Al abrir mis ojos en una mañana más, donde el viento frio se cola suavemente por mi ventana, al mismo tiempo que los rayos del sol se adentran poco a poco en mi habitación. Acurrucada en mi cama, pensando nuevamente: Otra noche más, otra madrugada más, que sucede lo mismo, que todo es cada vez más confuso y aún no se qué hacer.
Solo siento como mi pecho sube y baja, de los latidos constantes de mi corazón y que los rayos del sol me invitan y llaman a sentir y pensar que hoy será un gran día o por lo menos traerá consigo algo que me saque una sonrisa. Se han hecho cada vez más consecutivas las noches en que me quedo dormida, a las tantas de la madrugada pensando tanto en mi vida y lo que quiero hacer, ahora todo es tan confuso.
Por otro lado, están los sentimientos y pensamientos que evito pensar o admitir en voz alta, que la mayoría de las veces se anestesian con los buenos momentos de los días que ya han transcurrido. Pero al pensar que ya han dejado de estar, me digo a mi misma de vez en cuando, en mis más profundos pensamientos: Que tonta soy al pensar eso. Eso no se olvida de la noche a la mañana o ¿acaso crees que sería tan fácil?.
No, en ningún momento pensé que sería tan fácil, pero tampoco se había cruzado por mi mente que sería tan difícil de admitirlo hasta para mí misma o mencionarlo a mis amigos. Son tantas las veces que llore, que ya me quede seca, y lo único que pienso es que....¡Ya no más! No puedo seguir de esta manera, y por eso evito pensar o indagar demasiado en el tema, pero se tanto en mi conciencia como en mi corazón, que aun no lo he dejado ir, y vaya que duele, muchas veces más que otras, hay días que son más llevaderos que otros. Sin embargo, cada día me siento diferente, que ya soy una nueva persona, no soy la misma que transcurría por las calles bajo el sol queriendo rápidamente regresar sin ni siquiera detenerme a observar que existe a mí alrededor o yace en el lugar donde me encuentre.
Hoy por hoy, me detengo este donde este, alzo mi mirada y veo al cielo y miro a mi alrededor admirando todo así sea que me encuentre en una calle de la ciudad repleta de sonidos estruendosos y autos por doquier, siempre existe la belleza de esos lugares que muy pocos han de encontrar. Por cada camino que transito, cada día es un sentimiento diferente el que me alberga y me escuece hasta los huesos, pero últimamente están muy presentes los mismos en mi y eso no es habitual. No me gusta demasiado indagar en mi interior, porque me hace estar o sentirme muy afligida o débil como llegaron a decirme una vez. Debido a que en un momento donde menos lo espere siempre hay algo que me recuerda a él.
A su risa, a su manera de hacerme reír, de cómo solía decirme y hacerme sentir que todo iba a estar bien, como fue mi compañero y me hacia sentir que no habría nadie más en mi vida. Pero poco a poco con el tiempo, esa sumita llama que yo creía nunca se extinguiría entre los dos, se fue apagando poco a poco, esos momentos de felicidad cada vez eran más escasos, esos donde me hacía sentir que no estaba sola ya eran un vago recuerdo y solo existía cada vez más la confusión del porque sucedió todo esto, si al principio todo era tan perfecto o al menos para mí lo era.
El me marco de maneras que jamás imagine que lo haría, cuando lo conocí aquella mañana hace 3 años en mi primer día de universidad, solo era una persona más para mí. Luego paso a significar todo y ahora significa nada. Aunque millones de sentimientos y mi corazón grite aun con esa ternura que nunca dejara de tener, que siempre lo amara a pesar de todo lo sucedido. Sin embargo, cada día me convenzo que no lo amo con la misma intensidad con la que solía amarlo cuando estábamos juntos. Cuando sonrió, o la paso bien, siempre llega a mi algún vago recuerdo de cuando solíamos reír juntos, divertirnos y ver el mundo, el universo, el completaba mi universo y ya creía que mis piezas estaban completas. Cuando me di cuenta, de cómo todo se estaba cayendo a mi alrededor y se había perdido todo en lo que yo creía. Se había perdido lo más importante para mí, y no, no era él, era yo. Me perdí a mi misma. Al darme cuenta de donde me encontraba, jamás me había sentido tan decidida de abandonar un lugar en donde al principio me encontraba y consideraba mi hogar. No lo era, solo fueron espejismos y engaños que se fueron agrietando hasta que se cayeron uno a uno hasta quedar destruidos completamente. Y me fui, partí hacia algo completamente nuevo y desconocido sin saber a dónde ir.
Comencé a repetirme a misma, Coraline mira hacia adelante y sonríe, nada está perdido. El no es más que tú, ni tú eres más que él, solo es una persona más que pasó por tu vida. Julián es pasado y pronto será solo un recuerdo. Cree en ti.
Aun estoy buscándome cada día, solamente me concentro en lo que me hace feliz, pero todavía no me siento tan tranquila como me gustaría. Sin embargo, trato de seguir adelante y pensar más en mí. No permitiría que, Julián afectara todos los puntos de mi vida, no le daría ese poder sobre mí, a pesar de que se haya llevado todo lo que alguna vez fui. La universidad se volvió mi mayor punto de concentración y me ayudaba a distraerme, tanto que hacía que me olvidase por tan solo un segundo de todo el desastre a mi alrededor y me esforzaba por construir nuevamente mi interior, comencé a adentrarme cada vez mas y mas, tanto que decidí sumarme junto a mi mejor amiga a un taller de escritura o mejor dicho Aileen me convenció. Ya que según ella debía dejarme llevar por mis letras y lo hermoso que era mi expresar y plasmarlo con un lápiz sobre una hoja de papel. Sin embargo, yo dudaba de esto, ya que ella es más expresiva que yo.
Ese sábado por la mañana, no fue mi mejor mañana, desde levantarme muy tarde hasta me había dejado el bus para ir a la universidad. Llegue dos horas tarde y perdí mi clase del día, pero no llegaría tarde al taller ya que era luego. Al llegar al auditorio y buscar a Aileen con la mirada, me doy cuenta de que no está. Cuando suena mi celular y es un mensaje de ella diciendo que llegara con un poco de tardanza. Sin saber qué hacer, bajo las escaleras buscando dos lugares para ambas, al pisar uno de los escalones, por accidente tropiezo con la mochila de alguien que está al lado de su asiento, alguien muy concentrado en un libro. Al subir mi mirada observo que es un chico pero aun no diviso su rostro, ya que la portada del libro lo cubre. Cuando este escucha el estruendo interrumpiendo su concentración y sube su mirada cerrando el libro, se percata de mi presencia. Y ahí lo conocí.
El mayor enigma que haya podido existir, uno que no se si dejar que me sorprenda o indague en el sin saber hacia dónde voy...
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Believe ©
Teen Fiction"El tiempo", puede ser nuestro mayor enemigo o nuestro mayor aliado. Todo depende de la perspectiva que tengamos cada uno, por mi parte vivo ambos lados de la moneda, ya que no solo el tiempo se lleva las cosas como dicen, no solo es su trabajo borr...