·CAPITULO 1·

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Salgo rápidamente del baño y corro por el pasillo hacia mi habitación, me había quedado dormida de nuevo y ya casi se hacia la hora para tomar el autobús.

-Coraline date prisa, ya casi son las 7- grita mi madre desde la planta baja de nuestro hogar.

Entro a mi habitación y cierro la puerta con pestillo, muchas veces no tienen la costumbre de tocar y entran sin avisar. Sobre todo mi hermano Jeremi, quien confunde siempre la puerta de su habitación con la mía. Somos morochos. Cuando nuestra madre estaba embarazada, pensó que tendría dos niñas y al nacer se dio cuenta que tuvo una hembra y un varón y fue muy chistoso porque toda la ropa de bebe que habían comprando antes de nuestro nacimiento era rosa y lila. Y aunque le colocaron la lila, no hacía mucha diferencia ya que ambos trajecitos tenían flores.

Hasta el son de hoy siempre lo amenazo como chiste diciendo que mostrare esas fotos a sus amigos y su novia Marie pero no lo haría en serio, sería muy cruel aunque muy chistoso a decir verdad. Desde siempre hemos tenido una muy buena relación de hermanos, el me cuida las espaldas y yo a él las suyas. El es mas extrovertido, animado y conversador, mientras que yo soy más callada, pensativa y reservada, para el siempre fue más fácil hacer amigos que a mí, pero a pesar de todo siempre hemos sido los dos contra el mundo y deseo que así sea siempre.

Abro las puertas de mi armario y tomo lo primero que veo de los ganchos, unos jeans y una camiseta, tomo de los cajones mi ropa interior y me visto rápidamente. Cuando ya estoy frente al espejo desenredándome el cabello, para al menos lucir decente, Jeremi toca la puerta dos veces con insistencia. Lo ignoro y sigo en la labor de seguir alistándome. Toca nuevamente.

-Coraline abre por favor- dice este con prisa.

-¿Que ocurre Jeremi? Tu habitación es la del frente. 21 años y todavía confundes mi puerta con la tuya- le replico con un tono de fastidio.

-No es eso esta vez Cora, deja tu amargura. Vengo a decirte algo importante, créeme si no, no te estuviese insistiendo tanto.-

Me causaba bastante intriga lo que tuviera que decirme. Y tiene razón. Nunca es de llegar así de repente para mencionarme algo, así que tomo mis converse del armario y decido dejarle entrar.

Al abrirle la puerta y ver su rostro, tiene una expresión de preocupación que hacía tiempo no notaba en él y me causo mucho ruido. Sin embargo trato de hacerlo reír.

-¿Qué sucede hermanito? ¿Te han asustado los fantasmas? o ¿Marie te negó una noche pasión por tus chistes malos?-

- JA, JA, JA muy graciosa hermanita ni la una, ni la otra bueno puede que la ultima si sea cierta pe....-

No lo dejo terminar de hablar porque estallo en una carcajada y caigo en mi cama con las manos en mi estomago sin poder aguantar la risa.

-Ay por Dios, ¿es en serio? No puede ser, y yo no lo decía en serio JAJAJAJAJA- vuelvo a estallar en carcajadas.

-Realmente prefiero que te rías de lo frustrado que estoy y que estés contenta, porque lo que vengo a contarte no va a agradarte nada- termina de decir y mi humor cambia.

-¿Qué sucede Jeremi? Suéltalo.-

Pero cuando abre la boca para decir una palabra, es interrumpido por mi madre que entra en mi habitación.

-Jeremi Allen y Coraline Elizabeth los va a dejar el autobús si no se dan prisa, faltan diez para las 7 y ustedes aquí arriba. Tu sin ponerte los zapatos aun y el muy relajado no te dice que ya casi es la hora. Así que, rápido o perderán el día.- Dice para luego salir de la habitación y dejarnos nuevamente solos.

Miro a Jeremi y noto que se forma una risita que no puede disimular.

-Creo que tendremos 50 años y nunca dejara de darnos los mismos sermones como el que acaba de darnos- dice sonriendo

-Hay cosas que nunca cambiaran hermanito- Digo y me uno a él con una leve sonrisa, que luego ya no está al recordar la duda de lo tiene que decirme.

Al notar mi rostro lleno de preocupación, alcanza a decirme – Te diré cuando vayamos camino a la parada de autobús, ahora termínate de ponerte los zapatos holgazana- me da un puñetazo en el hombro para luego salir de la habitación riéndose.

-¡Idiota! Me las voy a cobrar- grito y lo oigo reír por el pasillo.

Siempre voy a amar la confianza y la relación que tenemos, no la cambiaría por nada. Ahora mis pensamientos son un desastre, tratando de adivinar que será lo que está ocurriendo. Termino de atarme los cordones de las converse, tomo mi mochila y me veo por última vez en el espejo y pienso "en algún momento volverás a ser la de antes o mejor que eso".

Salgo de la habitación y bajo las escaleras para encontrarme con Jeremi con las dos tazas de desayuno esperándome para irnos. Nos despedimos de nuestra madre con un abrazo y salimos hacia la parada.

Cuando caminamos por la acera, subo la mirada y empiezo a contemplar todo. El día se encontraba hermoso a decir verdad, no esperaba ver el sol tan radiante a esta hora de la mañana. Cuando caigo en cuenta Jeremi está a diez pasos de mí y lo alcanzo trotando y este al notar que llego a su lado se ríe de mi diciendo:- ¿Nunca dejaras de asombrarte por todo lo que ves cierto?- y pasa su brazo por mi hombro derecho y me atrae hacia él para abrazarme, correspondo su gesto y paso mi brazo por su hombro y caminamos así, como cuando éramos niños. Cuando lo oigo soltar un suspiro de derrota y decido hablar.

- Muy bien hermanito, ¿qué es eso tan importante que tienes para decirme?- le menciono con insistencia.

- Bueno Cora, realmente no quería decírtelo porque sé que aunque no digas nada enfrente de los demás y todo el tiempo intentes mostrar una sonrisa, siempre has sido más demostrativa en tu mirada que yo y eso que soy el extrovertido de este par contra el mundo.- Bajo la mirada al oír esto porque no puedo contradecirlo y prosigue- Pienso en tus sentimientos y por eso es que estuve debatiéndome tanto si decírtelo o no, porque sé que aun le quieres y aun te duele, bueno lo que sucede es que Julián ha estado circulando ciertos rumores sobre ti, por toda la universidad-

Al oír esto lo miro estupefacta y la duda es inmediatamente respondida:- Como no ha logrado tener tu atención en todo este tiempo, ni has respondido a sus provocaciones, el anda diciendo que tú te estás acostando con media facultad de letras, y que él fue víctima de ti y tus engaños.- Mi rostro se desencajo totalmente y los ojos se nublaron y los cierro al instante al igual que formo puños con las manos de la impotencia.

No, no, no, no. No de nuevo. No dejaría que todo lo que haga me afectase, ya basta de tanto sufrir por Julián. Ya había tomado demasiado de mí y no dejaría que siguiera haciéndolo, no caería en sus provocaciones. Sin embargo, el dolor en el pecho me ardía una vez más y las lágrimas brotaban lentamente de mis ojos. Ya habíamos llegado a la parada y no había nadie más en ella. Como lo agradecía.

-Cora escúchame, recuerda que no eres nada de lo que él dice ¿okay? El solo es un pobre imbécil que no sabe qué hacer con su vida y no sabe lo que perdió. Eres grande hermanita, y le quedaste grande a él no lo olvides, no dudes de ello ¿sí?- menciona con dulzura mientras me abraza fuerte y tengo mi rostro contra su pecho, dejando de llorar. 

El siempre sabia como calmarme y como le agradecía aquello. Empieza con sus chistes malos y hacerme cosquillas, y termine estallando en carcajadas, cambiando mi humor y haciéndome olvidar todo aquello, sin dudas tengo el mejor hermano del mundo. En medio de las risas llega el bus y ambos subimos.

Believe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora