Capítulo 17

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Narra James

Saque mi laptop y me instale en mi escritorio, diagonal a mi estaba el escritorio de Alison, ella ya no estaba en la oficina, en cuanto almorzó salió de inmediato y se había ido nuevamente a hablar con el ingeniero y el supervisor de obra. Yo me quede en la oficina revisando el correo y trabajando en otros asuntos que tenía pendiente.

Después de varias horas trabajando decido por salir un rato, el día estaba completamente nublado, pero justo cuando iba a buscar a Alison comenzó a llover fuertemente, desde lejos pude ver a Alison con el supervisor, él la estaba cubriendo con un paraguas, mientras corrían al techado donde estaba yo.

—Qué fuerte lluvia —murmuro Alison en voz baja, dándose calor con sus brazos.

—Señorita Alison cuando escampe la llevo —escucho decir al supervisor mientras se alejaba dejándome a solas con ella.

Alison solo asintió con su mirada, se escuchaban los truenos y los relámpagos de fondo.

No pude aguantarme y le pregunte: —¿Por qué el supervisor dijo que él te llevara? —dije levantando una ceja.

—Se ofreció a llevarme  ya que Maurizio se fue —dijo ella encogiéndose de hombros indiferentemente.

—Para eso estoy yo aquí, tú te vas conmigo —digo mirándola a los ojos.

Alison solo me miraba y negaba con su cabeza levantando la comisura de sus labios.

—Además vamos para el mismo lado —añado sonriendo de lado.

De reojo pude ver las mejillas de Alison sonrojarse.

...

La lluvia estaba cada vez más fuerte y tuvimos que esperar adentro durante una hora.

—Si sigue así tendremos que quedarnos aquí.

Alison no me dijo nada pero sus mejillas rosadas la delataban, no pude evitar sonreír de solo verla.

Se veía tan hermosa cuando se ponía nerviosa por mis comentarios.

Después de varios minutos...

—Señorita Alison la estaba buscando para informarle que no creo que sea posible poder llevarla hoy, el puente ha colapsado por la fuerte lluvia.

—¿Cómo? —dijo Alison con sus ojos abiertos.

Narra Alison

—¿Pero cómo así que ha colapsado? —digo preocupada.

—Lo mejor es que se quede esta noche aquí... pero no se preocupe señorita, en cuanto escampe estarán adecuando nuevamente el paso.

Entonces tendré que quedarme aquí

pienso confundida mirando a James.

—Esperemos otro rato más, si no arreglan el puente tendremos que quedarnos aquí, ¿quieres ir a cenar en el restaurante del hotel? —dice James de lo más relajado.

¡El problema es que te quiero lejos de mí!

—No tengo hambre —dije desviando su mirada.

—Bueno ya vuelvo —dijo mirándome de esa forma que ¡dios! Mientras se alejaba de mí.

Luego me volví a sentar en el sofá que estaba en el lobby del hotel.

Si nos toca quedarnos, dormiré en las cabañas del hotel, lo más lejos y retirada que pueda estar de James.

Al pensar muerdo levemente mi labio inferior con nerviosismo.

Me quede observando la lluvia por el gran ventanal, pero la lluvia nada que cesaba.

—Te traje capuchino —escucho su voz detrás de mí haciéndome girar mi cabeza.

—Gracias —dije sonriendo tímidamente agarrando el vaso.

—Creo que nos tocara dormir aquí esta noche —dijo mirándome con picardía en sus ojos.

—Yo... yo dormiré en una de esas cabañas —dije señalando desde la ventana algo nerviosa.

A lo lejos se veían las cabañas.

—Puedes dormir mejor en una habitación del hotel.

—Yo quiero dormir en esa cabaña —dije así nomás encogiéndome de hombros.

James solo me miraba negando con su cabeza y curveando sus labios en una sonrisa.

...

Después de una hora por fin escampo, aproveche de hablar con el Sr. Wilson quien muy amablemente busco una persona para que me preparara la cabaña, leña para la chimenea, cobijas, toallas y todo lo necesario para el aseo personal.

Por suerte la sobrina del Sr. Wilson se había quedado unos días en el hotel y había dejado una de sus cosas, entre ella una pijama y él amablemente me la presto, lo malo era que la pijama era corta, no me iba a cubrir mucho del frió pero con la cobija seria suficiente.

Entre al pequeño baño de la cabaña, me quite mi ropa y la deje tirada en el suelo, había una bañera pero no funcionaba, así que me metí en la ducha, para colmo tampoco había agua caliente.

Me bañe rápidamente y salí enrollada en la toalla temblando del frió.

—¡¿Y tú que haces aquí?! —dije con mis ojos abiertos y completamente molesta.

Sr. CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora