Capítulo 18

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...

—Solo vine para saber cómo estabas —dijo James muy tranquilo sentado en la cama.

—Estoy bien, ¿no me ves? —digo de forma automática, luego asimilo que aún estoy en toalla.

—Sí, eso es precisamente lo que estoy haciendo, verte —dice con picardía en sus ojos haciéndome temblar por dentro.

—Te puedes resfriar si sigues con esa toalla —me dice levantándose de la cama acercándose a mí.

¡Y tú con tus comentarios harás que me sonroje más de lo que ya debo estar!

—Si... si sigues aquí ¿Cómo quieres que me cambie? —digo incomoda e intimidada con su presencia.

—¿En serio vas a dormir aquí? —dice cambiándome el tema.

—¿Y que tiene? A mí me gusta aquí —digo agarrando la pijama y caminando de nuevo al baño.

—Hay mucho frió en esta cabaña para que estés aquí sola —dice seductoramente.

—Para eso está la chimenea —digo sarcásticamente levantando una ceja.

—Pero que terca eres —dice sonriendo de lado.

—¿No piensas irte?  —digo con odiosidad.

—Sí, ya me voy —dice levantando sus manos en señal de defensa y riendo de lado.

Después que se fue James me cambie y me acosté en la cama.

La lluvia nada que cesaba así que había mucho frió en la cabaña.

—James tenía razón, soy una terca—murmure en voz baja resoplando.

—Pero que divino es dormir escuchando únicamente el sonido de la lluvia caer—dije para mí misma suspirando y acurrucándome más en la cama.

Después de dos horas me desperté, sentí mi estómago rugir por hambre, revise en la pequeña nevera y no había nada, solté un suspiro pesado curveando mis labios.

Cuando estoy decidiendo si ir o no al restaurante del hotel escucho tres pequeños golpes en la puerta.

— ¿Quién será a esta hora? —murmure en voz baja antes de abrir la puerta.

Abro con mucha inseguridad la puerta cuando lo veo a él parado ahí.

—¿Qué haces de nuevo aquí?—digo asomando mi cara únicamente.

Por cómo estaba vestido con ropa cómoda y su cabello desordenado era más que obvio que estaba  recién bañado.

—¿Me piensas dejar afuera? —dice sonriendo de lado.

¡Dios mío que no siga sonriendo de esa forma!

Abrí la puerta dándole paso.

—Aun no me has dicho a qué viniste —digo cruzando mis brazos.

—Es que no puedo dormir y quería hablar contigo—dice mirándome a los ojos fijamente.

— ¿Y qué culpa tengo yo que no puedas dormir?—digo riendo con ironía rodando los ojos.

—Porque tú eres el motivo de mi desvelo —dice acercándose más a mí quedando a centímetros.

¡Dios santo, haces que mis piernas tiemblen como gelatina!

—Creo que es algo tarde, deberías irte —digo tragando grueso y alejándome de él.

Justo cuando estoy abriendo la puerta escucho su voz.

—¿Porque te fuiste ese día de mi apartamento sin ninguna explicación?

Esa pregunta si que no me la esperaba.

Respire profundo y le respondí—simplemente porque ya no quiero seguir con este jueguito entre tú y yo—dije tratando de ser lo más natural posible.

—¿Es por Maurizio? —dice tensando su mandíbula.

—Por supuesto que no —digo negando con la cabeza mientras sonreía de lado.

—¿Entonces cuál es el problema? —dice rodeándome con sus brazos mi cintura.

Mi respiración comenzó a acelerarse igual que mi corazón, sentía su respiración mezclarse con la mía.

—Lo que pasa es que... ya te explique —digo zafándome de su agarre algo nerviosa.

—¿Y de dónde sacaste esa ropa? —digo cambiándole el tema algo nerviosa. Quizás suene como una estúpida haciéndole esa pregunta que fue lo primero que se me vino a la mente.

—Pero que hábil eres para cambiar de tema —dice negando con su cabeza y con esa sonrisa de lado.

—Cada vez que vengo a este hotel  me quedo en la misma habitación y por suerte deje algunas cosas y Wilson me las guardo.

—Ah ok entiendo, no tienes que entrar en detalles, me imagino para que vienes a este hotel —digo sarcásticamente  caminando a la cama.

—Te puedo asegurar que no es lo que estás pensando —dice entre risas.

—¿Y crees que me voy a creer ese cuento? —murmure en voz baja.

En eso se escucha nuevamente la lluvia y yo sin más nada que decir me meto en la cama acurrucándome del frió.

La cabaña era pequeña, un solo espacio donde estaba todo dividido por escalones.

—Cuando escampe te vas, yo dormiré aquí sola— dije haciendo hincapié en la última palabra.

James solo rodaba sus ojos y sonreía de esa forma haciéndome temblar por dentro.

Sr. CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora