Capítulo 32

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Llame de inmediato a Pamela y le conté lo que había visto, quedamos en vernos en otro lugar.

Cuatro horas más tarde...

—Tienes que hablar con él, estas sacando conclusiones sin escucharlo —insistía Pamela pero yo estaba hundida en mi copa de vino sin escuchar sus palabras.

—Sabes todo lo que hice por él, me arriesgue a todo por él y mira como me paga —digo con mi voz quebrada.

—No entiendo que habrá pasado, James se veía enamorado de ti —escucho decir a Pamela desconcertada.

—¿Estas segura de lo que viste?

—Por supuesto que estoy segura —dije entre lágrimas.

—Bueno —hago una pausa, él se desaparto al instante —digo sorbiendo mis mocos.

—Ya regreso, déjame contestar esta llamada rápido, es William —escucho decir a Pamela levantándose de la silla algo inquieta.

—Todo empieza a darme vueltasmurmure en voz baja con mi voz débil.

...

¡Oh por Dios! ¿Qué hago de nuevo aquí? Esto no puede estar pasándomedigo levantándome de golpe de la cama llevándome una mano a la cabeza confundida.

Mi cabello estaba suelto con ondas en las puntas, tenía una bata corta de seda color rosa que no era mía por supuesto, mi corazón latía con fuerza de nada mas imaginar lo que ocurrió anoche.

—No sé porque no recuerdo nada, ni como llegue justo aquí, solo recuerdo que estaba con Pamela —digo en voz baja confundida con un fuerte dolor de cabeza.

—¿Por qué no pude aparecer en otro lado? —murmure en voz baja molesta llevándome una mano a mi cara.

Cuando abro la puerta de la habitación y camino por el pasillo sin hacer mucho ruido me lo consigo de espalda en pijama pero sin su camisa, su cabello lucia desordenado.

—¿Me puedes explicar que estoy haciendo aquí? —digo aclarándome la garganta para llamar su atención con mi corazón latiendo a toda velocidad.

James giro lentamente consiguiéndose con mis ojos llenos de rabia.

—Anoche tuve que ir a buscarte, Pamela me llamo muy preocupada por ti —dice de lo más tranquilo el muy descarado.

—¿Así que fue Pamela? —digo decepcionada y resoplando.

—Necesito explicarte lo que viste ayer, entre ella y yo no ocurre nada, absolutamente nada —dice acercándose a mí a pasos lentos.

¡Alison controla tu mirada y no mires su atractivo abdomen en estos momentos!

—Está más que claro que solo querías acostarte conmigo y luego regresar con... —respiro profundo y luego digo­: —con esa.

—¿Ya estas feliz?—agrego con mi voz firme desafiándolo con la mirada haciendo un gesto con mis manos.

—¿Cómo crees que te haría algo así? Las cosas no son como tú piensas—dice negando levemente y sonriendo de lado.

—¿Y aparte te vas a reír? —digo para mí misma furiosa encerrando mis manos en puños.

—¿Me puedes decir que hago con esto?—digo señalando la bata.

—¿ Y dónde está mi ropa? —añado molesta.

—Anoche te pasaste de tragos, estabas muy mal —hizo una pequeña pausa haciendo un gesto, te bañe y te coloque esa bata que yo compre para ti, para serte sincero la compre hace días, sabes que estoy ansioso porque te mudes al apartamento...

— Y tu ropa estaba salpicada de vómito, pero ya Keila se encargó de eso.

¡Dios mío no puede ser!

No recuerdo nada de lo que paso anoche

Me sentía avergonzada.

—Pero tranquila, no te preocupes —dice mirándome de esa forma que me encantaba como si todo estuviera bien.

Creo que ya se dio cuenta por mi cara que estoy apenada

Solté un suspiro pesado y di media vuelta caminando de nuevo al pasillo para buscar mi teléfono y llamar a la traidora de Pamela que viniera por mí y me trajera ropa.

—Por cierto, me tome la molestia de comprarte ropa también, está en el closet —escucho su voz atrás de mí.

No le di importancia a su comentario y continúe caminando.

¿Qué se cree él? ¿Qué me mudare con él? Está muy equivocado

pienso mientras camino apresurada a la habitación.

—¿Porque me hiciste eso? confié en ti —digo molesta girando bruscamente con mis ojos húmedos.

—Te juro que no es lo que parece —dice mirándome fijamente a los ojos haciéndome dudar.

—Te veo besar a una chica y... ¿me dices que no es lo que parece? No me hagas reír por dios —digo con ironía cruzándome de brazos.

—Yo no la bese, ella me beso a mí.

—Da lo mismo, la besaste —digo enojada aguantando las lágrimas.

—Cuando estaba llegando a la oficina para pasar por ti,recibí una llamada de Sheila, ella me estaba contando que se va de la ciudad por una nueva oportunidad de trabajo y quería despedirse de mí, yo te llame para avisarte pero salía ocupado.

—Justo estaba hablando con Pamela —añado molesta entre los dientes.

—De pronto ella se acercó a mí y me beso así de repente, a mí me tomo por sorpresa —dice de lo más normal.

—Y a ti no pareció molestarte su beso —digo molesta con ironía cruzando mis brazos.

—¿Acaso no viste bien cuando me moleste con ella? Eso no lo viste ¿no? —lo escucho decir en tono de reproche.

—Alison no discutamos por esa tontería, le deje claro que estoy contigo, a ella solo puedo ofrecerle mi amistad y ayer se lo deje saber.

—Aaaah... ahora te parece una tontería —digo aun de brazos cruzados.

—¿Si me ves a mi besar a otro chico te parecería una tontería?

—Por supuesto que no, le partiría su cara al que se atreva a besarte —dice serio frunciendo su entrecejo.

—Yo no la bese a ella, no correspondí a su beso, y lo siento por haberte hecho pasar un mal rato, de verdad lo siento.

—Yo te quiero es a ti Alison, solo a ti.

—No quiero que estemos enojados ¿sí? —dice agarrándome mi rostro con sus dos manos obligándome a verlo directo a sus hermosos ojos azules.

—¿Te mudas conmigo? —lo dice sonriendo de esa forma encantadora.

Respiro profundo y me tomo mi tiempo para responderle.

—No te hagas la dura, ya James te explico lo que sucedió —mi voz interna haciéndome reaccionar.

—Sí, me quedo contigo—digo poniéndome de puntillas para abrazarlo y rodearlo con mis manos su cuello.

Menos mal que no te ibas a mudar Alison

mi voz interna siendo sarcástica en ese momento.

James quito mis lágrimas con su pulgar y me tomo por la cintura cargándome a la habitación.

—Te ves hermosa cuando te enojas y cuando te pones celosa —me murmuraba James con su sexy voz haciéndome tragar grueso.

Mis mejillas se sonrojaban con cada comentario de James.

—Me vuelves loco... y con esta bata te ves mucho más sexy —lo escucho decir con su voz suave acariciándome por encima de la bata.

¡Oh Santo Cristo!

James Collins, me has enamorado completamente... y ahí estoy de nuevo yo entregándome a sus besos y caricias nuevamente...

Sr. CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora