Había amanecido pero para Alejandro era como si el tiempo no hubiese continuado su marcha, con la única diferencia era la tremenda jaqueca con la que había amanecido y que claramente no estaba al estar con Adamaris.
Su cabeza estaba apunto de estallar, sin embargo, no había encontrado un analgésico para aliviar el dolor. Así que le tocó ir de incógnita a la oficina aparte de cargar con el dolor su genio no era el mejor, pero aún así se presentó a trabajar más por obligación que por querer.
Apenas llegó a la oficina se encerró en su oficina sin querer saber del mundo. Pero Susana, ajena al estado mental de su jefe, Susana entra a la oficina para iniciar el día y echar andar sus planes.
—Buenos días jefe, ¿cómo amanece? ¿leo su itinerario?.
—Largo, hoy no quiero ver a nadie... especialmente a ti, cancela todo mi itinerario y tráeme un analgésico para el dolor de cabeza —ordena, sin preocuparse en sonar cortés. Quería estar solo, pensar y matar ese dolor de cabeza pero lo único que lo mantiene distraído, si quiera la mujer de anoche logró distraer su mente.
Susana respira con fuerza y hecha una furia sale de la oficina, tirando la puerta en el proceso. Alejandro cierra los ojos cuando su cabeza taladra por el sonido, agarra el teléfono y lo descuelga, marcando un número.
—Ramón, prepárame una carta de despidió por favor y tráela cuando la tengas lista. Ah, hoy vendrá un muchacho, su nombre es Pedro quiero que lo incorpores a la empresa de inmediato —habla Alejandro.
⚊¿A qué cargo señor? ⚊le pregunta.
⚊Como mensajero, ocupaté por favor de todo.
⚊Esta bien señor.
⚊Pero quiero que me informes de cualquier movimiento que haga, ¿esta claro? ⚊al recibir una afirmación, cuelga.
Esa mañana cuando Adamaris le comenta a su hermano sobre la decisión de salir a buscar trabajo ese día este se opuso de manera conciliadora.
—Creo hermana que deberías tomarte un descanso, has trabajado tan duro y de sol a sol que agradezco al cielo que te hayan despedido... y no me lo tomes a mal pero no me gustaba que trabajarás para una señora tan poco grata. Tomate tu tiempo, descansar, cuida tu salud... disfruta un momento del tiempo.
—No me quedaré en casa sin hacer nada Alan, yo también tengo mis gastos y sabes que me gusta sentirme útil.
—Pero ya eres útil. Yo te dije que yo puedo ocuparme de todos los gastos de la casa —insiste—, tomate un tiempo para descansar, últimamente has vivido muchas cosas y tu salud...
—Mi salud está perfectamente Alan —lo interrumpe sin ánimo de iniciar una eterna discución—. Estoy tan bien que tengo ganas de hacer algo, por eso voy a comparar algunas hojas de vida para llenarlas y salir mañana en busca de empleo.
Alan no quiso seguir hablando al ver a su hermana empeñada en buscar un trabajo, siguio desayunando en silencio.
En la tarde cuando salió del trabajo, María se presentó en la casa de la castaña dispuesta a pasar un rato agradable con esta. Sin embargo, tuvo que esperarla ya que Adamaris había salido a repartir hoja de vida pese a que su hermano le había insistido hasta el cansancio en que ya no era necesario que esta trabajara. Cuando Adamaris llega a su casa María se encontraba sola a su espera. La morena al verla bebe del vaso y lo deja en la mesa.
—Hola, ¿qué haces acá? yo te hacía en el trabajo —le pregunta la castaña.
—Hoy salimos temprano así que me dije: María, tus uñas están realmente horribles ya necesitas con urgencias una manita de gato; ¡Y taran! vine corriendo a invitarte al salón de belleza ¿qué te parece?.
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Los Cambios En El Amor
RomanceAdamaris Gutiérrez es una mujer Mexicana que lucha constantemente por triunfar en un mundo en el que las medidas "90,60,90" exige constantemente una imágen perfecta y plastica. Algo muy difícil de conseguir por su apariencia. Ella, una mujer con so...