El sol brillaba con todo su resplandor acompañado del azul claro que bañaba el cielo, no había ni una sola nube.
La pelirroja se quedó contemplando el paisaje de la ventana aprovechando hasta el último momento y cerró los ojos intentando absorber cada cálido rayo que recibía antes de apartarse para ponerse su cazadora marrón y los tacones negros para salir por la puerta.
Se revisó su atuendo en el espejo de la entrada y respiró profundamente.
Se quedó parada con la mano puesta en la manilla. Un día precioso le esperaba al otro lado de la puerta pero había algo que le hacía temer enfrentarse a él.
Hoy empezaba el juicio.
Su vida podía volver a cambiar radicalmente en un corto periodo y ella aún no había empezado a acostumbrase a la que estaba viviendo. Tenía miedo. No quería volver a estar encerrada y menos detrás de unos barrotes por el resto de su vida, no iba a soportarlo de nuevo.
Abrió la puerta y soltó el aire que había retenido inconscientemente, sabía que también tenía una pequeña posibilidad de evitar la cárcel y en este momento debía aferrarse a ella con todas sus fuerzas.
Comenzó a caminar hacía el coche que tenía en frente y con el simple hecho de ojear a su alrededor y dar un vistazo rápido, pudo ver al menos tres cámaras fotografiándola, se encogió de hombros y puso sus manos en los bolsillos mientras bloqueaba su cara con el flequillo.
-“Buenos días, he venido pronto para tener tiempo de hacer un café, ¿Cómo estás?”-
Ella paró y sonrió amablemente al moreno que había salido para abrirle la puerta.
-“Estoy bien. He tenido una noche ligera así que aceptaré ese café con gusto.”-
-“Ya verás, cerca del parquin hay una de las mejores cafeterías de la zona, cuando veas el escaparate de dulces que tienen no vas a poder evitar caer en la tentación.”-
Ambos rieron y él se inclinó para indicarle que entrase elegantemente. Ella sonrió ante el gesto pero su risa se cortó en seco al acordarse de sus esperadores escondidos con focos y se aligeró para entrar al vehículo.
-“Vamos, eso tienes que demostrarlo.”-
Entraron y se adentraron por las calles. Shiho se agarró la falda nerviosa mientras se iban acercando al corazón de Tokio y las calles se volvían cada vez más transitadas y escandalosas. Apartó su mirada del exterior y aprovechó el momento para estudiar al joven, mirándole disimuladamente de reojo mientras él estaba concentrado en conducir.
Su relación, para así llamarlo, había mejorado en cierto aspecto pero la pelirroja seguía sin acabar de confiar en él ,los miedos y preocupaciones que tenía por el momento no mejoraba la situación.
No iba a decir que no le quería, ni mucho menos, pero hay veces que no todo lo soluciona el simple echo de que dos personas se quieran. El amor no lo gana todo, a veces necesitamos algo más.
No se sentía preparada para tener una relación por el momento. Y menos si esa persona le había engañado recientemente.
Pero tampoco estaba echa de piedra, los sentimientos que salían a flote cuando él estaba a su alrededor eran muy difícil de amagar en ciertos momentos. Volvió su atención a los desconocidos que paseaban.
Kudo paró en un semáforo y aprovechó para mirarla, poco después de que ella apartase la mirada de nuevo hacía el exterior. Tenía que reconocer que la chica sabía como sacar partido de su cuerpo, tenía estilo para escoger las prendas adecuadas y esa camisa de cuello de V estaba empezando a distraerle más de la cuenta.
Se entretenía muy rápido con ella. Pulsaba el pause de sus ojos para memorizarla cada vez que se cruzaban.
-“Te has puesto muy guapa.”-
Ella se volteó a mirarle con las cejas curvadas y abriendo la boca para protestar, pero Shinichi le sonrió y respondió antes que ella pudiese pronunciar palabra.
-“ Se que querías verte elegante, cosa que también lo estás, pero tenía que decírtelo.”-
Shiho se quedó callada unos segundos mientras el coche volvía a arrancar, no quería que le afectasen de esa manera sus comentarios, pero no podía evitarlo.
-“Gracias.”-
Continuaron en silencio hasta llegar al parquin y entraron a la pequeña pero cálida cafetería. Se sentaron en una mesa al lado de una ventana y una amable camarera se acercó a ellos con una sonrisa en la cara.
-“¡Buenos días y bienvenidos chicos!¿Que puedo ofreceros para empezar bien el día?”-
El buen humor y optimismo de la joven llegaban a aturdir y agobiar a Shiho, que no parecía poner muy buena cara, en cambio la reacción de su compañero era completamente diferente ya que parecía que disfrutaba de ese tipo de trato.
-“Buenos días, ¿Podrías servirnos un par de capuchinos, por favor?”-
Kudo dejó de mirar a la camarera para volver a mirar a científica.
-“¿Quieres comer algo?”-
Ella negó.
-“Estoy bien por el momento.”-
La camarera se alejó y los dejó a ambos acompañados de un cómodo silencio.
Shiho empezó a mover sus dedos nerviosos por la servilleta hasta que una mano cálida se posó encima de la suya frenándola.
-“Vamos, intenta tranquilizarte. Pasará rápido.”-
-“Ya lo sé.”- Levantó la mirada y apartó el agarre a poco a poco para apartarse un mechón de la cara que volvió a caerle al momento.-“El problema es cómo va a acabar todo esto. Solo hay dos maneras.”-
Kudo intentó transmitirse seguridad en su sonrisa y acercó su mano al mechón rebelde para ponérselo con cuidado detrás de la ojera, haciendo que chica se sonrojase sutilmente.
-“Lo vas a hacer bien, estaré ahí todo el rato.”-
Shiho empezó a disfrutar del tacto del chico y al percatarse se apartó disimuladamente girando la cabeza para mirar por la ventana.
-“Se que puedo hacerlo, pero mi libertad sigue estando en las manos de un juez que apenas sabe nada de mí y lo único que va a hacer es atacarme frente a un publico que no debería escuchar mi vida de esa manera.”-
Shiho se calló al notar que se estaba alterando y agachó la mirada tras morderse la lengua, la camarera apareció con los cafés seguidamente y los dejó encima de la mesa amablemente.
Azucararon el café y degustaron su bebida caliente.
Kudo sabía que no podía entender nunca todos los aspectos de la vida de la científica por más que se esforzase en ello, sus vidas siempre habían sido radicalmente diferentes, pero estaba empezando a aprender a entenderla y sabía lo avergonzada que se sentía por la situación que tenía que pasar.
-“Shiho, no tienes nada de que avergonzarte.”-
Ella levantó la vista de su bebida y le indicó a su alrededor.
-“¿No te das cuenta de como te mira la gente por estar aquí sentado conmigo?¿Todo el mundo se ha enterado de las fatalidades que hacía la organización, ¿Acaso crees que sienten un mínimo aprecio por mí?”-
Él se quedó sin habla mientras la escuchaba y observaba las miradas que recibían de vez en cuando.
-“La gente me desprecia Kudo, ¿Crees que el juez opinará diferente?”-
Shinichi le cortó molesto por donde estaba encaminando la conversación.
-“Para, para.”- Movió las manos para hacer que ella frenase.-“La gente habla por hablar de siempre, en cuanto salga otra noticia se olvidarán de todo, tampoco es que supiese tanto la prensa como para que la gente pueda hacer mucho bulo.”-
Ella no parecía convencida de su respuesta pero en vez de contradecirle se limitó a beber su café.
-“ Shiho, eres una gran persona, no dejes que nadie te diga lo contrario.”-
Asintió y le mandó una media sonrisa. Los siguientes minutos se limitaron a acabarse el café y sin la necesidad de romper ese silencio cómodo que habían creado.
Bip..bip…bip
El teléfono de Shinichi empezó a vibrar encima de la mesa.
-“Creo que deberíamos ir tirando para el juzgado, Akai y el resto acaban de llegar.”-
Ella se tensó.
-“Claro.”-
Pagaron la cuenta y la campana de la puerta indicó su salida del establecimiento. Empezaron a caminar uno al lado del otro, el juzgado no estaba muy lejos de ahí y podían ir andando perfectamente.
Shiho se quedó un rato pensando mientras andaba sin levantar la cabeza y de un momento a otro rompió el silencio.
-“Gracias.”-
-“¿Eh?”-
Shinichi se quedó confuso ante eso, no había dicho nada desde que habían salido.
-“Por todo y bueno por lo general puedo haber sido un poco dura con mis palabras.”-
-“¿Eh? Bueno no es nada. Por lo demás no tienes nada de que disculparte, tú eres tal y como eres.”-
Kudo empezó a alagarse y sonrojarse. Que Shiho le diese las gracias de esa manera era avanzar mucho en relación a su vínculo. Se sentía alegre por ello y empezó a hacer expresiones con los brazos.
-“No lo celebres tanto, que eso no significa que haya decidido perdonarte o creer en algo de lo que me dices.”- Pasó despreocupada por su lado marcando su paso con sus tacones de ajuga negros.-“Estás siempre en el punto de mira.”-
Kudo se quedó ahí parado mirándola mientras la brisa que había provocado su paso le salpicaba su perfume a vainilla. Esa falda de tubo negra y esa camisa de color ocre le sentaban genial.
Aligeró el paso al ver que se quedaba atrás y se puso de nuevo a su lado. Una sonrisa pícara se había instalado en su cara al recordar cierto encuentro.
-“¿Enserio?”-
Ella asintió, levantando la cabeza convencida y él se apegó un poco más hacia ella rodeándola con un brazo y acercándola a él para que nadie más pudiese escucharle.
-“Pensaba que desde lo que pasó aquella noche podríamos llegar a un acuerdo.”- Le susurró al oído.
Ahora fue ella quien se quedó muda y quieta en la calle. Sus mejillas se habían sonrojado ligeramente pero aún así intentó mantener la compostura.
-“No recuerdo haber pactado nada agente, es más, no recuerdo que me diese tiempo apenas de pensar nada.”-
Kudo sonrió y le cogió de la mano reanudando el paso.
-“Mejor entonces, las mejores cosas suelen ser las que haces sin pensar. “-
La científica se acercó más a su cuerpo haciendo la distancia entre sus rostros más corta para tentarle. Era consciente de que volver a acostarse con él había sido jugar con fuego.
Y ella era gasolina.
-“Ten cuidado con la chispa.”-
Shinichi se quedó sin aire con el susurro de la pelirroja y ella sonrió y se separó para seguir su camino. Sabía como dejarle sin saber que decir.
-“Tuviste suerte y llegaste en un momento de flaqueza. ”-
Él sonrió y puso una mano en su bolsillo del pantalón mientras que con la otra cogía la mano de la joven para girar a otra avenida.
-“¿Un momento de flaqueza, así lo defines?”- Shinichi apoyó un par de dedos en la barbilla pensando.-“Yo creo que sigues sintiendo algo por mí aunque lo niegues y por eso me correspondiste la última noche.”-
Ella se quedó callada. Sabía que tenía razón pero no iba a admitírselo, no por el momento. Era muy orgullosa para ello.
Kudo continuó.
-“Se que no estás para relaciones ahora y lo entiendo. Así que puedo seguir dejándome utilizar hasta que entiendas que quieres y que sientes.”-
Ella rio y le dio con el codo sin hacerle daño.
-“¿Qué tortura, verdad? Que una mujer te utilice por las noches por su bien.”-
Él rio también y le sonrió guiñándole el ojo.
-“Nadie a dicho que yo no disfrute de ser utilizado.”-
Shiho le frenó ante el paso de peatones en rojo.
-“La respuesta es no.”-
-“Sólo tienes que pensártelo.”-
La luz empezó a parpadear y al momento el muñeco verde les volvió a permitir el paso. Kudo cogió la mano de Shiho para no separarse ante la multitud de peatones.
-“Vamos, estamos apunto de llegar.”-
Cruzaron un paso de cebra y un par de cruces hasta llegar a su destino.
La plaza estaba llena de vehículos y peatones por todos lados. Los federales habían venido en furgones y la prensa también había querido venir a husmear.
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Ficción
RomanceShinichi Kudo, prometido de Ran Mouri y miembro del FBI debe integrarse en la organización de los hombres de negro para derrotarlos. Para ello deberá conseguir la confianza de Shiho sobrepasando barreras que no debería. COMPLETA 71.947 palabras.