·CAPITULO 17 (PARTE II)·

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"...El conocerse se volvió algo tan mutuo que les permitía a ambos sincerarse sin siquiera notarlo. A veces, solo se decían cosas sin analizar lo importante que resultaban para ellos..."


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Decir que, no me siento confundida seria mentir, decir que tengo la mente hecha un desastre y que no he podido dormir de nuevo, seria timarme. En conclusión sería muy descarada al decirme a mi misma que, no me ocurre nada internamente y que no he dejado de pensar en una persona que no veo desde el fin de semana. Desde hacía tres días no hemos cruzado palabra alguna. Esa noche al dejarme en casa, solo se limito a mirarme y asentir con su cabeza en gesto de despido. No se bajo ni me abrazo como suele hacerlo, ni hacer chistes sobre lo más tonto del mundo para llenarnos de risas. Ni siquiera se molesto en ver si ya había entrado a casa, como solía hacerlo últimamente, sino que apenas me baje de su auto y emprendí camino a la entrada de mi casa, cuando voltee este ya había puesto en marcha hacia la vía principal su auto de nuevo.

Esa noche, simplemente me limite a acostarme a dormir y no divagar en mis pensamientos; porque cuando emprendo ese camino no alcanzo a dormir. Ya me siento cansada de estar buscándole respuestas a todo, tratando de entender todo lo que ocurre. Porque simplemente no puedo agarrar un lápiz y o pluma de tinta, y una hoja y que esta al sostenerla, me haga escribir lo que sea que quiera que escriba y así poder dejar de tener tantas preguntas que llenan mi sistema.

Y hoy martes, me encuentro esperándolo porque tenemos que entregar un trabajo final, el cual el que lo trae es el. Me gustaría decir que solo estoy preocupada por eso y solo quiero que se encuentre aquí por eso, pero realmente ya no sé qué es lo que realmente me preocupa y quiero.

En el salón todo el ánimo se encuentra a tope, a comparación el de hace unas semanas atrás. Es el último día y todos celebran que tendremos dos semanas libres antes de empezar el semestre. No puedo decir que comparto el mismo ánimo, solo me limito a esbozar una pequeña sonrisa, que no la siento en lo más mínimo y sacar de mi mochila el suéter y libreta que traigo en él, colocármelo y poner el ultimo a mencionar encima de la mesa.

El profesor Guedez hace su entrada al salón, detrás de él, viene un compañero y entra corriendo. Limito a mirar hacia mi libreta e ignorar al resto. Dejo mi mochila en el puesto que le he guardado y me acomodo en mi lugar, cruzando los brazos encima de la mesa, cuando oigo que alguien carraspea y dirijo mi vista hacia la persona y noto a quien había llegado ajetreado hacia unos minutos atrás, y me mira con cierta molestia por haber puesto la mochila. Me encojo de hombros, sin decir una palabra. Y este sigue parado, mirándome de la misma manera, emito el mismo gesto que hice la primera vez y gira los ojos en señal de molestia.

Y mi compañero aun no llega...

Solo me limito a decirle con molestia, al que se encuentra mirándome:- ¿Sabes que compartimos mesa es con quien hacemos equipo durante todo el curso? O ¿faltaste ese día?-

Su rostro se pone aun más rojo, y en ese momento lo oigo.

Y dejo de mirar a quien sé que me está matando con la mirada. Para posar mi atención en él.

-Buenos días profesor. Disculpe la tardanza, el trafico y llevar a mis tres hermanas a la escuela al otro lado de la ciudad no es muy agradable- dice

-Oh, no se preocupe joven Williams, se lo que es eso, me sucede con mis hijas. Pero que no se repita de nuevo.- Y Ben asiente con la cabeza, para luego bajar la mirada y hacerse camino entre las mesas y llegar hacia donde me encuentro. Para cuando este me mira, y ve a la persona que se encuentra parada a su lado, lo mira y este se va hacia al otro extremo del salón con las manos vueltas puños.

Believe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora