voz suave detrás de mí sacándome de mis pensamientos y haciendo que reaccionara de golpe. Gire lentamente y me consigo con su hermosa sonrisa.

—Si —dije tragando grueso.

Se veía muy guapo, su cabello aún estaba algo mojado y desordenado, pero se veía realmente sexy.

En el camino ambos estábamos callados, después de un largo rato, me dejo en mi apartamento. A mis 22 años ya vivía en un apartamento sola, a pesar de tener todas mis comodidades en mi casa por ser hija de uno de los empresarios más conocidos, yo quería empezar a vivir sola, quería empezar a independizarme. No me hacía falta el dinero, pero igual quería hacer algo en mis días libres, así que colaboraba y ayudaba para una fundación de niños abandonados.

—Gracias por traerme —dije tímidamente. Su mirada profunda me intimidaba.

—No te preocupes, no fue nada —dijo con una sonrisa amable.

***

—Me dejaste sola anoche —dije seriamente y molesta. Pamela me estaba esperando en el lobby del edificio.

—Es que tú sabes, William esta guapísimo y no iba a desaprovechar la oportunidad —dijo ella mientras caminábamos al ascensor.

—¡Por dios! Apenas lo conoces y ya te fuiste a la cama con él —dije cruzando mis brazos en mi pecho.

—Pero bueno... lo de anoche estuvo mal, sino hubiese sido por James quien sabe que me hubiera pasado.

—¡¿Pasaste la noche con James?! —me pregunto Pamela con sus ojos abiertos igual que su boca.

—Cuéntame todo Alison —escucho decir a Pamela emocionada.

—Por supuesto que no, o sea sí, pero no como tú crees, solo dormí en su apartamento y luego me trajo y ya, eso fue todo lo que paso —dije con total tranquilidad.

—Si yo hubiera estado con ese chico tan sexy... ¿tú crees que me quedaría a dormir nada más?

—¡Ay Pamela! por dios —dije rodando mis ojos.

—No sé porque pienso que tu sabias que James estaría en ese mismo lugar.

—¿Cómo crees? Claro que no, solo fue una simple coincidencia —dijo ella encogiéndose de hombros.

—Mejor me voy a alistar es algo tarde y mi papá quiere que vaya urgente a la empresa, no sé qué va a decirme ahora —dije levantando la comisura de mis labios.

—Nos vemos luego.

Cuando llegue a la empresa, fui directo a la oficina de mi padre algo apurada, estaba retrasada.Su secretaria me indico que estaban reunidos en el salón de conferencia, y que mi papá me estaba esperando, me lleve la mano a la cabeza, a mi papá no le gustaba la impuntualidad.

Cuando entre todos se me quedaron viendo, sentía la mirada de todos observándome como si un reflector me estuviera enfocando únicamente a mí.

—Buenos días, disculpen la interrupción, —dije tímidamente en voz baja sentándome en la única silla que estaba libre, por supuesto que era la mía. En la mesa estaban los socios y otras personas que no conocía.

Y tenía que ser yo la última en llegar

Pensé eso lamentándome.

Mire a mi padre y aclaro su garganta mientras me miraba tomando asiento. Con su mirada me decía todo.

Había una persona parada de espalda justo al lado de unas láminas, cuando giro me quede sorprendida.

No puede ser... ¡¿Qué hace él aquí?

Mi corazón automáticamente comenzó a acelerarse y no era para menos.

Sr. CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora