CAP XVII

314 16 2
                                    


Todo lo que veía era completamente negro.

El viento silbaba fuertemente en sus oídos, apenas empezaba a notarlo contra su piel pero lo escuchaba cada vez más fuerte. Tenía frío, sabía que tenía mucho frío pero no era capaz de sentir que controlaba un solo musculo de su cuerpo.

Su cabeza empezó a palpitar fuertemente y por primera vez pudo notar el tacto en la punta de sus dedos, los intentó mover para poder incorporase pero su fuerza flaqueaba al mínimo intento. 

Ese sedante la había dejado cao, no sabía de que se trataba pero era muy eficaz, aún no había sido capaz de recuperar la vista y los oídos le pitaban constantemente recordándole el fuerte dolor de cabeza que sentía.

FIiiiiiiiiiiiiiiu Fiiiiiiiiiiiiiiiiu

Escuchó un sonido muy agudo que rápido relacionó con el de un silbato, parpadeó como pudo y después de recuperar la visión pudo ver que yacía debajo de lo que parecía una farola, el aire iba dejando ligeros copos en su mejilla y su ropa se sentía empapada a causa de estar estirada en el suelo.

¿Dónde estaba?¿Cuanto rato llevaba ahí tumbada? El frío que le helaba los huesos y la capa de nieve que caía de su chaqueta le decían que debía llevar bastante rato ahí. Estaba realmente helada.

FIiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiu.

El silbato volvió a sonar, esta vez parecía que el pitido había sonado más cerca. Puso una mano en su frente mientras apretaba sus yemas fuertemente para intentar evitar el dolor sin éxito. Su mirada aún estaba borrosa, las farolas parecían que tenían vida propia balanceándose de un lado a otro haciendo que necesitase tumbarse de nuevo.

-“¡Creo que es ella!”-

Cerró los ojos para intentar quitarse esa sensación de mareo del cuerpo y pudo escuchar unos pasos que se acercaban a ella.

No se sentía con fuerzas de volver a gastar la energía que tenía en volver a incorporarse, su cabeza y parpados aún le pesaban a causa de la droga. Los pasos que se dirigían a ella se pararon muy cerca suyo, desprendía olor a tabaco y a alguna salsa muy fuerte, la radio que llevaba consigo empezó a sonar.

-“Confirme su ubicación agente, ¿Puede apreciar si se trata de ella?”

Para su suerte se trataba de un agente de policía y por lo que había escuchado debían estar rato buscándola.

Más pasos empezaron a acercarse rápidamente a ella, escuchaba la nieve crujir a cada paso que daban los agentes mientras hablaban unos con otros.

Un par de brazos la empezaron a levantar del suelo con cuidado pero se ella sentía tan cansada que apenas podía escuchar palabra de lo que decían, tampoco le importaba en ese momento, los brazos que le envolvían eran muy cálidos y protectores. Se dejó cargar sin inmutarse o poner resistencia e intentó nuevamente abrir los ojos antes de volver a adormecerce.

-“¿Dónde estoy?”-

Sus palabras salían cubiertas de vaho, sus labios estaban morados y sus dientes habían empezado a chirriar del frío. El policía que la cargaba se paró en seco y bajó la mirada para verle.

-“Estas a salvo ahora, no parece que tengas heridas pero vamos a llevarte al hospital para prevenir una hipotermia.”-

Ella solo quería volver a casa pero en cambio asintió y siguió abrazada al calor del hombre.

                                                                            <●>

Cuando volvió a abrir los ojos se encontró estirada en una cama que no se parecía nada a la suya y sentía su torso pesado a causa de la cantidad de mantas que la cubrían. La habitación apenas estaba decorada , había una puerta entre abierta de lo que parecía un baño, las paredes eran de color amarillo pálido y había un par de muebles y una gran ventana  en frente de la cama que le aseguraban que no se encontraba en un hospital pero a parte de eso aún no podía adivinar a quien pertenecía.
Podía percibir que era de día por la gran cantidad de luz que cruzaba las cortinas pero no podía contemplar apenas nada más. Se incorporó a una posición sentada y pudo notar que la habían cambiado de ropa y en lugar de la muda que llevaba anteriormente ahora lucía una camisera de gran tamaño acompañado sólo de su ropa interior.

Sus mejillas empezaron a sonrojarse al pensar en quien podría haber sido la persona encargada de cambiarle de muda pero el crujido de la puerta le indicó que alguien estaba entrando a la habitación y se volvió a tapar antes de mirar hacía esa dirección.

-“Parece que por fin has despertado.”-

Sus hombros se tranquilizaron y la tensión que cargaba desapareció al momento que reconoció al chico que se acercaba a ella con una sonrisa cariñosa en la cara.

-“¿Estoy en tu casa?”-

El abrió los brazos de par en par y dio una vuelta a si mismo antes de acercarse a los pies de la cama.

-“La guarida de los Kudo a tu disposición.”- Señaló el desastre en cajas y los muebles mal posicionados.-“Mis padres vinieron y pretenden hacer reformas así que esta todo un poco esparcido.”-

Ella le miró extrañada pero aún así una pequeña risa se escapó de sus labios cuando él se tropezó con la pata de la cama al aproximarse.

-“Y has decidido traerme a tu casa en vez de a la mía por..”-

Arqueó una ceja esperando la respuesta del moreno.

-“Simplemente quería asegurarme de que te recuperabas bien. Ya sabes, son fechas señaladas y no quería que estuvieses sola en casa.”-

-“Qué caballero de tu parte.”-

Sujetó las mantas, cerró los ojos y se tapó hasta arriba de la nariz mientras se giraba para darle la espalda.

<<La próxima vez que nos veamos estaré con un amigo que tiene muchas ganas de verte.>>

Sus ojos se abrieron de par en par recordándole que este juego aún no había acabado. Su cabeza empezó a repetir esa frase una y otra vez intentando comprender más allá de ella.

¿La persona que estaba relacionada con Kazuo también había pertenecido a la organización? Si eso era así sólo se le podía venir a la cabeza una persona.

Gin.

-“…y después del incidente decidí que lo mejor era pedir algo a domicilio.”-
Shinichi había empezado a hablar por los codos pero ella solo podía pensar en el rubio y en las ganas que debía de tener de tenerla entre sus manos para asesinarla. Abrazó sus brazos acercando sus rodillas a su pecho y se quedó mirando un punto fijo de la habitación.

-“¿Está todo bien?¿Necesitas algo?”-

Kudo estaba sentado ahora a su lado con una mano apoyada encima de la colcha. Sus ojos la miraban con preocupación, le apartó el flequillo de la frente para poder tomar su temperatura.

-“No parece que tengas fiebre.”-

-“Estoy bien, deja de preocuparte tanto por mí.”-

Kudo apartó su mano al acto y ella se mordió la lengua por haberle hablado más áspero de lo que quería. Él se levanto y se dirigió a la puerta para salir.

-“Date un respiro, Shiho. Voy a traerte la comida.”-

Cerró la puerta tras él y la dejó resoplando y mirando al techo. ¿Cómo iba a estar tranquila sabiendo que ahora más que nunca Gin iba detrás de ella? No era alguien que pudieses tomarte a la ligera.

Tenía que solucionar esto definitivamente, sabía que Kudo corría el mismo riesgo que ella de ser atacado.

Shinichi volvió a irrumpir la habitación con un gran bol de sopa humeante que acabó dejando al lado de la chica.

-“Ten cuidado, quema un poco.”-

Ella asintió agradeciéndoselo y empezó a soplar antes de bebérsela, él se quedó sentando en una butaca releyendo una de sus novelas favoritas pacíficamente mientras ella acababa. Ella dejó el bol vacío de nuevo a la mesita de su lado y se quedó sentada abrazada a sus rodillas.

Sabía que era muy peligroso para Kazuo, Gin y Vermouth ir por ella ahora en ese momento, la policía estaba muy alerta y dudaba que pudiesen hacer algún movimiento sin que se enteraran, pero eso no le quitaba la intranquilidad en el cuerpo.

Kudo levantaba la vista de vez en cuando para mirarla disimuladamente entre las hojas, sus bonitos pero vacíos ojos verdes le hacían perderse en la lectura constantemente para observarlos.

-“¿Me tienes que decir algo o vas a seguir mirándome así durante mucho rato?”-

El chico se asustó de las repentinas palabras de la chica y el libro se escurrió entre sus dedos para chocar en el suelo, se levantó rascándose la cabeza y lo cogió con la otra mano.

-“Em…perdona.”- Se acercó a la mesita de noche que tenía más cerca y dejó el libro encima antes de sentarse a su lado.-“Vamos a hacer todo lo que podamos y más para encerrarlos definitivamente. Hemos reforzado la protección policial para garantizar la seguridad de todos.”-

-“Si, lo sé.”-Shiho se levantó dirigiéndose al baño y encendió la alcachofa de la ducha antes de volver a asomar la cabeza.-“¿Me podrías acercar mi muda para poder cambiarme?”-

-“Claro, ahora vengo.”-

Kudo salió para buscar la ropa que le había comprado, su ropa había quedado sucia y empapada así que había decidido llevarla a la tintorería. Las prendas de la científica eran muy delicadas y no quería llevarse un gran bocinazo por habérselas roto o estropeado.

Volvió a la habitación y escuchó el agua correr y su voz tararear alguna melodía muy por lo bajo. Tocó la puerta con los nudillos para avisarle.

-“Shiho, ¿Te dejo la ropa encima de la cama?”-

Ella paró de tararear y le contestó.

-“Oh, ¿Puedes dejármela aquí dentro?”-

Kudo se sonrojó al imaginarse a la científica desnuda al otro lado de la cortina pero aún así sacudió la cabeza para quitarse cualquier idea sucia de la cabeza y entró sin mirarla en ningún momento.

-“Claro.”-

Dejó la bolsa encima de la pica y se dirigió a salir antes de que le entrasen ganas de hacer cualquier gilipollez.
Piensa en otras cosas Kudo, joder.

-“¿Has comprado ropa?”-

El agua paró dejando de llover encima de ella, Shinichi se giró sorprendido y apoyó su espalda en la puerta, sonrojado. Ella había sacado la cabeza por la cortina opaca y su cuerpo estaba cubierto por ella, las gotas de agua corrían por todo su rostro y su pelo se veía más oscuro al estar mojado.

-“Eh, sí. Llevé tu ropa a la tintorería y compré algo para que pudieses ponerte antes de llegar a casa. Le pedí ayuda a la dependienta así que espero que te guste.”-

-“Que atento.”- Sus rasgos preocupados que se habían mostrado en ella desde que había despertado desaparecieron de su cara mostrándole una sonrisa agradecida.-“Podemos decir que no siempre haces las cosas mal con las mujeres.”-

Él se sonrojó fuertemente y se quedó en el mismo sitio mirándole sin moverse.

-“G..Gracias.”-

Ella le guiñó un ojo seductivamente.

-“No me mires de esa manera, no es la primera vez que me tienes desnuda en una habitación.”-

Shiho volvió a encender el agua y cerró la cortina dejándolo cortado y avergonzado. Disfrutaba jugar con él de esa manera dejándole sin habla y sabía que aún no había salido porque no había escuchado la puerta abrirse. Sonrió otra vez pícaramente sin que él la viese y volvió a provocarle.

-“Si quieres puedes ducharte conmigo.”-

Volvió a asomarse tras la cortina para poder ver la cara que se le había puesto y su sonrisa se amplió al verlo totalmente rojo y sin saber que decir.
Ella sacó una mano de la cortina y agarró la punta de su corbata para acercarlo a ella y besarle.

Las gotas que resbalaban por su fina cara aterrizaban en su cuerpo, sus labios se abrieron para profundizar el beso y él se acercó más a ella como un imán mientras intentaba desesperadamente quitarse la americana  y todas las prendas que pudiese. Se separaron para recuperar el aire y él se descalzó como pudo mientras se desabrochaba el cinturón. Sus manos pararon y agarraron fuertemente su cara haciendo contacto visual directo, se veía dolido y molesto.

-“Siento mucho que te pasara esto estos días Shiho, no pude estar ahí para evitarlo.”-

Ella puso un dedo en su boca para silenciarlo y volvió sus manos a la corbata que llevaba y empezó a deshacer el nudo.

-“Eso no fue culpa tuya, no te martirices por ello, estás aquí ahora conmigo y eso es todo lo que importa para mí.”-

Shiho le acabó de desabotonarla camisa y la dejó caer al suelo, lo acercó a ella para compartir el espacio con él y volver a juntar los labios. Empezó a notar como la lluvia  cálida caía encima de ellos e iba humedeciendo todo su cuerpo y se abrazó a ella, acariciándole y besándole todo el cuerpo.

<●>

-“¿Estás seguro de que no van a enfadarse por llevarme?”-

Shiho se colocó los pendientes de perlas mientras Kudo salía del baño abrochándose la corbata.

-“¿Por qué deberían hacerlo? Eres mi acompañante.”- Shinichi resopló mientras luchaba con la corbata. Él era partidario de usar pajarita normalmente pero su madre había insistido en que se pusiese esa en concreto para esta ocasión y no había manera de lograr a hacer un nudo digno.-“Es una fiesta benéfica, no tienes de que preocuparte.”-

La pelirroja se acercó a él tomando el mando de la corbata y le hizo un nudo perfecto en un segundo.

-“Ya está.”-Le revisó de arriba abajo, lucía un traje bastante caro de color gris oscuro que se amoldaba a la perfección a su cuerpo.-“Estas perfecto.”-

Él abarcó su cara entre sus manos y le beso la frente.-“Tu si que eres perfecta.”-  Ella se sonrojó fuertemente y él la besó en los labios desprevenidamente antes de abrazarla y apoyar su barbilla en su cabeza.

-“Mis padres veces pueden ser un poco molestos pero son buena gente.”-

Aunque su tono mostraba tranquilidad sus ojos decían lo contrario, sabía que había algo que le inquietaba.

-“¿Pero?”- Tenía que haber un pero, su cara le delataba, sentía que la frase aún no estaba acabada. Kudo levantó la vista y le acarició las manos.

-“No quiero que te sientas incomoda por nadie.”-

-“¿A que te refieres?”- Dejó sus manos colgando en cada hombro y rozó su nariz con la suya.-“Va a ser difícil intimidarme.”-

-“Lo sé.”- Le besó tiernamente y apoyó su frente con la suya.

FicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora