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—¡A donde vas hijo de puta! ¡Regresa!

Min YoonGi sonrió con insuficiencia llevando el maletín negro a su hombro y con la otra mando alzándole el dedo medio al hombre tatuado con sobrepeso que corría tras de él empuñando una navaja. Aceleró el paso cuando se vió cerca de la reja de salida, era alta y estaba cerrada con candado pero aun así de un salto alto la brincó cayendo al otro lado de rodillas, levantándose enseguida para continuar corriendo lejos de la residencia Familiar: Choi, una de las muchas pandillas enemigas de su padre.

La noche era particularmente fría, no había nadie en las calles a esas horas y solo podía escuchar su agitada respiración mientras huía y el tintineo de las joyas y diamantes dentro de la pesada maleta en su hombro.

«Padre estará orgulloso al saber que le robé su fortuna a los Choi, mucho antes que Park.»

Pensaba con una gran sonrisa mientras continuaba ansioso por llegar a su casa.

Sin embargo, a solo unas calles de donde estaba, se encontraba un Omega con cubre bocas que solo dejaba a vista sus ojos, haciendo algunos ejercicios de respiración y completamente concentrado a los mínimos sonidos de su alrededor.

Todo era silencioso para él, después de todo ya era tarde en la noche, nadie saldría a menos que quisiera ser asaltado... O bueno, eso creyó hasta que escucho los pasos apresurados de alguien corriendo en esa dirección.

«Touché»

Sonrío debajo del cubre bocas con altanería, pues quien era esa persona es realmente predecible para él. Sí, lo conocía muy bien para cometer el error de confundirlo.

Y Yoongi estaba tan concentrado en escapar lejos de aquella residencia que, en cuanto dobló la esquina y sintió una fuerte patada en su estómago, seguido de un agudo dolor que lo hizo llevar una mano allí y torpemente trastabillar hacia atrás con un gruñido dolorido y sorprendido, dejó caer al suelo la maleta viendo cuando levantó la cabeza al chico con cubre bocas a su frente. No sintió algún aroma o fragancia venir de él, supuso que quizás usaba supresores, pero el color ámbar de sus ojos  le parecían demasiado familiares. Yoongi lo conocía, y por los gruñidos de odio hacia su persona, supo que aquel chico que ahora se adueñaba de su mercancía, a él también.

—Vaya, vaya el gran Min yoongi golpeado y robado ¿Quién lo diría —sonríe debajo del cubre bocas viéndolo recomponerse del fuerte golpe — Creo que debería darte las gracias por robar a Choi, planeaba hacerlo de todas formas —tomó la maleta del suelo abriéndola para ver su contenido — Esto es mío... Y ya que estoy en modo misericordioso vete, no quiero golpearte más si solo por una simple patadita te pones así.

Una media sonrisa de burla con algo de dolor pasajero se reflejó en los labios de Yoongi cuando se hubo recompuesto del inesperado ataque.

Esa voz...

Sí, ya se hacía la idea de quién era aquel fuerte chico, y le divertía mucho el echo de que quisiera enfrentarlo.

Jimin disfrutó su momento de victoria rápida solo por unos minutos, pues con un ágil movimiento y aprovechando su interés en el contenido de la maleta, el alfa pateó esta con tal fuerza que cayó a unos cuantos pasos de ellos esparciendo las joyas por todo el asfalto, y haciéndole una llave a menor llevando sus manos tras su espalda sujetándolas con una suya y arrimandolo con fuerza contra su pecho para que no escapara. Y sintiendo un quejido de dolor por su parte volvió a sonreír al tenerlo bajo su merced.

—¿Crees que me asustan tus puños Park? Ni duelen tanto— soltó con sorna y cortante —¿Así crees que me asustas?

Susurró en su oído desde atrás, haciendo mas fuerte el agarré en sus muñecas.

—Claro que sí, seamos sinceros. Soy el único que... — gruñe tratando de zafarse — que te a podido golpear tanto hasta noquearte ¿Lo olvidas? —Con un empujón logra zafarse sobando sus enrojecidas muñecas— Si quieres pelear hagamoslo y veras a quien te enfrentas —propuso completamente decidido y rió — Además, quiero divertirme un rato contigo, como saco de boxeo

Esta vez no ganará ¿Quiere morir hoy? morirá...

Oyó el alfa bufar a su lobo haciéndolo reír. Miró fijamente a Park cruzándose de brazos.

—Bien. Quieres pelea, tendrás pelea— dijo volviendo a acercarse decidido —Solo una cosa, una condición — se colocó justo a su frente y con una mano le quitó de un tirón el cubre bocas para poder ver todo su rostro —Si gano, harás lo que yo te pida y quiera... Todo lo que yo desee ¿Te conviene?

Y a Jimin le gustaban los retos y tratos, sobre todo si tenía la certeza de que iba a ganar. Porque a pesar de ser un simple omega desde que tiene uso de razón a vivido sobreviviendo por su cuenta, haciéndose mas fuerte cada día deshaciéndose de su lado sumiso y no confiando en nadie. Ahora no se iba a negar a vencerlo, lo odiaba tanto como para hacerlo.

—De acuerdo —sonríe de lado —Pero si yo gano me darás todas las ganancias de tus trabajos empezando con eso —señala el maletín esparcido en el suelo — ¿Entiendes? y es la última ves que me tratas como basura ¿Tenemos un trato?

Yoongi asintió completamente de acuerdo.

—Muy bien —lo agarró del cuello de su chaqueta acercándolo unos centímetros a su rostro —Es un trato justo, no se puede ignorar.

Le devolvió la sonrisa ladina que hasta hace un momento Jimin le otorgaba.

Y no lo supo pero, de repente un tenue aroma a vainillas lo hizo aflojar su agarre y relajar su ceño que estaba fruncido. Su sonrisa desapareció, por un momento olvidó lo que estaba a punto de hacer...

Y Jimin sintió algo raro en su cuerpo que lo hizo no poder evitar mirar fijamente a Yoongi cuando una extraña sensación dentro de sus pantalones lo incomodó, arrugó el entrecejo confundido...

No podría ser su celo en esos precisos momentos ¿verdad?

¡El nunca había tenido uno!

¡Cielos! Esto no podía estar pasándole ahora.

Hide And Run! ›› YoonMin [Omegaverse]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora