CAP II

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4 de Diciembre 20XX

Las semanas pasaban, el frío se apoderaba completamente de la ciudad con la llegada de Diciembre y las cosas parecían suceder con normalidad dentro de la sede.

Jager seguía insistiendo casi todas las noches para llevar a Sherry a casa, y cenar juntos cada vez que lo hacía ya se había convertido en costumbre.

Se dirigió a su laboratorio, era un poco más tarde de lo habitual y no sabía si la científica ya se habría marchado a casa. Se paró delante de la puerta, que estaba entre abierta, y pocos milímetros antes de que picase escuchó un ruido acompañado de un grito procedente del interior.
Se apartó de la puerta y observó por el hueco que demonios estaba pasando dentro de la habitación.

-"No me hagas perder el tiempo niñata. Ya has escuchado lo que te pedido."-

Había un hombre corpulento delante de Sherry, no podía verle la cara pero intuía que debía de tratarse de alguien muy importante. Todas las cosas que previamente estaban encima de su mesa ahora estaban esparcidas por el suelo. ¿Qué secretos escondía esa chica?

¡Zas!

Le había abofeteado.

Ella se quedó mirando el suelo sin mover un solo musculo.

-"Perdona señor."-

El hombre se acercó a ella y la agarro de la cintura con una mano acercándola a su cuerpo y con la otra comenzó a acariciarle la mejilla.

Sherry se puso a temblar.

-"Gin no puede protegerte siempre."- Notó que sus palabras salían con una sonrisa.

¿Gin?

La soltó y se dirigió a la puerta. Kudo se escondió antes de que el hombre saliera y esperó un par de minutos antes de entrar al laboratorio.

Cuando entró se la encontró apilonando un fajo de papeles entre el desorden, sus manos temblaban levemente y parecía que no se había dado cuenta de que el chico había entrado.

-"Hey ¿Estás bien?¿Te ha pasado algo? He venido a buscarte."- Puso una mano en su hombro y ella levantó la cabeza poco a poco.

-"Estoy bien."- Su voz fría le puso los pelos de punta. Sus ojos estaban completamente secos pero reflejaban una tristeza muy profunda. Él podía verlo. Notó que su ceño se fruncía mostrando una inquietud en ella.

Levantó la mano y apoyó su dedo en la arruga.

-"Vamos, deja de preocuparte tanto, yo estoy aquí para ayudarte."-

Ella soltó una sonrisa triste y se dio media vuelta para quitarse la bata, cogió su bolso y salió del laboratorio con pasos ligeros. Jager la seguía callado. Bajaron al parquin y subieron al coche.

-"¿Quieres cenar algo?"-

-"No. Quiero ir a casa. "-

Aunque intentase parecer tranquila notaba el ligero temblor de su voz y de sus manos.

Condujo en silencio y aparcó en su portal, se giró para avisarle pero notó que empezaban a resbalarle lágrimas por sus mejillas. Salió del coche y le abrió la puerta ofreciéndole la mano para salir.

-"¿Qué te parece si andamos un poco primero?"-

Ella aceptó su mano y asentó con la cabeza mientras se secaba las mejillas. Fueron a un parque cerca de su casa. Agradecía los buenos gestos del chico pero la presión a veces le sobrepasaba. Se sentía impotente hacía la situación que vivía. ¿Por qué había nacido ahí?

Caminaron unos minutos en silencio por un parque cercano, él se limitaba a andar a su lado y ella intentaba camuflar el ruido de sus pensamientos con el que hacían las ramas al crujir con la fuerza del viento.

-"¿Cuánto tiempo llevas dentro de la organización?"-

Ella empezó a hablar por fin, pero no levantaba la cabeza.

-"No me suena haberte visto por los pasillos."-

Kudo la miró y respondió.-"Dos años, llegué hace seis meses a Tokio."-

-"Entonces, tu que has palpado la libertad, ¿Qué se siente?"-

Se sorprendió ante la pregunta pero no dudó en responderle.

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