CAP XIV

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El tiempo se había parado en el momento en el que sus labios se sellaron. El aire dejó de correr y la respiración se le cortó en algún punto de su garganta mientras el hundía sus dedos suavemente en sus rizos, como si tuviese miedo a que desapareciese al soltarla.

Solo él tenía ese efecto sobre ella y lo odiaba.

Abrió los ojos tras besarse y agachó la cabeza nuevamente.

-“No puedo volver a ti porque nunca he sido tuya Kudo. Fue todo ficción.”-

-“Tienes razón, nuca has sido mía, ni lo serás nunca. Tú te perteneces a ti misma y eres libre de todo, siempre." Entrelazó su mano y empezó a acariciársela haciendo círculos con el pulgar.-“Yo solo quiero que me des el privilegio de poder compartir tu esencia y tus días conmigo, al menos todos los que llegues a soportarme.”-

-“Kudo, que la sede haya caído no significa que todo haya acabado. Gin me encontrará tarde o temprano. No sería seguro, tú y los que nos rodean estarían en peligro, más de lo que ya están ahora.”-

Él le apretó la mano con cariño.

-“Lo afrontaremos juntos.”-

-“¿Y como se yo que no me vas a volver a engañar? Después de todo tienes un largo club de fans allá a donde vayas.”-

Dejó de reír y cambió su expresión por una más seria con mirada segura y fija en ella.

-“ Tengo muy claro lo que quiero y a quien quiero. Si te fallo una sola vez prometo dejarte en paz y no volver a insistir o molestarte.”-Le cogió la mano y le levantó la barbilla.-“Hagamos que esta vez sea real Shiho, danos una oportunidad, sin presiones.”-

Shiho se quedó callada y pensativa. Tenía las manos abrazadas a su cuerpo para abrigarle del frío, se levantó y se dirigió a las escaleras para volver a bajar.

-“No la desperdicies entonces.”-

Shinichi amplió su sonrisa y corrió hacia ella para abrazarla y besarle.

-“No lo haré.”-

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-“¿Es verdad lo que dicen?”-

Odiaba que entraran sin tocar a la puerta y más si era para interrumpir su trabajo de esos modales. La científica se encontraba concentrada y absorta en su trabajo, tecleando sin apenas pestañear en su ordenador hasta que el rubio cruzó su espacio. Ella no apartó la mirada de la pantalla pero sus dedos se ralentizaron.

-“¿No te han enseñado a tocar a la puerta?”-

-“Perd-“-

-“¿Has venido aquí por puro cotilleo? Tengo bastante trabajo Furuya.”-

El mestizo, nervioso y celoso, se acercó a ella y giró su silla para poder tener contacto visual. No era habitual que Rei actuara  de esa manera, veía enfado en sus ojos pero sus gestos intentaban ser tranquilos.

-“Me dan igual los cotilleos, pero si dicen algo de ti prefiero enterarme por tu boca.”-

Ella cruzó los brazos y arqueó las cejas.

-“¿De que estás hablando?”- Se giró para volver a trabajar.-“A la gente le gusta hablar y meterse en la vida de los demás de siempre. Ignorarlo y ya esta ”-

Rei apretó los puños e intentó disimular los celos que sentía, ignoró el ultimo comentario de la pelirroja y escupió las palabras que tantas ganas tenía de preguntarle.

-“¿Estás saliendo con Kudo?”-
Ella no pudo evitar abrir la boca y cambiar su expresión ante la sorpresa.

-“¿Qué estás diciendo?”-

El rubio parecía ponerse nervioso al no recibir una respuesta y volvió a insistir con un tono más severo.

-“¿Es verdad o no?”-

Shiho resopló molesta, dejó de teclear al momento para mandarle una mirada afilada y le señaló con el dedo índice.

Desde que trabajaba ahí intentaba ser menos fría y antisocial con sus compañeros pero momentos como este, en el que sentía que se metían e invadieran en su vida privada, hacían que saliera su parte más gélida.
Sus labios formaron una línea recta y sus ojos se oscurecieron.

-“Deberíais hablar menos y trabajar más. Yo no tengo pareja Furuya.”- Empezaba a molestarse por tanto entrometido en su vida sentimental.-“Pero des de luego, si quedo con Kudo o con algún otro chico no es ni de tu incumbencia ni de la de nadie de este edificio. ¿Te ha quedado claro?”-

Él agachó la cabeza avergonzado después de notar que había sido demasiado impulsivo para la situación. Respiró hondo y buscó mejor palabras que decirle.

-“Lo se, perdona. Es que últimamente trabajáis más unidos y es inevitable ver el buen equipo que hacéis, no era mi intención entrometerme.”-

-“Entonces cierra la puerta al salir.”-

Puso ambas manos en sus bolsillos y le sonrió antes de marcharse.

-“Me gustas Shiho.”-

-“Pues no deberías.”-

La científica se sonrojó un poco sin poder evitarlo ante la declaración pero siguió su trabajo sin volver a dirigirse a él y el mestizo se marchó del laboratorio.

Rei era un chico encantador, se desvivía por su trabajo y por sus seres queridos y era un chico realmente atractivo. Después de todo no podía decir que le sorprendiera mucho su declaración, solía pillarle mirándola y solía insistirle para hacer planes con ella.

Pero no sentía que pudiese corresponderle.

La tarde fue pasando con tranquilidad hasta que el sol empezó a amagarse detrás de las montañas, anaranjando el cielo y bajando la temperatura para dar la bienvenida a la noche.

Llevaba un rato contemplando por la ventana la gente que iba abrazada o cogida de la mano para afrontar mejor el frío, los niños corriendo y jugando y las luces de las farolas encendidas brillando con resplandor.

Estaban entrando en esa época del año en la que la gente parecía entrar en trance, cegada por el consumismo de la navidad, haciendo creer a sus amantes y seres queridos que con un simple regalo pueden compensar todos los errores que cometen durante todo el año, enterrándolos con falsas ilusiones. Queriendo aparentar aprecio y cariño por personas que solo ven una vez al año.

Familias aparentando estar unidas, llorando por los seres que ya no están con nosotros y creando estúpidas ilusiones y propósitos sin sentido que al empezar el año olvidarán por completo.

Los humanos tenemos una manera bastante estúpida de comportarnos.
No pudo evitar sentir repugnancia.
Acabó de rellenar unos documentos antes de cerrar la cortina, se dirigió al escritorio a recoger los documentos esparcidos y apagó el ordenador después de quitarse la bata y dejarla en el perchero.

Cerró el laboratorio con llave y salió del edificio poniéndose la bufanda alrededor del cuello. Todas las oficinas estaban con las luces apagadas y el ruido de sus tacones era lo único que se escuchaba mientras cruzaba la salida. El cielo ya estaba bastante oscuro y sus compañeros parecían haberse ido hacía bastante rato.

Ella no había perdido su costumbre de trabajar hasta tarde, de todas maneras no le había importado nunca porque prefería trabajar en las horas en la que menos gente recorría el edificio.

Ese día había decidido ir caminando al trabajo, agradecía poder pasear un poco acompañada de la brisa matutina y ahora que estaba tan cansada y la temperatura había descendido notoriamente se arrepentía de no haber venido con el coche.

-“¿Acaso tienes intenciones de convertirte en un ave nocturno? ”-

Se giró buscando al procedente de la voz.

Se lo encontró luciendo unos pantalones de pinza marrones acompañados de una bonita camisa de color marfil y una chaqueta de estilo marinero sin abotonar. A pesar del frío que hacía el chico parecía ir más elegante que abrigado.

Se mordió el labio inferior mientras contemplaba lo bien que le quedaba el traje.

-“¿Dónde vas tan arreglado, Kudo?”-

-“Podrías dejar de responder siempre con preguntas, pero gracias. Mis padres habían planeado venir a verme y querían ir a cenar a un restaurante de alta gama que hay por la zona.”-Esbozó una amplia sonrisa y apoyó un par de dedos en su barbilla.-“¿Eso ha significado que me veo guapo para ti?”-

Ella se sonrojó y miró hacía otro lado para disimularlo, negándolo con la cabeza.

-“Yo no he dicho eso.”-

-“Vamos no seas así Miyano, admítelo. Aún así me tomo tu sonrojo como un alago.”-

Shinichi sonrió pícaramente y ella resopló, lo observó y miró a su alrededor. Estaba solo apoyado en la farola más próxima y cada vez que hablaba el vaho salía de su boca.

-“¿Y tus padres?¿No cenabas con ellos?”-

-“Tenían que llegar de Osaka esta misma noche, que estaban de visita en casa de unos amigos, pero el vuelo se ha cancelado a causa de la meteorología y el siguiente vuelo programado no sale hasta mañana a primera hora de la mañana.”-

Shiho asintió y arqueó las cejas confusa.

-“¿Y que haces aquí entonces?”-

-“He pasado por esta calle con el taxi para volver a casa y casualmente aún quedaba una luz encendida en el edificio, así que he parado para sacarte de tu cueva.”-

-“Pues te he ahorrado el trabajo.”-Miró su reloj de muñeca y se sorprendió al ver que la hora  de cenar había pasado hacía rato. Llevaba más tiempo del que esperaba en el laboratorio.-“No creo que quede ningún restaurante abierto a estas horas al que puedas recurrir.”-

-“Eso no es problema.”- Alzó un brazo, mostrándole la bolsa que cargaba, acompañada de una amplia sonrisa.-“Ya que he ido hasta el restaurante he aprovechado para coger cena para llevar. ¿Quieres que pidamos un taxi y te quedas a cenar a casa? Hay de sobras para los dos.”-

Shiho se quedó en silencio mientras su mirada estudiaba todos sus movimientos, se acercó a él hasta estar a poca distancia y arrugó el entrecejo molesta mientras señalaba la comida.

-“¿Esto lo estás haciendo por lo que se lleva diciendo en la oficina todo el día?”-

Kudo se sonrojó al sentirse intimidado y empezó a negar con la cabeza mientras movía las manos.

-“No, no, no. ¿Qué estás diciendo?”- Desvió la mirada para no sonrojarse más. Esta mañana al llegar al trabajo, casi todos sus compañeros varones se habían acercado a él a preguntarle sobre Shiho y él. Él no había dicho nada así que intuía de que les habían visto en la fiesta.-“Yo no he dicho nada, de verdad.”-

Ella siguió mirándole fijamente sin acabarse de fiar del todo.

-“De verdad, créeme. Creo que nos vieron besarnos en el evento y ya se han puesto cuchichear.”-

Shiho dejó de intimidarle, se giró y le dio la espalda reanudando su camino mientras él se quedó parado, con la confusión en la cara y sin saber que movimiento hacer. Ella le habló sin girarse.

-“¿Vas a quedarte ahí parado para que se nos enfríe la cena?”-

Kudo sonrió y se acercó a ella balanceando suavemente la bolsa.

-“¿Quieres que pidamos un taxi?”-

Shiho se lo pensó un segundo pero si ahora se paraban a buscar un taxi, tardarían más que si siguen a pie y acompañada de Kudo, sería un camino más ameno.

-“No hace falta, ya estamos cerca, tu casa está más cerca que la mía.”-

-“Claro, como quieras.”-

Siguieron caminando soltando palabras sueltas y mezclando su vaho que salía a causa del frío. Él la miraba de reojo durante todo el trayecto hasta que Shiho se encogió un poco agarrando el cuello de su chaqueta.

-“¿Tienes frío?”-

-“No, me gusta que se me congelen los dedos y que se me corte la circulación. Pues claro tonto.”-

Ella disfrutaba haciendo eso y le mandó una sonrisa pícara mientras le dio un golpe en el brazo.

-“Estos días ha bajado bastante la temperatura, me extraña que aún no haya empezado a nevar, no tardará mucho en hacerlo.”-

Su sonrisa se bloqueó en cuanto él cogió su mano libre y la entrelazó con la de ella, poniéndola dentro de su bolsillo, acompañándola con su calor. Su mano empezó a absorber la calidez de la suya, eran suaves y su agarre era firme.

-“¿Qué haces?”-

Sus mejillas estaban muy calientes y sus cuerpos estaban caminado más cerca el uno del otro a causa del agarre. Ella agradecía a la oscuridad de la noche por camuflar sus sonrojos.

-“¿Tienes las manos frías no?”-

Su sonrisa se amplió y ella sintió que se derretía cuando sonreía de esa manera. Agachó la mirada y llegaron a su casa cogidos de la mano.

Cruzaron la vaya, abrió la puerta y se quitaron los abrigos antes de dirigirse al comedor. Kudo se dirigió a la cocina para traer los cubiertos y comenzó a desempaquetar la comida y servirla.

Shiho se había sorprendido al ver la gran casa que tenía el chico, ya era consciente de que venía de una familia adinerada, pero esa casa era realmente lujosa. El interior estaba decorado meticulosamente, los muebles de madera de alta calidad combinaban con los colores marfil y burdeos de las paredes.

Se sentía demasiado grande como para que solo viviese una persona.

-“¿Y dices que vives solo? Esta casa es enorme.”-

Shinichi le sonrió y se rascó la nuca mientras acababa de preparar los platos.

-“Si, actualmente si. Cuando vine de Nagoya mis padres aprovecharon para comprar esta casa. Ellos suelen venir a verme de vez en cuando, pero tienen sus trabajos mayoritariamente en el extranjero así que suelen quedarse en nuestra casa de Nueva York.”-

-“Vaya, vaya. Un chico con propiedades.”-

-“Todo es de mis padres en realidad, ellos intentan satisfacerme económicamente pero a mi cada vez me importa menos el dinero.”-

Ambos sonrieron y se sentaron en la mesa.

Cenaron mientras el chico le explicaba los últimos avances en el caso que lo tenía liado desde hacía semanas. Llevaban tiempo detrás de un traficante de drogas que había logrado escabullirse de la ley a causa de su gran inteligencia y astucia, la policía había conseguido infiltrarse en su banda y esperaban que esta vez pudiesen mandarlo tras las rejas por unos cuantos años.

La científica se levantó y recogió los platos vacíos después de cenar mientras el moreno de dedicó a hacer un poco de té.

Pasaron del comedor a la salita de estar y se acomodaron en el sofá mientras bebían de su bebida humeante.

Kudo contempló la cara de la pelirroja y pudo notar que algo le inquietaba, sus dedos agarraban con fuerza la taza y su mirada vagaba por toda la sala y se paraba en él de vez en cuando mientras se mordía el labio.

-“¿Hay algo que te preocupa?”-

Shiho levantó la mirada y sacudió la cabeza mientras volvía a beber de su té agachando la mirada para no enfrentarle.

-“No es nada.”- Dejó el vaso vacío encima de la mesa y se levantó.-“Debería irme, es bastante tarde.”-

Él se levantó y la frenó agarrándola de la muñeca antes de que diese un paso más. Habían estado cenando y conversando cómodamente, consiguiendo que su bonita sonrisa iluminase la sala de vez en cuando y haciendo sonrojar sus mejillas cuando soltaba las palabras adecuadas. No entendía este cambio de actitud repentina. Algo había cruzado su mente, de eso estaba seguro.

-“Espera un segundo.”-Ella giró la cabeza pero no hizo gesto de retroceder.-“Quédate cinco minutos más, por favor.”-

Ella se lo pensó unos segundos y negó ligeramente con la cabeza.

-“No debería estar aquí a estas horas, es me-“-

Shinichi le dio un pequeño tirón en la muñeca para que se acercase a él y la cortó, sin dekerale mucho que pensar.

-“Sólo cinco minutos.”-

Ella resopló y volvió a sentarse al sofá. Kudo podía ser muy persistente cuando se lo proponía y cinco minutos más no podían hacerle ningún daño.

-“¿Ahora podrías decirme que te inquieta? Se que hay algo ahí dentro que te está molestando ahora mismo.”-Shinichi apoyó un dedo en la frente de Shiho.-“ Suéltalo.”-

Shiho cruzó los brazos y giró la cabeza. No quería decirle nada, pero estaba siendo muy insistente y pesado y sabía que no paraba cuando se le metía algo entre ceja y ceja, y no tenía intención de quedarse toda la noche ahí.

-“Vale. Eres un pesado.”-

Ella resopló y el sonrió contento por su pesadez.

-“Mira Kudo, estoy agradecida por lo que habéis echo por mi.”- Cogió aire mientras él arqueaba las cejas y continuó.-“Shinichi Kudo lleva toda la vida rodeado en un circulo mediático, rodeado de celebridades y gente que quiere estar siempre cerca de ti.”- Kudo notaba como le estaba costando soltar las palabras.-“Cuando te conocí en la organización no hubiese imaginado nunca todo lo que había detrás de ti. La vida de Jager es muy diferente a la Shinichi Kudo. Y no se si puedo seguir tu estilo de vida.”-

El detective abrió la boca sorprendido y hizo un gesto de negación con la cabeza.

-“No se a que te refieres, no soy el que era antes Shiho y lo sabes.”-

-“Lo se Kudo.”-

Él se acercó más a ella y cogió una de sus manos para tenerla entre las suyas.

-“¿Entonces porqué me dices eso?”-

-“Porque aunque tu seas diferente tu alrededor no ha cambiado en absoluto, sigues siendo de las mentes más brillantes y desde lo de la organización tu fama se ha elevado como la espuma. Eres una celebridad Kudo, primero por tus padres y ahora por merito propio pero lo eres Kudo. No se si podría aguantar esa presión, yo no quiero ni gloria ni fama, quiero pasar desapercibida y empezar a vivir mi vida.”-

Él apretó los labios formando una línea recta.

-“Nadie debería porque enterarse, podemos mantenerlo en nuestra intimidad.”-

Ella resopló.

-“No es así de fácil. Ya están hablando de nosotros y la prensa no tardará en hacerlo. ¿La criminal y el policía? Escucha como suena todo esto, solo será un problema todo esto. A tus padres no les hará ninguna gracia Kudo, tu apellido tiene un prestigio en Japón.”-

Kudo agarró sus mejillas y la beso con ternura.

Shiho se quedó quieta al principio por la sorpresa pero rápido le respondió el beso sin poder evitarlo. Él se apoyó en su frente y le apartó un mechón de la cara mientras le sonreía.

-“Deja de poner limitaciones y decir tonterías. Se que me querías cuando estabas en la organización, ¿Ha cambiado algo respecto a eso? Porque yo no he dejado de hacerlo Shiho.”-

Ella intentaba desviar la mirada pero él la tenía bien cogida y no podía hacer movimiento. Sus ojos azules la estudiaban con cuidado y la miraban con desesperación por su respuesta.

-“Pues claro que te quiero, idiota.”- No sabía por que pero sus ojos empezaron a picarle y a ponerse brillosos por las lágrimas que amenazaban con derramarse sin darse cuenta.-“¿Sabes cuantas cosas pueden salir mal? No quiero volver a sufrir por ti.”-

Shinichi no pudo evitar sentir una punzada de dolor y culpabilidad al escuchar esas palabras. Los errores del pasado seguían persiguiéndole.

-“¿Sabes cuantas cosas pueden salir bien?”-

Shinichi se acercó a ella abrazándola por la cintura mientras agachaba la cabeza y hundía su nariz en su cabellera, absorbiendo su apreciado olor a vainilla que le llenaba de calma. Ella seguía derramando lágrimas mientras su cabeza se acomodó en el espacio de su cuello y sus manos agarraban con fuerza su camisa.

La presión que notaba que tenía dentro había estallado.

-“No llores por favor.”- acarició con su pulgar sus mejillas borrando las lágrimas que le quedaban y se quedaron sentados al lado el uno del otro y abrazados mientras él la acunaba para tranquilizarle.

Cuando apartó un mechón de su cara se percató de que se había dormido, después de ver lo tarde que se había vuelto decidió acostara en su habitación. Apagó las luces y descansó a su lado pero estirado encima de las sábanas.

El ruido del viento golpeando las ventanas hizo que sus ojos de color rubí se abriesen después de parpadear varias veces. No reconocía la habitación y por un momento no sabía que hacía ahí.

Movió la cabeza estudiando la habitación hasta que sus ojos se pararon en la fotografía de una figura masculina que estaba encima de la mesita de su lado.

Estaba en casa de Kudo.

Se masajeó la cabeza que ahora había empezado a dolerle y empezó a recordar todos los acontecimientos del día anterior, había ido a su casa a cenar y suponía que debía haberse quedado dormida después de que él la abrazase mientras lloraba.

Resopló molesta. No le gustaba verse débil delante de nadie.

-“Parece que te has despertado.”-

Shiho giró la mirada y se lo encontró entrando por la puerta.

-“He salido a comprar el desayuno, ayer te quedaste dormida aquí y por lo tarde que se había echo no quería despertarte.”-Le acerco un café y ella lo aceptó sonriéndole como respuesta.-“Aún es pronto, no tenemos que llegar a la oficina hasta dentro de un par de horas.”-

-“Gracias.”-

Kudo le sonrió y se sentó a los pies de la cama mientras ambos bebían de su café. Shiho se percató denlas ojeras que acompañaban sus ojos, sabía que había estado la noche pensando en todo lo que le había dicho. Ella no quería hacerle daño pero él debía saber como se sentía ella al respecto.
Se veía preocupado y ella le acarició el hombro para animarle y hacer que se girase hacia ella.

-“Parece ser que esta noche has sido tú el ave nocturna, deberías descansar un poco antes de ir a trabajar.”-

Él se acercó al cabezal y dejó su café al lado del suyo. Se volvió a sentar a la cama y la miro fijamente mientras sonreía tristemente.

-“No necesito descansar. Te necesito a ti.”-

Shiho se sonrojó y un calor dentro de ella empezó a crecer. Le costaba mucho apartar todas esas emociones que crecían dentro de ella día a día. Una parte de ella decía qie no pero otra seguía insistiendo en que si.

Estaba echa un puto lio.

-“Kudo…”-

Él no dejó de hablase y siguió expresándose mientras miraba la nieve que había empezado a caer a través de la ventana.

-“Shiho tienes que entender de que ninguna excusa que me pongas hará que deje de quererte.”-

Ella le miró dulcemente mientras le apartaba el flequillo alborotado y acariciaba sus labios.

-“Te quiero, perdona por excusarme, no volveré a hacerlo.”-

Sus mejillas se volvieron carmesí  y él se quedó confuso con su cambio repentino. Ella le besó vorazmente y se subió encima de él para besarle mejor mientras él recorría sus curvas con sus dedos.

Se separaron para respirar y él agarró su cara con ambas manos.

-“¿Estoy soñando?”-

Ella rio mientras se desprendía de su camiseta y volvía a besarle con deseo.

-“Si esto se convierte en un sueño, espero que no despertemos nunca.”-

Shinichi cogió su cuerpo con lujuria y amor y se fundieron hasta que sus trabajos les obligaron a salir.


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