Al intentar abrir mis ojos, los rayos de sol me aturden un poco y parpadeo varias veces, para observar con claridad, que ya su luz se ha adentrado en mi habitación. Siendo un viernes por la mañana, no deseo levantarme a un día aburrido más a la universidad. Sin embargo, me encuentro en exámenes finales y eso me obliga a levantarme, quiero acabar ya, pero tampoco anhelo demasiado las vacaciones, una de las cosas que más agradezco de aun no haber finalizado el semestre es que me ha ayudado a mantener mi mente ocupada. Pero sabía que tarde o temprano, tendría que enfrentar mis penas. En el momento que lo pienso dos veces para levantarme, llegan diversos versos a mi mente, y me decido al fin, busco mi block de notas y narro una vez mas todo aquello que siento y decido callar.
Al observar el pequeño block, me percato que ya rebasa mas de la mitad de hojas que he llenado y ya dentro de poco tendré que ir a la librería a comprar otro. Al ver la hoja y ver lo que escribí decido por primera vez en mucho tiempo leer en voz alta aquella pequeña frase.
"...Pequeña tierna y dulce chica girasol, permítete sentir y vivir alegremente como solías hacerlo en algún momento, no todos los problemas son eternos, recuerda siempre eso...¿Donde quedo tu sonrisa y brillar como el radiante sol del campo? , ¿Tu ternura y dulzura al mirar y expresarte? Sabes que está en alguna parte...".
Vamos Coraline, han pasado dos meses, es hora de que lo dejes ir...
Nadie dijo que sería fácil, pero déjalo ir... Sabes que puedes hacerlo...
Algunas lágrimas corren por mis mejillas y caen en la página de la pequeña libreta. Seco mi rostro y decido guardarla bajo mi colchón. Nadie sabe que he decido volver a escribir, excepto Aileen, que me encontró una tarde escribiendo y se emociono demasiado, pero le dije que no los publicaría como alguna vez quise, que solo lo hacía por hacerlo y ya, que había dejado esas ideas absurdas en el pasado y que mejor me concentraría en terminar de sacar la carrera de literatura. Su expresión fue de tristeza total y no volvió a tocar el tema.
Y le mentía al decirle todo eso, por supuesto que aun soñaba con escribir todo aquello que sentía y publicarlo si podía en algún momento, escribir era una de las cosas que más amaba a parte de dibujar, pero aquellos versos, historias, cartas o rimas que hacía no las hacia a todo el mundo, solo a los que realmente se han ganado un lugar en mi vida, mi cariño, confianza y pueda decir que considero mi familia. Porque es algo especial que le das a alguien especial de tu vida, ahí dejas parte de ti, no es cualquier cosa la que reflejas en aquellas líneas que decidas escribir y no todos merecen aquello. Antes solía escribir con más frecuencia, todo me inspiraba. Hoy solo escribo, cuando las frases me llegan en momentos que menos espero, me siento feliz al momento de escribirlos, pero ahora solo escribo versos como ese, que me recuerdan lo que solía ser o no sé si realmente sea como dice al final: "Sabes que está en alguna parte...".
Al arreglarme, alistarme y ver la hora, me doy cuenta que es más temprano que lo que acostumbro. Y decido partir caminando, algo que no hago hace ya mucho tiempo. Voy por mi vecindario y el sol brilla como nunca el día de hoy, y se asoma una pequeña sonrisa en mi rostro. Es como si me invitara a sonreír más a menudo y me estuviese diciendo que será un gran día.
Mientras observo todo, me detengo a pensar en todo lo que me he perdido todo este tiempo.
¿He estado tan metida en mi misma tanto tiempo?
No me había percatado que ya la primavera había llegado en todo su esplendor, y las flores se asomaban con su brillo y belleza singular. Y pensé en el pequeño jardín de girasoles que está a dos cuadras de la universidad. ¿Cuándo fue la última vez que fui? Sin duda hace mucho tiempo.
Desde el primer día que entre, siempre ha sido mi lugar favorito, y me hace recordar tanto porque los girasoles son mi flor favorita. Son la flor del sol, las que reflejan todo su esplendor, y siempre están en busca de su luz, y cuando está nublado se miran unos a otros buscando la energía en cada uno, es la naturaleza la que nos enseña, si no tenemos sol todos los días, estamos unos a los otros apoyándonos en aquellos momentos donde creemos no poder, no estamos solos.
Ese lugar, siempre me ha recordado todo lo afortunada que soy. He permanecido tan absorta en mis pensamientos, que me olvide hasta de los sitios que me recuerdan tanto a lo que solía ser. Ya no soy esa chica girasol, como solían llamarme, me decían de esa manera según mis amigos porque soy o era mejor dicho "Tan radiante y sonriente como el brillo del sol y siempre mirando en alto buscando su luz a pesar de que lo más oscuro este ocurriendo". Al percatarme que estoy a unas cuadras de la universidad, decido desviarme un momento al pequeño jardín.
Al llegar a él, se encuentra como la llegada de la primavera, con tan esplendorosa belleza y cada uno mirando a todo lo alto buscando la hermosa luz del sol. Esta muchísimo mejor de lo que recordaba, y por primera vez en mucho tiempo, me rio y sonrió de felicidad plena. Y la inspiración llega. Saco mi pequeña libreta y dejo que las letras vuelen como ellas quieran.
"Un brillo singular, las más bellas flores me encuentran con todo su esplendor en medio del verde pastizal, que feliz me siento de verdad, como extrañaba este lugar"
Nunca le he hablado de este sitio a nadie, y si lo llego a hacer en algún momento, es porque realmente significa mucho para mí. Me siento en medio de ellas y me detengo a pensar, en todo lo que tengo que dejar ir. Ha sido demasiado para mí, tantas noches, madrugadas, días, tanto que me reprimí, tanto que me perdí, tanto que me negué a sentir. Y recuerdo una vez más...
Aquel día hace tres años. Cuando lo conocí... Y poco a poco se fue adentrando en mi vida, hasta que sin darme cuenta se había vuelto importante para mí.
Las lágrimas escapan sin cezar... Le di todo de mi, le entregue completamente mi corazón y solo supo jugar y llevárselo con él. Aun sigo preguntándome porque yo, y porque tuvo que terminar así.
Todo duele, pero no con la misma intensidad que antes. Cada día se que doy pasos, pero muchas veces siento que no avanzo ni un por ciento, pero al sentir que no duele de la misma forma, quiere decir que voy por buen camino. Me abrazo a mi misma y limpio mi rostro de mis lágrimas cada vez menos constantes.
¿Cómo pude permitir que me hiriera de esta manera?
Y recordé lo que Aileen me decía muchas veces.
Sabes que amaste intensamente, cuando duele tanto que hasta te escuece los huesos y te estruja el alma, sabes que fue real y que no fue en vano, porque diste lo mejor de ti y en algún momento te hizo feliz...
Pero es hora de dejarlo ir...
Cuánta razón tiene. Pero el dolor que se siente no es fácil de llevar y parece eterno. Así lo he sentido durante tanto tiempo. Solo han pasado dos meses y se sienten eternos. Nada se olvida de la noche a la mañana, y para cada persona el tiempo es distinto, sin embargo también está en que tanto se ayude a sí misma la persona.
No puedo seguir así, lo único que he hecho es hacerme daño a mí misma. Pero no puedo negar que tengo miedo.
Miedo a lo desconocido. Miedo a lo nuevo. Miedo a las nuevas experiencias, y sobre todo miedo de mi misma.
Quiero encontrarme de nuevo... Y para hacerlo debo abrirme y dejar que el mundo me sorprenda...
Hacer a un lado los pensamientos inconclusos, ya basta de sufrir...
Y aunque me duela todavía tengo que dejarlo ir...
Me levanto y miro hacia el cielo... Cierro mis ojos y sonriendo ampliamente.
Dejar fluir todo lo que sienta...
Dejar que las letras hablen por mí...
Y la chica girasol volverá...
Y siendo mejor de lo que solía ser, llegara para quedarse...
Y porque aquí esta, y nunca ha dejado de estar...
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Believe ©
Teen Fiction"El tiempo", puede ser nuestro mayor enemigo o nuestro mayor aliado. Todo depende de la perspectiva que tengamos cada uno, por mi parte vivo ambos lados de la moneda, ya que no solo el tiempo se lleva las cosas como dicen, no solo es su trabajo borr...